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Natureza humana

versão impressa ISSN 1517-2430

Nat. hum. v.4 n.2 São Paulo dez. 2002

 

ARTIGOS

 

Instintos, generatividad y tensión en la fenomenología de Husserl

 

Instincts, generativity and tension in the phenomenology of Husserl

 

 

Roberto J. Walton

Universidade Nacional de Buenos Aires

Dirección para correspondencia

 

 


RESUMEN

El "Plan para el `Sistema de filosofía fenomenológica' de Edmund Husserl" (E. Fink) incluye una fenomenología de la protointencionalidad que a su vez comprende los protoimpulsos, lo inconsciente y la asociación como temas de una fenomenología progresiva. Mientras que la fenomenología regresiva parte de lo dado a fin de realizar un análisis desconstructivo, este tipo alternativo de fenomenología implica un análisis constructivo en relación con lo que no es dado en la intuición. El artículo procura desarrollar estas cuestiones en cuatro pasos, siguiendo un hilo conductor proporcionado por la noción de tensión. En primer lugar, se considera la fusión asociativa en tanto implica una tensión en el sujeto y da lugar a la constitución de objetos. En segundo lugar, se muestran las raíces de la tensión en una intencionalidad instintiva. En tercer lugar, se examina la relación entre instinto y protogeneratividad. En cuarto lugar, se pone de relieve la significación de estos temas para las nociones de patencia y latencia. Por último, se intenta vincular los conceptos husserlianos de tensión e intencionalidad con las nociones heideggerianas de carga y ser-en-el-mundo.

Palabras-clave: Impulsos, Inconsciente, Asociación, Intencionalidad, Ser-en-el-mundo.


ABSTRACT

The "Plan for Edmund Husserl's `System of Phenomenological Philosophy'" (E. Fink) encompasses a phenomenology of primal intentionality that in turn comprises primal impulses, the unconscious and association as themes of a progressive phenomenology. Whereas regressive phenomenology starts from the given in order to accomplish a deconstructive analysis, this alternative type of phenomenology entails a constructive analysis with regard to what is not given in intuition. The article attempts to develop these problems in four steps following a main thread afforded by the notion of tension. First, associative fusion is considered insofar as it implies a tension in the subject and brings forth the genesis of objects. Secondly, the roots of tension in an instinctive intentionality are shown. Thirdly, the relationship between instinct and primal generativity is examined. Fourthly, the import of these themes for the notions of patency and latency is disclosed. Finally, an attempt is made to link the Husserlian concepts of tension and intentionality to the Heideggerian notions of burden and being-in-the-world.

Keywords: Impulses, The unconscious, Association, Intentionality, Being-in-the-world.


RESUMO

O "Plano para o `Sistema de filosofia fenomenológica' de Edmund Husserl" (E. Fink) inclui uma fenomenologia da proto-intencionalidade que, ao mesmo tempo, compreende os proto-impulsos, o inconsciente e a associação como temas de uma fenomenologia progressiva. Enquanto a fenomenologia regressiva parte do dado com o fim de realizar uma análise desconstrutiva, este tipo alternativo de fenomenologia implica uma análise construtiva em relação com o que não é dado na intuição. O artigo procura desenvolver essas questões em quatro passos, seguindo um fio condutor proporcionado pela noção de tensão. Em primeiro lugar, considera-se a fusão associativa enquanto implica uma tensão no sujeito e dá lugar à constituição de objetos. Em segundo lugar, mostram-se as raízes da tensão numa intencionalidade instintiva. Em terceiro lugar, examina-se a relação entre instinto e protogeneratividade. Em quarto lugar, coloca-se em relevo a significação desses temas para as noções de patência e latência. Por último, intenta-se vincular os conceitos husserlianos de tensão e intencionalidade com as noções heideggerianas de carga e ser-no-mundo.

Palavras-chave: Impulsos, Inconsciente, Associação, Intencionalidade, Ser-no-mundo.


 

 

1. Cuestiones de método

En un texto sobre el problema del inconsciente, que se ha publicado como apéndice XXI de la Crisis, Fink señala que toda la esfera de la vigilia es el inevitable campo para ingresar en una explicitación analítica de la subjetividad, y destaca, por tanto, la necesidad de un análisis explícito de la conciencia antes de poder plantear el problema del inconsciente. Hay un largo camino metódico que va de los análisis intencionales elementales hasta una teoría intencional del inconsciente. Esto no implica una decisión previa acerca de que el inconsciente es una conciencia oscura que no ha despertado, es decir, un nivel previo (Vorstufe) o una estructura posterior (Nachgestalt) de la conciencia, ni una identificación de la vida con la conciencia. Implica poner de relieve que no se debe dar por presupuesto lo que es la conciencia, cayendo en la ilusión de un "darse inmediato de la conciencia" porque ello tiene como reverso explicaciones fundadas en una mitología del inconsciente. Una visión de lo que se quiere decir con esto lo encontramos en un pasaje del § 69 de la Crisis en el que Husserl afirma que el análisis de las modalidades del ser y la creencia que se desarrolla primariamente en el nivel de la conciencia tiene su correspondiente paralelo en el nivel de lo inconsciente. El texto alude en primer lugar a una variedad de manifestaciones en la intencionalidad de horizonte que acompaña a todo acto. En segundo lugar, Husserl incluye en esta horizonticidad intencionalidades inconscientes y añade una breve indicación de lo que ellas comprenden. Por último, Husserl se refiere al tema de las modalidades del ser y la creencia como un momento inherente a toda forma de intencionalidad, y cuya dilucidación solo puede efectuarse inicialmente a partir de actos conscientes como la percepción:

[...] en el concepto de conciencia-de-"horizonte", en la intencionalidad de horizonte, están incluidos muy distintos modos de una intencionalidad que, en el sentido común y limitado de la palabra, es "inconsciente", y que, sin embargo, es claramente coviviente y aun cooperante de muy distintas maneras, modos que tienen sus propias modalidades de validez y sus propios modos de transformarla. Además, como tiene que mostrar un análisis más preciso, existen intencionalidades "inconscientes". A ellas pertenecerían los afectos reprimidos del amor, la humillación y el resentimiento descubiertos por la reciente "psicología profunda" (con cuyas teorías no nos identificamos por ello) y los modos de comportamiento motivados inconscientemente por ellos. También ellos tienen sus modos de validez (certezas de ser, certezas de valor, certezas voluntarias, y sus transformaciones modales), y así viene de antemano en consideración para todos ellos lo que nos hemos aclarado en conexión con el ejemplo de la percepción.1

Como lo señala la VIª Meditación cartesiana, redactada por Fink con correcciones de Husserl, se diferencian dentro de la teoría fenomenológica una fenomenología regresiva y una fenomenología constructiva. La fenomenología regresiva se desenvuelve en dos pasos. En primer lugar, una estética trascendental procura una explicitación del fenómeno del mundo, es decir, una descripción de las estructuras noemáticas universales que en cuanto cogitata proporcionan los hilos conductores para la descripción correlativa de las cogitationes, es decir, los modos de conciencia en la vida trascendental. En un segundo paso, la analítica trascendental consiste en una pregunta retrospectiva que va de las cogitationes a los estratos constituyentes profundos de la vida trascendental. Por su parte, la fenomenología constructiva, que se corresponde con la dialéctica trascendental de Kant, comprende la totalidad de todas las teorías fenomenológicas que se ocupan de lo no dado de un modo intuitivo, es decir, que trascienden por medio de construcciones motivadas los datos de la vida trascendental. La fenomenología constructiva tiene que plantear y responder, entre otras, a las preguntas trascendentales por el comienzo y el fin de la constitución egológica e intersubjetiva del mundo. Se ocupa de problemas marginales de la fenomenología regresiva, es decir, de problemas que no son solucionables en ella porque escapan a lo dado por medio de la intuición. Procede de un modo constructivo, y recibe su motivación en las dificultades con las que se encuentra la fenomenología regresiva.2

Según Husserl, las formaciones de nuestro propio pasado que son inaccesibles en la reflexión y en la rememoración solo se pueden poner de manifiesto por el rodeo de las estructuras de conciencia de otros niños que encontramos en el presente. Esa interioridad de otros niños no se da en una experiencia original e inmediata sino por medio de una presentificación basada en su comportamiento corporal. Pero nos permite por analogía llegar a la reconstrucción de las formaciones de nuestro propio pasado: "Las representaciones que formo para ello son analogizaciones cuyo prototipo reside para mí en los niños del nivel infantil inferior que conozco en mi mundo maduro [...]".3 Husserl se refiere a un "nacimiento trascendental" o "comienzo del yo trascendental despierto" como "presupuesto originario para la génesis trascendental". No se trata del nacimiento habitual del niño mundano porque el niño que nace es "yo ya experienciante de un nivel superior, tiene ya adquisiciones de experiencia a partir de la experiencia materna, tiene ya sus percepciones con horizontes perceptivos".4

En el "Plan para el `sistema de filosofía fenomenológica' de Edmund Husserl", que Fink escribió y presentó a Husserl en 1930, aparece una sección que lleva el título "Fenomenología de la protointencionalidad (fenomenología de los `instintos')" y comprende los siguientes temas:

a) La protointencionalidad aún indiferenciada: la resultante constitución del ser como bien. Formación de los espacios de juego de las kinestesias. La finalidad intencional del protoimpulso, el problema de lo "inconsciente". b) Fenomenología de la protoasociación: las formas de unidad preónticas de los campos hyléticos. Fenómenos de fusión y particularización en la esfera protopasiva.5

Esta sección aparece como desarrollo de una fenomenología progresiva que se identifica con la ya mencionada noción de fenomenología constructiva. Fink destaca su carácter de análisis constructivo (Aufbau-Analyse) en contraste con el análisis desconstructivo (Abbau-Analyse) de la fenomenología regresiva. Frente a la fenomenología genética como teoría de las habitualidades y su protoinstitución - de las que se ocupa en un análisis regresivo -, la fenomenología progresiva o constructiva no considera tales sedimentaciones y su génesis porque carece de estos hilos conductores para el análisis. Husserl enuncia algunos temas relacionados con lo inconsciente y señala el modo en que se debe proceder en el siguiente pasaje de un manuscrito que lleva el título "Monadología" y constituye el anexo XLVI de Husserliana XV:

Lo inconsciente, el subfondo sedimentado de la conciencia, el dormirse sin sueño, la estructura natal de la subjetividad, o sea, el ser problemático antes del nacimiento, la muerte, y el después de la muerte. [...] Tenemos entonces bajo el título de ser latente no algo encubierto, algo velado, que se deja desvelar, que tiene un en-sí mismo, que en cuanto tal es experienciable y explicitable según características en experiencias particulares. [...] Toda esta esfera es una esfera de la reconstrucción, a saber, de la reconstrucción que retrocede de lo patente a lo latente, siguiendo su modificación. Pero hay reconstrucción de aquello que es conciencia, que en cierto modo es experiencia de una subjetividad experienciante, que, sin embargo, no es activamente experienciante en un modo que posibilitara una efectiva comunicación y legitimación de ser, y eso por principio. Así para la vida psíquica del protoniño (das urkindliche Seelenleben). Pero es y es evidentemente reconstruible (en una determinación solo `vaga') y es efectivamente con el sentido de ser que la reconstrucción le asigna. Es como una conciencia, un ser-para-sí, solo accesible así intersubjetivamente.6

 

2. Asociación y evocación

La intencionalidad se caracteriza en términos generales por un apuntar-hacia (Abzielen) cuyo cumplimiento (Erfüllung) reside en la vivencia del estar-junto-a-la-meta misma (bei-Ziel-selbst-sein), es decir, en el alcanzar (Erzielen). Todo cumplimiento de una intención significativa vacía tiene un doble sentido porque entraña tanto una impleción o plenificación como una distensión (Entspannung) de una aspiración cuando se alcanza la meta.7

Este sentido más general de tensión, coextensivo con el de intencionalidad, recibe una determinación más precisa con el análisis de otros fenómenos. Siguiendo el programa del apéndice XXI de la Crisis, cabe analizar primero el tema de la tensión en el nivel de la conciencia para avanzar luego a su tratamiento en el terreno del instinto. Por eso me ocupo en este apartado de aspectos vinculados a la fenomenología regresiva, y dejo para el apartado siguiente los temas que se asocian con la fenomenología constructiva.

Una de las determinaciones más precisas de la tensión concierne a los estímulos de los datos hyléticos. Ellos implican una tensión cuando, al constituirse por medio de la asociación, ejercen "una atracción, que se distiende en el volverse-hacia (Zuwendung) del yo y a partir de ahí se continúa en una aspiración por [...] una toma de conocimiento, la consideración más precisa del objeto".8 En este plano del análisis lo inconsciente está presente en la forma de aquello que no ejerce atracción sobre el yo.

Husserl distingue grados en las operaciones de la asociación. Ante todo se encuentra la asociación originaria (Urassoziation) de la que depende una estructuración del presente viviente en diferentes niveles según la cercanía o lejanía del enlace. La protoasociación constituye en primer lugar los datos sensibles. Tiene su fuente primaria en el contenido protoimpresional y en las evocaciones que parten de él en dirección a otros contenidos impresionales en el horizonte de simultaneidad y al contenido de las retenciones y protensiones en el horizonte de sucesión. Es posible en virtud tanto de la semejanza entre los términos de la asociación como de su contraste con respecto al trasfondo, y recibe el nombre de protoasociación por su analogía con las relaciones asociativas que tienen lugar, como veremos, en la esfera de la rememoración. Husserl compara este despertar asociativo con la situación en que aumenta su intensidad una luz que se encuentra dentro de una hilera de luces. Entonces parte de ella una evocación que se extiende a las restantes luces, y de ese modo su mayor luminosidad beneficia toda la serie. Esto significa que, en un horizonte de simultaneidad, la mayor irradiación de una luz se transfiere a todo el conjunto. Y lo mismo sucede con respecto a la sucesión. Si se destaca un sonido con más intensidad en el transcurso de una melodía, eso da lugar a una evocación que se orienta hacia la serie de sonidos de los que aún se tiene conciencia en la retención viviente, y también hacia el futuro, de modo que nuevas formaciones sonoras llegan a ser objeto de un interés temático. Análogamente, a partir de una impresión originaria, la síntesis se propaga hacia otras impresiones y fases, es decir, hacia retenciones y protensiones inmediatas de contenido homogéneo. Una vez asociados, los momentos del fluir temporal se entrelazan, fluyen unos en otros en una suerte de superposición, y pueden afectarnos como un dato unitario. La unidad produce una vivificación por la que el conjunto nos afecta y queda incluido en la esfera del presente viviente. Así, en tanto fenómeno de la esfera de la pasividad que antecede a la intencionalidad del yo activo, se despliega una "intencionalidad de la asociación".9

La fusión asociativa es, pues, lo que explica la génesis del dato hylético. Este se revela como una totalidad de momentos que remiten unos a otros por su homogeneidad y de ese modo generan el espesor y la vida propia de la que proviene la fuerza de su afección. Además de este horizonte interno, tiene un horizonte externo porque el poder afectante depende también de la magnitud de la diferenciación con respecto al trasfondo. Por eso el contraste es un "fenómeno originario".10 El carácter relativo de la unidad hylética respecto de otros datos y el campo del que emergen obliga a distinguir entre la afección efectiva y la tendencia a la afección, es decir, la potencialidad de afectar que está enraizada en la situación perceptiva global y emite rayos débiles que no alcanzan a atraer al yo y, por tanto, pertenecen a la esfera de lo inconsciente. En virtud del carácter relativo de la afección, lo que afecta puede dejar de estimular al yo, y lo que no afecta puede convertirse en atracción. Como una pura nada en el orden de la afección no puede convertirse en un elemento afectante, Husserl concluye que lo que no afecta al yo en un determinado presente no puede ser totalmente ajeno a la afección sino que debe poseer una tendencia hacia ella. Además, por tratarse solo de una tendencia, insiste en que el fluir hylético y las fusiones que en él se producen son tan solo la condición de la afección. Hay unidades hyléticas explícitas que se destacan y afectan efectivamente, y unidades hyléticas implícitas que no afectan, pero pueden hacerlo en circunstancias favorables. Estas no son otras que el grado de fusión interna y de contraste externo. Solo lo que afecta está presente al yo como algo constituido en la conciencia, y con respecto a lo que afecta efectivamente se debe distinguir entre lo dado y lo meramente predado, según que el yo se vuelva o no receptivamente hacia lo constituido en la pasividad hylética a fin de convertirlo en un objeto en sentido estricto.11

De este modo, dentro de las formas abstractas de la coexistencia y la sucesión, surgen fusiones de contenidos en el presente viviente por medio de un enlace inmanente, es decir, una síntesis que se produce en la conciencia. Los datos exhiben un parentesco, que, al presentar una gradación desde la mínima semejanza hasta la completa igualdad, establece unificaciones más o menos acabadas. Como la fuerza afectante de cada unidad hylética se propaga hacia las demás en una transmisión asociativa, cada presente viviente exhibe un relieve que cambia constantemente e implica a la vez la unidad y la posibilidad de aumentos o disminuciones de modo que los momentos singulares pueden sobresalir o desvanecerse:

En todo presente viviente abarcado universalmente con la mirada tenemos naturalmente un cierto relieve de advertibilidad (Merklichkeitsrelief), un relieve de notabilidad (Bemerksamkeit) y atención (Aufmerksamkeit). Se distingue ahí, pues, trasfondo y primer plano. El primer plano es lo temático en el sentido más amplio. Lo nulo en la advertibilidad reside en una vivacidad del tener conciencia, eventualmente considerable pero que no suscita en el yo ninguna tendencia particular como respuesta, no se abre paso hacia el polo yo.12

Paralelamente, los datos hyléticos dejan de ser un contenido meramente inmanente y se desplazan hacia el lado noemático de la conciencia. Aparecen a la vez como "productos de una síntesis constitutiva" y una "capa abstracta en las cosas concretas".13 De este modo se atenúa la diferencia respecto de la objetividad constituida, y la noción de una aprehensión noética que lleva a cabo una animación e interpretación tiende a pasar a segundo plano.

Este análisis de la percepción se refleja en la distinción entre tres estadios de una "protointencionalidad pasiva" respecto de la cual no se presentan aún objetos: 1) un campo del predarse pasivo; 2) la afección que las unidades que se destacan en el campo pueden llegar a ejercer sobre el yo; y 3) el volverse-hacia del yo que conduce a la captación del objeto. Es necesario diferenciar, en el caso de las afecciones, entre "una última protoafección (esto es, protosentimiento) y una ulterior afección; la protoafección de no-objetos, de unidades intencionales (preobjetivas), y la posterior afección de unidades apercibidas y finalmente de unidades-objeto".14 Toda percepción presupone que, sobre el trasfondo de un campo, se destaque previamente algo que incita a ser captado y sobre lo cual puede volverse el yo en una operación objetivante. Según la intensidad con que se destaca sobre el trasfondo predado, la unidad preobjetiva afecta en mayor o menor grado, y el yo puede recibir el estímulo para el volverse-hacia. Entonces se contraponen aquello que se impone como un dato sensible y el yo al cual se impone. Si bien no se puede hablar aún en sentido propio de un objeto hasta que el yo se vuelve hacia lo que se le impone con intensidad, Husserl se refiere a una "tendencia al pasaje del objeto intencional desde la condición de trasfondo-del-yo (Ichhintergrund) al frente-al-yo (Ichgegenüber)".15 Esta tendencia puede tener diversos grados de fuerza en la atracción que lo dado ejerce sobre el yo y correlativamente en el ser atraído o afectado del yo mismo. Por su parte, el volverse-hacia del yo es un proceso intermedio que termina con la captación (Erfassung) cuando el yo acoge lo que le es predado en la afección mediante una receptividad que se presenta como el nivel inferior de la actividad. Sobre esta captación se deben señalar dos cosas. En primer lugar, no tiene los caracteres asignados a la aprehensión noética en la fenomenología estática porque se enfrenta con una dato material que ejerce una atracción y está ya organizado. Por eso tiene más bien el carácter de una constatación que el de una interpretación. En segundo lugar, la tendencia que culmina en ella se continúa en una tendencia orientada hacia la explicitación del horizonte interno del objeto.

Según Husserl, el yo no es un "polo muerto de identidad", sino que está implicado en afecciones y captaciones activas. Es un centro funcional que opera en lo actos que constituyen su medio de vida. A través de ellos se dirige a los objetos a la vez que es atraído y motivado por estos a la actividad. Por un lado, el yo es un "punto de irradiación" que se vuelve hacia el objeto y orienta hacia él un rayo intencional. Por el otro, es un "punto de incidencia" a cuyo encuentro vienen rayos que avanzan en una dirección contraria, es decir, afecciones que lo atraen con una mayor o menor insistencia y motivan un cambio de orientación. El yo experimenta estímulos de los objetos que se encuentran en el trasfondo y, si deja que se intensifiquen, puede pasar a la captación explícita de lo antes implícito en el horizonte. En tanto sujeto de la afección y de la captación activa, el yo se encuentra despierto. Pero puede estar también adormecido cuando deja de operar y no reacciona ante las afecciones. Este letargo implica un estadio en que el sujeto no se distingue del objeto, esto es, en que "todo ha fluido indiferenciadamente uno-en-otro (alles ist ungeschieden ineinander geflossen)".16

Una vez que los objetos se han constituido, aparecen nuevos tipos de asociación entre los objetos anteriormente percibidos y la experiencia actual. El segundo grado de la asociación es la evocación que se orienta retrospectivamente hacia las retenciones oscurecidas. Debemos tener en cuenta que Husserl llama representaciones a las intenciones orien-tadas objetivamente, y que estas comprenden: (1) las presentaciones o percepciones; (2) las presentificaciones, es decir, representaciones intuitivas o plenificadas de carácter no perceptivo; y (3) las retenciones, protensiones y apercepciones, es decir, las representaciones vacías. En tanto representaciones vacías orientadas objetivamente, las retenciones configuran en primer lugar un horizonte viviente del ahora. Pero luego, al desplazarse hacia el trasfondo de la conciencia, pierden su vivacidad, capacidad afectante y referencia objetiva hasta llegar al punto cero de la indiferenciación en un "horizonte nulo de afección".17 Se convierten aparentemente en una nada al hundirse en el ámbito del olvido como representaciones no solo vacías, sino también indiferenciadas e inanimadas por esa falta de orientación hacia una objetividad. El siguiente pasaje de Husserl distingue este caso del anterior en que lo inconsciente está representado por lo que no puede ejercer una afección eficaz sobre el yo:

Este es el olvido originario, lo retencional que ha llegado a ser "inconsciente", lo recién pasado que ha llegado a ser inconsciente. Otro inconsciente es lo ya de antemano no distinto, aun cuando intuitivo, la esfera perceptiva - y ya la protoimpresional -, que es sin la fuerza de la propia afección.18

Por eso es necesario que desde el presente partan evocaciones a fin de que las retenciones se destaquen sobre un trasfondo indiferenciado: "El reino infinito del olvido es un reino de vida `inconsciente', que puede ser evocado siempre de nuevo".19 Pero las retenciones no pierden por ello en un primer momento la condición de representaciones vacías. Al establecer una síntesis entre el presente y el pasado encubierto, la asociación avanza hacia el horizonte de lejanía de un modo que Husserl compara con el abrirse camino a través de la niebla. Hace emerger lo que ha retrocedido o se ha hundido con repecto al campo de presencia en un proceso que tiene lugar sin la participación del yo - si bien eventualmente puede haber para ello una incitación de sus intereses. Se trata de una síntesis pasiva en que lo actual aparece como elemento motivante y lo evocado como elemento motivado. Así, un pasado retenido cuyo contenido objetivo y consiguiente fuerza de afección se ha desvanecido, experimenta un aumento en ese poder en virtud de que es despertado a partir de la esfera impresional que instituye un "relieve afectante" sobre una "esfera de horizonte muerta o más bien dormida".20

Un nuevo grado de la asociación da lugar al pasaje de las retenciones evocadas a las intuiciones reproductivas o rememoraciones. El pasaje refleja la tendencia de las representaciones vacías a plenificarse en presentificaciones. La retención puede considerarse como una intención o mención previa con la advertencia de que no apunta hacia un futuro temporal sino que se orienta hacia el pasado y se confirma en la rememoración, que, como recuerdo activo o secundario, solo es posible porque está precedida por la evocación asociativa:

Por tanto, se debería decir: también rememoraciones de trasfondo "que irrumpen" (imágenes recordativas) tienen su motivo en una actividad, aun cuando momentáneamente pospuesta, sin embargo viviente. El llegar a ser afectante de lo encubierto puede ser motivado por intereses secundarios e indirectamente. Aquí hay mucho que considerar. ¿¡Intuiciones recordativas desvelantes en el trasfondo!? ¿Sueño?21

Sobre estas representaciones más primarias del pasado se funda el nivel ulterior de la asociación inductiva que opera en la génesis de las protensiones que poseen una estructura determinada. No se trata de meras anticipaciones vacías, sino de representaciones de segundo grado en que se reproduce el contenido de las representaciones del pasado. Son intenciones anticipadoras que se delinean de acuerdo con el estilo de las experiencias anteriores. La experiencia pasada induce, bajo la forma de un predelineamiento, un modo de aguardar la experiencia futura. La fuerza de la anticipación en este horizonte inductivo aumenta con la reiteración de experiencias semejantes. La anticipación exhibe grados porque su fuerza aumenta con el número de casos inductivos convergentes, es decir, experiencias que transcurren de acuerdo con el mismo estilo. De este modo, a través de la sedimentación de las operaciones ya efectuadas, se configuran las habitualidades adquiridas. Pero lo que aquí interesa sobre todo es que a ellas anteceden las habitualidades originarias o instintivas.

 

3. Tensión e instinto

Otra especificación de la tensión se produce con el análisis del movimiento. Husserl distingue entre kinestesias en la función no-práctica y kinestesias en la función práctica. Por un lado, se encuentran las kinestesias que operan de un modo meramente perceptivo y contribuyen a la constitución de un mundo de cosas que varía en tanto unas ingresan y otras egresan del campo perceptivo. Husserl se refiere en este caso a funciones kinestésicas constituyentes, y en ellas aparece ya el fenómeno de la tensión aun en los movimientos más simples, cuando los ojos giran dejando de mirar hacia delante.22 Por otro lado, se encuentran las kinestesias que operan prácticamente y configuran el mundo dado perceptivamente. Este movimiento requiere un suplemento de tensión o un incremento de fuerza que se vincula con la circunstancia de tener que hacer frente a resistencias. Husserl aclara que no se trata de dos tipos separados de kinestesias sino de dos maneras de operación conjunta de las múltiples kinestesias que integran el sistema total. Por tanto, cada kinestesia tiene dos momentos: el momento de la posición kinestésica según la situación del sistema, y el momento de la tensión de la fuerza (Kraftspannung). Correlativamente, hay que distinguir entre lo que es a partir de la mera experiencia y lo que es a partir de una finalidad práctica.23

A partir de este análisis del movimiento podemos avanzar en dos direcciones en la especificación de la tensión. Una nos encamina a actividades más complejas del sujeto. Puesto que el movimiento corporal es una protopraxis que coopera en toda otra praxis, es decir, es el punto de partida de toda actividad, Husserl puede afirmar que "todas mis acciones tienen la forma de sucesos que tienen su lugar originario (Urstätte) en el cuerpo propio, como el que muevo kinestésicamente, empujo, etc., y a partir de ahí siguen influyendo en el resto de mundo".24 Con ello pasamos a los modos de la voluntad que Husserl distingue de las kinestesias, pero de tal modo que estas "se constituyen como caminos de la voluntad hacia fines (als Willenswege auf Ziele hin), en la aspiración activa hacia algo (im aktiven Streben auf etwas hin), se convierten en caminos ensayados, en caminos que se han de recorrer según las capacidades [...]".25 Con estas aspiraciones de la voluntad pasamos a la vida de las metas y los intereses, al mundo de las acciones y las adquisiciones en tanto fines cumplidos que sirven como presupuestos para nuevas metas o fines. Se abre un "horizonte de satisfacciones futuras"26 al que no son ajenas obstrucciones y perturbaciones que requieren una superación, al igual que la exigen los movimientos que se topan con la resistencia de las cosas materiales. Con ello ya nos nos encontramos con el mundo percibido como mero correlato de los movimientos corporales, o el mundo de las cosas materiales como escenario para acciones causales del cuerpo propio en tanto cosa material, sino con el mundo de la vida en tanto horizonte de metas e intereses.

En una dirección inversa, podemos considerar la raíz última de toda tensión en una intencionalidad de carácter instintivo que está en la base de, y predelinea, toda constitución de la naturaleza, toda acción humana y toda relación con el otro: "La primordialidad es un sistema de impulsos (Triebsystem)".27 Para un análisis genético de la intencionalidad de horizonte, es necesaria una interrogación retrospectiva por los diferentes estratos en los que se ha organizado la conciencia de horizonte. Por eso Husserl señala: "En mi presente trascendental está implícito mi pasado trascendental y todos los niveles de mi ser `infantil' trascendental con mi `mundo' en cada caso correlativamente constituido".28 Así se llega en última instancia a un horizonte inicial originario como base subyacente para la constitución del mundo. El análisis genético desvela diversos estratos en relación con un desarrollo paralelo del mundo y el yo, y alcanza el nivel inferior de una hyle primigenia y del emerger de un yo que se vuelve hacia ella en un primer acto. Nos encontramos en este retroceso ante una constitución instintiva del mundo que se orienta en un nivel preyoico hacia una naturaleza y una intersubjetividad primigenias. Sobre este fundamento será posible luego una percepción objetiva de la naturaleza y una empatía de otros sujetos. A partir del nivel primigenio se despliegan niveles ulteriores de constitución que responden a metas e intereses, y en que la naturaleza como núcleo del mundo queda revestida de sentidos personales. A fin de rastrear la marcha de la constitución desde los comienzos, Husserl propone un "método de la reconstrucción", al que caracteriza en los siguientes términos:

En la pregunta retrospectiva genética construimos como comienzo el campo previo aún carente de mundo y el pre-yo (das noch weltlose Vorfeld und Vor-Ich), que ya es centro, pero aún no `persona', y mucho menos persona en el sentido habitual de persona. [...] podemos en una consideración abstractiva [...] considerar cómo se tendría que construir un comienzo genético, que en todo caso traería ya hyle y sentir; pero también un polo-yo como polo de afección y acción.29

Y formula al respecto una serie de preguntas que conciernen al entrelazamiento de un método regresivo con un método progresivo, a la posibilidad de retroceder a lo desconocido, y a las analogías entre la reconstrucción del nacimiento y la muerte:

¿Cómo conduce el interés regresivo de la pregunta retrospectiva tan lejos que se alcanza el comienzo concreto para el cuestionamiento progresivo? ¿Tiene un sentido poner en el "comienzo" ya la naturaleza y en general un mundo que es aún totalmente desconocido pero ya se encuentra horizónticamente en la sensibilidad? Cuanto más retrocedo en el recuerdo, tanto menos conocimiento del mundo tenía yo, pero siempre tenía ya conciencia de y aparecía un mundo espacio-temporal. ¿Hasta dónde se deja desconstruir ahí el conocimiento del mundo? Hasta dónde puedo tomar conciencia retrospectivamente de que tenía yo siempre ya cosas, siempre ya mundo circundante, siempre ya lo conocido y lo conocido. [...] ¿Puedo yo retroceder a un horizonte absolutamente desconocido? La pregunta retrospectiva conduce al problema fundamental de la formación del concepto "horizonte" [...].30

Toda protoasociación, protointencionalidad solo es explicitada por desconstrucción y reconstrucción - ¿y la muerte?31

Pero ¿hasta dónde se extiende tal reconstrucción respecto del nacimiento (y eventualmente antes del nacimiento) y la muerte (después de la muerte)? ¿Se trata de reconstrucciones que deben seguir la analogía con el ser sedimentado (el `inconsciente' en nuestra esfera de conciencia) [...].32

Las capacidades adquiridas de la vida del yo están precedidas por habitualidades instintivas originarias. Además de ser sujeto de habitualidades, el yo es sujeto de instintos que preceden a toda génesis. Husserl se refiere a una intencionalidad universal cuyo despliegue conduce al mundo como un horizonte universal que resulta de la explicitación del "horizonte universal del instinto".33 En relación con esta intencionalidad que rige el desarrollo de la subjetividad desde sus primeros momentos, Husserl enuncia como temas de análisis fenomenológico los instintos como impulsos no satisfechos con sus orientaciones hacia la satisfacción, los horizontes que estas tendencias instintivas predelinean, la anticipación de determinados modos de satisfacción o impleción, sus fines terminales o intermedios, la organización escalonada de estos fines, los debilitamientos e interrupciones que experimentan, la organización de los impulsos en un complejo sistema, la satisfacción como gozo y posterior saciedad, la transformación de la saciedad en hambre, las necesidades y gozos primigenios, etc. El conjunto de los instintos configura una disposición originaria del yo que está presupuesta en toda constitución ulterior. Un tercer nivel se añade, pues, al estadio de un yo como polo de irradiación de actos y al estadio del fluir de los protoactos que los actos suponen. Como condición de un orden egológico, el fluir remite a un trasfondo pre-egológico configurado por un sistema primordial de impulsos:

El análisis estructural del presente primitivo (el fluir permanentemente viviente) nos conduce a la estructura yoica (Ichstruktur) y a la constante capa inferior, que la funda del fluir sin yo (ichlöses Strömen), que, por medio de una pregunta retrospectiva consecuente por lo que también hace posible a y presupone la actividad sedimentada, retrotrae a lo radicalmente pre-egológico (das radikal Vor-Ichliche).34

Husserl diferencia dos cuestiones. Por un lado, el yo de los actos y las habitualidades es lo que es en el fluir y presupone la autoconstitución de los actos en cada presente viviente. Por el otro, es el resultado de procesos pasados que responden a instintos y configuran una dimensión pre-egológica. Esta segunda dimensión nos remite retrospectivamente a un desarrollo ontogenético y filogenético. Es importante advertir que la indagación retrospectiva que ha de conducir al esclarecimiento de un horizonte primigenio difiere de aquella que tiene lugar en el marco de un mundo ya adquirido a fin de poner de relieve las funciones constituyentes de la subjetividad. De manera que la constitución de un mundo articulado tiene un doble sentido. La remisión a lo primigenio no es solo una referencia a la historia pasada del yo, sino que tiene lugar en cada presente en razón de que el curso indiferenciado subyace a las sensaciones y actos que se articulan a partir de él. Esto significa que el yo de los actos y las habitualidades no solo remite a una génesis en el pasado, sino que es lo que es como consecuencia del fluir actual dentro del cual está presupuesto un proto-yo (Urich) como un momento último del cual aún no irradian actos. Los objetos diferenciados suponen un contenido sensible hacia el que se vuelve el yo para aprehenderlos, pero este contenido no puede ser un elemento último porque responde a una configuración a través de síntesis temporales, asociativas y kinestésicas. De lo configurado o diferenciado en ellas se debe distinguir lo configurante o diferenciante, que, por no estar sujeto a una configuración, es un comienzo absoluto e indiferenciado. De un lado está el contenido que se constituye y del otro el curso constituyente centrado en el proto-yo como instancia que está fuera de lo constituido porque, según hemos visto, instituye el marco dentro del cual aparecen las diferenciaciones.

La explicitación del protohorizonte debe ser contemplada en conexión con la aprehensión de la primera hyle. Por un lado, el protohorizonte es solo un horizonte vacío, que no incluye ninguna remisión determinada, pero en el cual se encuentra latente el horizonte del mundo. Por el otro, la primera hyle comienza a plenificar tal horizonte vacío y por ende a construir un mundo. Así, dos vías pasan por la primera hyle y el horizonte vacío en el retroceso a la base del primer acto. Son correlativas porque el horizonte desarrollado del mundo solo puede surgir a partir del protohorizonte en razón de que la primera hyle plenifica lo vacío y configura la base para las unidades objetivas. En conexión con estos temas tenemos que considerar el pre-yo (Vor-Ich) como un yo anterior al desarrollo de habitualidades instituidas por el comportamiento yoico. El pre-yo opera como un centro de afección que proporciona un punto de unidad en torno del cual se lleva a cabo un proceso primigenio de asociación que, al unificar el material hylético en el curso del tiempo, posibilita una afección dirigida al yo. Este nivel genético inferior en la constitución del mundo es descrito por Husserl en los siguientes términos:

El primer acto -¿cuál es su "base" (Unterlage)? El yo tiene ya el "horizonte del mundo" - el horizonte inicial originario (der uranfängliche Horizont), en el cual el horizonte humano del mundo ha nacido implícitamente [...]. El protohorizonte (Urhorizont), la masa hereditaria, es en su sentido primigenio horizonte vacío. La primera hyle, lo primariamente afectante, se convierte en lo primeramente captado, en el primer volverse-hacia, es el primer tema como lo primariamente plenificador.35

La tarea de retroceder a la dimensión originaria de la subjetividad conduce a la protosensibilidad de un pre-yo, dotado de habitualidades instintivas y originarias, que operan con anterioridad a las habitualidades que provienen de los actos y son adquiridas por el yo a lo largo de su vida.

Así, el yo se presenta como "sujeto de las capacidades, de las habitualidades, [...] de los instintos permanentes que son `innatos' y anteceden a toda posible génesis".36 El retroceso prosigue en la dirección de un desarrollo filogenético que incluye mónadas preinfantiles, a saber, mónadas animales y pre-animales.37 El protoniño (Urkind) tiene su herencia y su desarrollo en el cuerpo de la madre, pero, en tanto recién nacido, no dispone aún de una temporalidad desarrollada en el sentido de que no tiene rememoraciones. Por eso está limitado al flujo de protensiones, retenciones y protoimpresiones así como a las habitualidades originarias que configuran una "preadquisición" (Vorerwerb).38 Estas habitualidades instintivas anteceden a las habitualidades que se producen por la sedimentación de los actos y por ende presuponen la rememoración. Y dan cuenta en última instancia del avance protensional ya que se reflejan en intenciones anticipativas. En el estadio que consideramos no se va más allá de datos de sensación, sentimientos sensibles, vivencias impulsivas, inclinaciones, tendencias ciegas y oscuras, representaciones ocultas, disposiciones para representaciones, etc. Todo esto constituye la "protoposesión" (Urhabe) del yo, esto es, un "protocomponente de sensibilidad" para un "yo pensado en forma puramente pasiva".39

En virtud de las habitualidades instintivas se encuentra "predelineada para mí la constitución del mundo".40 En la medida en que se traduce en sistemas kinestésicos e implica un principio de asociación de las afecciones, el impulso instintivo permite que cada sujeto lleve a cabo una constitución de la naturaleza. Husserl observa que la pregunta retrospectiva nos conduce finalmente a una "protoestructura" (Urstruktur) configurada por la protohyle, la protokinestesia, el protosentir y el protoinstinto.41 Lo que Husserl quiere explorar es una estructura primaria integrada por un componente exclusivamente hylético, un sentir sensible configurado por el agrado o desagrado que provoca - esto es, un interés o desinterés en el ser atraído por este material hylético -, y el movimiento kinestésico que lo motiva. Y no deja de aclarar que en este nivel no se puede hablar de intencionalidad en el sentido de la conciencia de un objeto. Por eso procura aclarar los nexos entre estos tres elementos. Por un lado, ahondando la relación de motivación entre datos hyléticos y kinestesias, conecta los transcursos kinestésicos y los instintos de modo que estos se reflejan en aquellos. Por otro lado, trata de poner de manifiesto un nexo entre el sentir y la hyle, es decir, destacar el papel del sentimiento en la configuración de la sensación. Solo una relativa situación de agrado permite el marco de normalidad que da lugar a una proto-objetivación de la naturaleza. Si bien aclara que no es el sentir el que afecta, sino el dato hylético - el ser atraído no es mero asunto del sentir -, Husserl pone de relieve su intervención como motivo que lleva a un volverse del yo hacia un material sensible a fin de convertirlo en aparición de un objeto. Mientras que el contenido hylético es extraño al yo, el sentir es propio del yo. Y no hay afección de una hyle meramente sensible. Ella solo puede estimular al yo si el yo es sintiente. De manera que lo hylético puede afectar al yo porque el sentir le confiere un cierto valor o desvalor, y una gradualidad en el sentir corre paralela con una gradualidad en la afección, esto es, una variación en la atracción o rechazo ejercida sobre el yo. A la afección dirigida hacia el yo del lado de los datos hyléticos corresponde del lado del yo un sentirse atraído o rechazado en la forma de un placer o desplacer motivado por ese material. En este contexto, Husserl se refiere a un sentir total (Gesamtgefühl) y a un pre-sentir (Vor-Gefühl) que se convierte en sentir efectivo cuando el yo se vuelve hacia la hyle dejando atrás el estadio de la protoafección de unidades que no han alcanzado aún la condición de objetos.42

Asimismo, con los instintos, se dispone genéticamente de un presupuesto o condición para la empatía. Puesto que "una conexión que se configura instintivamente de un modo originario", la madre no tiene que aprender a comprender al niño sino que "comprende desde un comienzo el ser-niño, el ser-niño-de-la-madre a partir de su propio pasado, en el cual está oculto para ella la realización de esta comprensión y no se tiene que evocar de nuevo por medio de algún tipo de recuerdo".43 Esta relación instintiva ya dada entre empatizante y empatizado es un presupuesto para la empatía. Ella es posible no solo en virtud de una estructura común de experiencia entre la subjetividad empatizante y la subjetividad empatizada sino también gracias a un nexo instintivo. Esta cuestión nos lleva a un análisis de la generatividad.

 

4. Instinto y generatividad

Husserl se ocupa de la cuestión de la generatividad en el § 61 de la Vª Meditación cartesiana al poner de relieve el carácter limitado de una investigación referida al ego en su primordialidad:

[...] con esto, por cierto, no se rozan aún los problemas generativos [...] referentes al nacimiento y la muerte, y al nexo de la generación de la animalidad, los cuales manifiestamente pertenecen a una dimensión superior y presuponen un trabajo de explicitación tan extraordinario de las esferas inferiores, que ellos, todavía por mucho tiempo, no podrán plantearse como problemas sobre los que se pueda trabajar.44

Como señala Fink, el sentido generativo del otro significa que no es experienciado en primer lugar como un ser humano en general de índole generativamente indiferente, al que se añade luego un carácter generativo, sino que siempre es otro en tanto padre, madre, hermana, hermano, esposa, esposo, hijo, hija, pariente o persona no emparentada, padre de otro, hijo de otro, etc. No se trata de una determinación contingente, como la función social del otro, sino de una determinación esencial que atraviesa todas las relaciones de empatía. Al ser aprehendido en la empatía de acuerdo con un componente generativo, el otro necesariamente pertenece a o cae fuera de mi situación generativa, es decir, el círculo estrecho de la relación generativa con el otro por medio de la procedencia (Abstammung), la procreación (Zeugung) y la propagación (Fortpflanzung). El no pertenecer a una situación generativa es también un momento generativo, es decir, el momento generativo del no estar emparentado. El sentido generativo no solo entra en juego en la experiencia del otro sino en la experiencia de mí mismo en tanto me aprehendo de acuerdo con determinaciones generativas como situado entre el nacimiento y la muerte, y entre predecesores y sucesores.45

Husserl analiza una protogeneratividad o "intersubjetividad generativa"46 como condición de posibilidad de las tradiciones históricas que configuran generatividades de orden superior, e indaga, en relación con la intencionalidad universal que se asocia con el despliegue de los instintos, si "la humanidad total debe ser una única generatividad, la unidad de una historicidad en el más amplio sentido, aun cuando lo enlazante está oculto".47 En virtud de los nexos establecidos por los impulsos intersubjetivos, los yoes singulares se caracterizan por una no-independencia de modo que lo concreto debe buscarse en una totalidad de sujetos.48 Todo hombre se encuentra, pues, en "nexo generativo infinitamente abierto, en el encadenamiento y ramificación de las generaciones".49 La protogeneratividad tiene que ver con la sucesión perió-dica de las generaciones en virtud del cambio que se lleva a cabo con el nacimiento y la muerte, y, además, con la alternancia periódica de la necesidad y su satisfacción, es decir, con la regeneración regular de las necesidades vitales instintivas. Husserl se refiere a "lo protogenerativo, el ser en periódicas necesidades y satisfacciones de necesidades, el ser como un obrar dentro de un mundo circundante natural".50 Puesto que tiene un pasado y un futuro de generaciones, y se conoce como el miembro actualmente viviente de una cadena de predecesores y sucesores, el hombre vive en un horizonte de generatividad que tiene un significado trascendental:

La historia del ser humano, en el mundo que ha llegado a ser a partir de él, incluida también la incorporación (Hineinwachsen) del nacido en este mundo, el apartarse del que muere, el nexo generativo y la historia comunitaria sustentada en ella - todo esto tiene significado trascendental y es desvelado en el método fenomenológico.
[...] la articulación de la humanidad en familias, troncos, pueblos, humanidades en finitud abierta, en lo cual la naturaleza se articula en territorios, se convierte en articulación de la subjetividad trascendental.51

La experiencia del otro tiene lugar primariamente a través de una referencialidad instintiva a los otros: "Pero ya la pasividad, la vida impulsiva instintiva puede producir el nexo intersubjetivo".52 Husserl tiene en vista "la totalidad de las mónadas en una comunicación originariamente instintiva".53 Se trata de un impulso intersubjetivo y fundamentalmente de un impulso hacia el otro sexo en el cual "reside la referencialidad al otro en tanto otro y a su impulso correlativo".54 Así, un vínculo surgido instintivamente configura una protointersubjetividad:

En el impulso mismo se encuentra la relación con el otro como otro y su impulso correlativo. Uno y otro impulso puede tener el modo - modo de la modificación - de la abstención, de la aversión. En el modo originario es justamente impulso precisamente `desenfrenado' y no modalizado, que en cada caso se extiende dentro del otro y ha atravesado su intencionalidad impulsiva por medio de la correlativa en el otro.55

Un análisis del modo de satisfacción del impulso sexual, en tanto "protointencionalidad instintiva de comunalización",56 muestra que no se trata de una forma de intencionalidad orientada hacia el otro en la forma de la empatía ya que la meta de la intención impulsiva se alcanza, sin la mediación de una presentificación, de un modo inmediato para ambos yoes en el modo de la presentación a través de la unidad de ambas esferas primordiales. El impulso se satisface directa y simultáneamente para ambos yoes: "En la simple satisfacción (Erfüllung) protomodal no tenemos dos satisfacciones que deben separarse en cada caso en una y otra primordialidad, sino una unidad de ambas primordialidades que se establece por el uno-en-otro (Ineinander) de las satisfacciones".57 Dos intencionalidades vacías se plenifican o satisfacen en la misma experiencia y no están dirigidas a un objeto, sino a un impulso similar en el otro. La satisfacción del impulso instintivo puede ser el nacimiento de un nuevo ser con su historia individual y sus capacidades determinadas por la herencia de los antepasados. La historia de cada yo, con sus habitualidades propias y únicas, está determinada por la herencia que contiene sedimentada. Husserl analiza los protoinstintos innatos como la sedimentación de las experiencias anteriores en la generación anterior, es decir, como masa hereditaria. Por medio de una reconstrucción procura describir respecto de las habitualidades originarias o instintos innatos una sedimentación análoga a la que caracteriza a las habitualidades adquiridas. Se trata del depósito sedimentado de toda la vida monádica de las generaciones anteriores que configura el "yo puedo" originario del ego trascendental al que remiten todas las posibilidades prácticas ulteriores: "Todo el proceso que corresponde al despliegue filogenético está sedimentado en cada mónada de las células germinales que llega al nacimiento. Cada mónada que opera en este nexo tiene en su lugar su sedimentación como herencia de la evolución".58

 

5. Patencia y latencia

Husserl distingue entre el mundo patente y el mundo latente y examina la latencia, tanto desde el punto de vista estático en relación con un mundo ya constituido, como desde el punto de vista genético en relación con un mundo en proceso de constitución. En el segundo caso reconstruye los estadios primeros de la constitución, mostrando cómo un mundo de representaciones, en tanto correlato de intenciones representativas, se constituye sobre la base de instintos ciegos.

Por patencia se entiende el ámbito de lo que se manifiesta intuitivamente, y por latencia el ámbito al que apuntan remisiones intencionales vacías. La patencia puede ser temática o no temática, según sea o no el correlato de una intención actual, es decir, una intención en el modo de la atención. Esto significa que una patencia no temática caracteriza al horizonte externo percibido que no se encuentra como tema en el centro del campo perceptivo. Pero el horizonte externo no solo comprende lo que es dado en el trasfondo en la percepción y, por tanto, es patente aunque no temático, sino que se extiende también al horizonte no perceptivo que compone el dominio de la latencia, e intenciona de un modo vacío el pasado y el futuro al igual que cosas coexistentes ausentes.

Una ulterior distinción puede ser efectuada dentro de la latencia en razón de que llevamos con nosotros los resultados de la experiencia pasada. Es la distinción entre un horizonte de cognoscibilidad y un horizonte de incognoscibilidad. La cognoscibilidad equivale a un complejo de intenciones orientadas objetivamente en virtud de la sedimentación de anteriores percepciones. Estas intenciones pueden ser vacías, en cuyo caso tienen el carácter de protensiones, retenciones y apercepciones. Pero pueden ser plenificadas, y se convierten entonces en un horizonte de rememoraciones, esperas y presentificaciones de presente. Con estos modos de representación o de intención objetivante dotados de plenitud intuitiva se introduce un sentido secundario de patencia. La latencia admite respecto de las intenciones vacías, además de los grados de claridad que dependen de su plenificación, grados de distinción o de cognoscibilidad que conducen, en el límite inferior del desdibujamiento, a un ámbito de no cognoscibilidad, esto es, a un horizonte vacío en que nada es conocido. Esto significa que se debe hacer una distinción en la esfera de la latencia entre representaciones vacías (Leervorstellungen) y horizonte vacío (Leerhorizont). Por horizonte vacío, Husserl se refiere a la región más remota, no solo vacía sino indiferenciada y, por tanto, carente de remisiones intencionales. Este ámbito tiene el carácter de una potencialidad para una multiplicidad de experiencias intencionales diferenciadas y se identifica con lo inconsciente. El siguiente cuadro resume estas distinciones:

 

 

La latencia puede ser considerada también genéticamente. En relación con el horizonte vacío, Husserl procura analizar el proceso de formación de unidades objetivas sobre la base de la experiencia indiferenciada. Considera los impulsos instintivos de la subjetividad que aún no tiene un mundo de representaciones o intenciones objetivas, y descubre una serie de transformaciones que van desde los impulsos ciegos a una configuración de intenciones, y de estas a su impleción. Estas transformaciones implican el pasaje del protohorizonte vacío a la conciencia desarrollada de un objeto junto con la conciencia de horizonte inherente a ella. Los instintos son fuerzas impulsivas y, en cuanto tales, están provistos de presentimientos ciegos que permanecen ocultos e ignorados en el nivel inferior. No pertenecen a una conciencia que intenciona siquiera en forma vacía, sino a una conciencia tan solo vacía. En este nivel no se puede decir que lo vacío sea una modalidad de la intencionalidad: "Falta aún el conocimiento y su contrario, el no conocimiento, sino que en lugar de ellos tenemos la privación del conocimiento".59

En este suelo de la construcción del conocimiento no tenemos ninguna experiencia de un mundo exterior. Se dan para la conciencia vacía meras metas no observadas o sospechadas en virtud de las cuales la tensión inherente al impulso se caracteriza como una orientación ciega hacia una distensión, esto es, hacia la satisfacción en las dos etapas del gozo y la saciedad. En este nivel no hay intenciones objetivas, y tampoco intenciones vacías, precisamente porque el impulso es un comienzo ciego. Además, Husserl muestra que no es posible ninguna posición dóxica, y justamente por eso no se puede tener en vista ninguna meta explícita para las actividades. Solo cuando la distensión coincide con la percepción de su meta, el impulso puede manifestarse como una intención objetiva que está orientada hacia una meta. Y solo entonces, una vez que se ha producido esta percepción, una rememoración de ella, u otro tipo de presentificación, puede convertirse en una meta determinada para nuestros actos. Y la satisfacción de las tendencias instintivas pasa de la generalidad indeterminada a una determinada satisfacción.60

De lo anterior se infiere que se debe trazar una línea de demarcación a través del ámbito de la conciencia. De un lado se encuentra una conciencia vacía, susceptible de desvelamiento, pero aún no desvelada, y del otro lado se encuentran intenciones vacías que ya han sido desveladas y podrían ser plenificadas en el futuro. En primer lugar, tenemos los presentimientos ciegos e instintivos que pertenecen a una conciencia vacía; en segundo lugar, si hay plenificación en el mismo momento en que se da la experiencia de la meta, se produce también un desvelamiento de los impulsos originarios; y, por último, se puede aspirar a la meta en un libre "yo puedo" o "yo quiero" a fin de plenificar intenciones objetivas vacías. La última fase solo es posible después de que la conciencia vacía ha sido transformada en una intención vacía orientada hacia un objeto determinado. Esta diferencia se refleja en la oposición entre dos tipos de horizonte: "Debemos, pues, fenomenológicamente distinguir con más precisión horizontes vacíos y horizontes de representaciones vacíos."61 Los horizontes del segundo tipo exhiben una configuración y presuponen el surgimiento de los actos del yo. Así, se debe alcanzar el nivel de los actos a fin de ir más allá del mero protohorizonte.

Husserl describe una serie de niveles en el desarrollo del yo porque muestra una estratificación dentro de la conciencia de horizonte. Con lo cual tiene en vista ante todo la triple formación horizonte vacío - representación vacía - representación intuitiva. Además, en relación con el nivel inferior considera una protohyle. Hay una convergencia entre ambos temas. Desde el punto de vista de la génesis del yo, el horizonte vacío pertenece a una conciencia vacía, no desvelada, que se compone de tendencias sensibles, y la protohyle va más allá de su propio material porque evoca otros materiales. Los datos hyléticos no son solo un presupuesto para los actos del yo, sino que tienen una decisiva significación para la intencionalidad de horizonte, y su sistema de remisión, en virtud de sus referencias prospectivas y retrospectivas. La protosensibilidad se caracteriza no solo por estas tendencias que van de un momento sensible a otro momento sensible, sino también por aquellas que se dirigen al yo como afecciones. Solo sobre esta base con sus dos aspectos puede emerger la oposición entre horizonticidad y conciencia de objeto. Lo decisivo es que ambos temas - horizonte vacío y protohyle - remiten a un comienzo indiferenciado a partir del cual aparecen los objetos. Un retroceso en la historia del yo muestra que un mundo diferenciado deja de ser perceptible porque las objetividades destacadas se desvanecen y desaparecen en forma progresiva, y los actos distintos se disuelven en una hyle indiferenciada.

 

6. Intencionalidad y ser-en-el-mundo

Un tema que Heidegger ha expuesto en los Zollikoner Seminare puede ser expresado en la perspectiva husserliana teniendo en cuenta la tesis de Landgrebe, según la cual la fenomenología genética converge con y complementa los planteamientos de Ser y tiempo.62 Heidegger expresa la necesidad de interpretar los fenómenos de tensión y distensión, de carga y descarga, como determinaciones ontológicas del Dasein: "La carga así entendida, es decir, el stress, pertenece a la constitución esencial del hombre ec-sistente. Según la terminología de `Ser y tiempo', es un existenciario (Existenzial) y pertenece al contexto del fenómeno que allí se explicita en el § 38 bajo el título de caída" (Heidegger 1987, p. 180). Según Heidegger, es necesario captar el querer, el desear, la afición y la urgencia como modos de efectuación del ser-en-el-mundo, es decir, explicitar la posibilidad de una impulsividad que sea intencional y se aleje de toda posible cosificación:

A partir de un querer, un desear, una urgencia (Drängen) y una tendencia (Hängen) como actos psíquicos no se puede componer ningún ser-en-el-mundo, sino que este está siempre presupuesto [...] se trata siempre también en el así llamado desear, querer, en la tendencia y en la urgencia, de modificaciones de los tres momentos estructurales del cuidado. [...] El psicoanálisis ve del Dasein solo su modificación de la caída en y hacia la urgencia. Pone esta constitución como lo propiamente humano, y lo cosifica en `impulsividad'. (Heidegger 1987, p. 219)

Por otro lado, Heidegger intenta captar más radicalmente la intencionalidad sosteniendo que presupone la trascendencia del Dasein, y solo es posible sobre este fundamento:

A la intencionalidad como comportamiento respecto del ente es inherente siempre una comprensión del ser del ente al que se refiere la intentio. De ahora en más resulta claro que esta comprensión del ser del ente se conecta con la comprensión del mundo, que es el presupuesto para la experiencia de un ente intramundano. (Heidegger 1975, p. 249)

La trascendencia no puede de ningún modo ser aclarada a partir de la intencionalidad, sino que esta se encuentra fundada en aquella y la presupone. Por tanto, la intencionalidad se caracteriza por una estrechez o limitación en la medida en que por ella se entiende una referencia al ente, es decir, una mera trascendencia óntica. Heidegger afirma que "está relacionada por cierto con el ente mismo y en este sentido es un comportamiento que trasciende ónticamente, pero ella no constituye originariamente esta relación-con sino que está fundada en el ser-junto [...] al ente." (Heidegger 1978, p. 168). De este modo supone que la intencionalidad está referida a un ente, y es la conciencia de una representación que encubre el contacto original con las cosas. Pero la intencionalidad de horizonte no es, como se advierte en consideraciones anteriores, una conciencia de objeto, sino una conciencia de mundo. Además, se sustenta en última instancia en una intencionalidad instintiva, esto es, en una tensión sobre cuya base se desenvuelve todo un sistema de modos de impulsividad y aspiración. Según Husserl, todo impulso o instinto particular tiene que ser analizado sobre el trasfondo del instinto total. Se trata de una modulación del horizonte instintivo total y sus respectivo mundo. En el terreno de la fenomenología genética no se mantiene la tesis, que caracteriza a la fenomenología estática, de la fundamentación de los actos no objetivantes del sentimiento y la voluntad sobre los actos objetivantes que ponen de manifiesto hacia donde se dirigen.63 Y no solo desaparece la primacía de la intencionalidad objetivante, sino que todo acto intencional, sea objetivante o no, opera sobre el trasfondo de la intencionalidad de horizonte que, en última instancia, no es conciencia de objeto, sino conciencia de mundo o ser-en-el-mundo.

Se ha de recordar también que Heidegger asocia la tensión, la carga o el stress con una exigencia o requerimiento (Beanspruchung) que es contrapuesta a la idea de un impulso que mueve desde atrás. Lo que me determina a hacer algo, por ejemplo, a participar en una conversación, no es una urgencia o impulso, sino una tarea en la que me encuentro en el sentido de que algo me es planteado:

No se trata de un suceso psíquico indeterminado, de un "ser impulsivo mitológico" (Freud) que me impulsa, sino que se trata en nuestra conversación de algo muy determinado en nuestro Dasein, a saber, de un determinado poder-ser-en-el-mundo, por el que nos hemos decidido, en el sentido de tenernos abiertos para ello. Hemos consentido en este estar-abierto, lo hemos admitido. (Heidegger 1987, p. 218 s.)

Husserl describe el requerimiento mencionado por Heidegger como un interés que se asocia con un fin y que se presenta en variados niveles. Los intereses son en primer lugar intereses instintivos, o, como Husserl sostiene también, una intencionalidad instintiva se antepone a la intencionalidad de los intereses. Por encima de los instintos, se encuentra la institución, por medio de actos de volición, de intereses que se presentan como hábitos adquiridos que se orientan hacia acciones futuras. Siempre encontramos la coexistencia de una multiplicidad de intereses que se dividen en principales y secundarios. La aparición de nuevos intereses dominantes altera todo el horizonte. Pueden presentarse unos al lado de otros en una conexión vaga, o bien, en una síntesis, enlazarse entre sí, influir mutuamente unos sobre otros, o ser abarcados por uno que los incluye como subordinados en tanto interés de grado superior. Mediante un continuo proceso de síntesis y corrección se puede llegar a la constitución de un interés total unitario que orienta nuestra vida. El horizonte de intereses delimita en cada caso una situación: "Comprender un hombre es ante todo comprenderlo en la situación, y con ello comprenderlo en un interés de la vida".64 No obstante, asignar al todo de la vida la unidad de una meta universal que unifica todos los fines y acciones particulares no es ni lo primario ni lo habitual. Con otras palabras, hablar del "camino de la vida" (Lebensweg) o de la "marcha de la vida" (Lebenswanderung) y compararlo con un camino en el sentido habitual no es totalmente adecuado porque no siempre implica una unidad en el sentido de la efectivización de una meta buscada de antemano.65

Lo que Heidegger presenta como una manifestación - en el "modo del no concernimiento, de la indiferencia o incluso de la resistencia"- de los tres elementos estructurales de la Sorge puede intepretarse en términos de esta articulación de intereses. Por ejemplo, Heidegger señala que el comportamiento del maníaco no debe ser interpretado como un "dejarse arrastrar" sino como un "arrebatarse y desgarrarse" (An-sich-raffen und-reißen) porque "desborda también su anticiparse en la medida en que no toma conciencia de lo que puede propiamente ser. Lo impropio tiene siempre la apariencia de lo propio. Por eso el maníaco opina que ahora es él propiamente o sí mismo" (Heidegger 1987, p. 219). En un texto en que asocia la cuestión de la Sorge con el cuidado del horizonte de intereses, y señala que la unidad de la personalidad encierra en sí una pluralidad de unidades particulares en diferentes niveles - padre de familia, ciudadano de la comunidad, trabajador, comerciante, campesino -, Husserl afirma la misma idea de un desgarramiento respecto de la Sorge en términos de una inconsecuencia respecto de la unidad en el horizonte de intereses:

Por cierto hay aquí muy diferentes niveles, y personalidad en sentido estricto designa una firme y consecuente orientación (en una o en todas estas unidades particulares); en este sentido estricto, alguien no es una personalidad en la medida en que su modo es la inconsecuencia, el perderse siempre de nuevo a sí mismo y sus metas, cambiar siempre de nuevo en ello, etc.66

Un aspecto adicional del análisis husserliano de la impulsividad merece ser destacado en relación con temas de Heidegger. Según Husserl, la protogeneratividad constituida sobre la base del impulso es la base para generatividades de orden superior que nos colocan en el terreno de la historia efectiva, es decir, de los mundos familiares y las comunidades. Aquí podemos diferenciar ramificaciones de la generatividad que conciernen a la familia, la aldea, el pueblo, etc., con sus respectivas tradiciones históricas. Se trata de una forma esencial de nuestro desenvolvimiento: "Puedo por cierto transformar fictivamente y en libertad la `conciencia del mundo', pero esta forma de la generatividad y la historicidad es inquebrantable, [...]."67 Así como la protogeneratividad en Husserl es una estructura intermedia entre su primer análisis de la temporalidad y la generatividad histórica o tradición, el acontecer o gestarse (Geschehen)es también una estructura intermedia entre la temporalidad y la historicidad. Así como la protogeneratividad implica una protohistoricidad que está en la base de toda historicidad, la estructura del acontecer permite una comprensión ontológica de la historicidad. Heidegger la introduce cuando advierte que no solo hay que tener en cuenta el ser respecto de la muerte, sino también el ser respecto del comienzo, es decir, la prolongación o extensión del Dasein entre el nacimiento y la muerte. Y esto le permite afirmar en el § 74 de Ser y tiempo, sin ofrecer un análisis detallado, que el "pleno acontecer" del Dasein tiene lugar "en y con su `generación'" (Heidegger 1927, p. 384 s.). Al respecto, el análisis de Husserl resulta ser también complementario. Los fenómenos de latencia y lo inconsciente, de instinto, tensión y generatividad indagados por Husserl se encaminan a un análisis de lo que Heidegger ha dejado indicado con respecto al niño:

El estado de penumbra en que un tal Dasein temprano se encuentra no significa que no existiera ningún comportamiento respecto del ente sino que este comportarse respecto del ente ... no tiene aún una meta determinada. El ser del ente se encuentra por así decirlo aún nublado, aún no aclarado, de modo que este Dasein no puede aún hacer ningún uso determinado del ente, junto al cual por su esencia siempre ya es. (Heidegger 1996, p. 126)

 

Referencias bibliográficas

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Landgrebe, Ludwig 1976: "Die Phänomenologie als transzendentale Theorie der Geschichte". Phänomenologische Forschungen. v. 3.         [ Links ]

____-1982: Faktizität und Individuation. Hamburg, Meiner.         [ Links ]

Lee, Nam-In 1993: Edmund Husserls Phänomenologie der Instinkte. Dordrecht/Boston/London, Kluwer.         [ Links ]

Steinbock, Anthony J. 1995: Home and Beyond. Generative Phenomenology After Husserl. Evanston (Illinois), Northwestern University Press.        [ Links ]

 

 

Dirección para correspondencia
E-mail: grwalton@sinectis.com.ar

Recebido em 07 de junho de 2002.
Aprovado em 18 de julho de 2002.

 

 

1 Hua VI, 240. Cf. 192, 249. La sigla corresponde con indicación de tomo y página a Husserl, Edmund 1950-2002: Gesammelte Werke - Husserliana. I-XXXIII. Dordrecht/Boston/London, Kluwer (con anterioridad: Den Haag, Nijhoff). La sigla EU corresponde a Husserl, Edmund 1948: Erfahrung und Urteil. Untersuchungen zur Genealogie der Logik. Hamburg, Claassen.
2 Cf. Fink 1988, I, pp. 10-13.
3 Hua XV, 583.
4 Hua XV, 605. Cf. Lee 1993, pp. 155-60.
5 Hua XV, xxxix. Esta obra proyectada se divide en dos libros cuyos títulos son "Los niveles de la fenomenología pura" y "Ontología y fenomenología". El primer libro se divide a su vez en cuatro secciones dedicadas a "Sobre el comienzo y el principio de la filosofía", "Fenomenología regresiva", "Fenomenología progresiva" y "Rasgos fundamentales de la metafísica fenomenológica". Nos interesa aquí el tema de la fenomenología progresiva, que, según este plan, abarca cinco puntos: el problema metódico, la fenomenología de la protointencionalidad como fenomenología de los instintos, el análisis progresivo de la constitución protointencional del espacio, la teoría de los niveles del ser (niveles del pre-ser y niveles del ser mundano), y una crítica de la experiencia trascendental.
6 Hua XV, 608 s.
7 Cf. Hua XI, 84; XIX/1, 392 s.
8 Hua XI, 148 s.
9 Hua XI, 429; XVII, 321. Cf. Hua XI, 117-49.
10 Hua XI, 138.
11 Cf. Hua XI, 149, 162 s. Ante estos análisis de Husserl se debe recordar que los datos constituyen una capa abstracta en lo percibido y solo se ponen de manifiesto en virtud de una orientación reflexiva que aparta nuestra mirada de las cosas concretamente dadas en la experiencia: "En nuestra consideración del grado genéticamente inferior formulamos el problema con la abstracción necesaria para una génesis sistemática: hacemos como si el mundo del yo solo fuera el presente impresional y como si no coactuara nada de las apercepciones cuyo alcance depende de legalidades subjetivas que se extienden más allá, nada de los conocimientos, intereses estéticos y prácticos, valoraciones, etc., adquiridos en la vida en el mundo. Tomamos en cuenta, pues, funciones de la capacidad de ser afectado que se fundan puramente en lo impresional" (Hua XI, 150).
12 Hua XI, 167.
13 EU, 75.
14 "[…] letzte Uraffektion (also Urgefühl) und spätere Affektion; die Uraffektion von Nicht-Objekten, von intentionalen Einheiten (vor-objektiven) und die spätere Affektion von apperzipierten und schliesslich von Objekteinheiten" (Ms. C 16, 46b). Los manucritos se citan según las transcripciones existentes en el Archivo Husserl. Agradezco al Prof. Dr. Rudolf Bernet, Director del Archivo Husserl de Lovaina (Katholieke Universiteit Leuven), la autorización para citar manuscritos inéditos de Edmund Husserl.
15 EU, 81. En la medida en que es implícita o potencialmente un objeto, lo que afecta se enfrenta al yo y adquiere una cierta significación noemática. Husserl se refiere a "las unidad hyléticas que frente al yo, las capacidades del yo, los actos del yo, la conciencia del yo, son algo por así decirlo extraño al yo, y sin embargo son concretamente inseparables del yo como algo que aparece en la vida de la conciencia, y es inherente a su plena concreción" (Hua XV, 128).
16 Hua IX, 209. Cf. 315, 486 s.
17 Hua XI, 167.
18 Hua XI, 420.
19 Hua XI, 422.
20 Hua XI, 175, 178. Cf. Hua XI, 172-84.
21 "Demnach müsste man sagen: auch `einbrechende' hintergründliche Wiedererinnerungen (Erinnerungsbilder) haben ihr Motiv in einer, wenn auch momentan zurückgestellten, aber doch lebendigen Aktivität. Das Affektivwerden von Verdecktem kann auch von Nebeninteressen aus und indirekt motiviert sein. Da ist doch viel zu erwägen. Enthüllende Erinnerungsanschauungen im Hintergrund!? Traum?" (Ms. C 13, 20a).
22 Cf. Hua XVI, 330.
23 Cf. Hua XV, 329, 650-654.
24 Hua XV, 293. Cf. Hua XV, 328.
25 Hua XV, 330.
26 Hua XV, 313.
27 Hua XV, 594.
28 Hua XV, 583.
29 "In der genetischen Rückfrage konstruieren wir als Anfang das noch weltlose Vorfeld und Vor-Ich, das schon Zentrum ist, aber noch nicht `Person', geschweige denn Person im gewöhnlichen Sinn der menschlichen Person. […] wir können in abstraktiver Betrachtung […] überlegen, wie ein genetischer Anfang zu konstruieren wäre, der jedenfalls Hyle und Gefühl schon brächte; aber auch Ichpol als Pol von Affektion und Aktion" (Ms. C 16, 68a-69a).
30 "Wie führt das regressive Interesse der Rückfrage soweit, dass man den rechten Anfang für die progressiven Fragestellungen gewinnt? Hat es einen Sinn, an den `Anfang' schon die nur noch ganz unbekannte, aber schon horizonthaft im Sinne liegenden Natur und überhaupt Welt zu setzen. Je weiter ich in Erinnerung zurückgehe, umso weniger Weltkenntnis hatte ich, aber raumzeitliche Welt war immer schon bewusst, schon erscheinend. Wie weit lässt sich da Weltkenntnis abbauen? Soweit ich mich zurückbesinnen kann, hatte ich immer schon Dinge, immer schon Umwelt, immer schon Bekanntes und Bekanntes. […] Kann ich zurückkommen auf einen absolut unbekannten Horizont? Die Rückfrage führt auf das Hauptproblem der Begriffsbildung `Horizont' […]" ( Ms. B III 9, 69ab).
31 "Alle Ur-Assoziation, Urintentionalität wird erst durch Abbau und Rekonstruktion ausgelegt - und der Tod?" (Ms. C 17, 84 b).
32 Hua XV, 609.
33 Cf. Ms. E III 9, 3b.
34 Hua XV, 598.
35 Hua XV, 604.
36 Hua XV, 152; cf. Hua IV, 255.
37 Cf. Hua XV, 595.
38 Hua XV, 605.
39 Cf. Hua IV, 279, 334 s., 338.
40 Hua XV, 385.
41 Hua XV, 385.
42 Cf. Ms. B III 9, 62a, 79b; Ms. C 16, 39b, 46b; E III 9, 16b.
43 Hua XV, 582.
44 Hua I, 169. Se ha considerado que, así como el método genético va más allá del método estático al considerar el proceso de autotemporalización del sujeto, los análisis generativos que Husserl ha desarrollado en relación con la cadena de las generaciones van más allá del método genético porque no se limita a la temporalización egológica entre el nacimiento y la muerte del individuo. Al poner en primer plano la temporalidad asociada con la generatividad social e histórica, los nuevos análisis trascienden la autotemporalización individual. Esta interpretación recuerda que Husserl comienza a describir fenómenos que exceden el marco de la fenomenología estática, es decir, fenómenos de génesis, sin distinguir explícitamente en un primer momento el método genético del método estático. En un segundo momento, conceptualiza el nuevo método a partir de su ejecución, es decir, a partir de las mismas investigaciones de sesgo genético realizadas en el marco de la fenomenología estática. Lo mismo habría sucedido en relación con la fenomenología generativa en tanto Husserl no llega a distinguir expresamente el nuevo método generativo que lo impulsa dentro del marco de la misma fenomenología genética. No puedo ocuparme aquí de los problemas que suscita esta interpretación - el planteo de la fenomenología constructiva indica que Husserl no deja de subordinar las consideraciones generativas a las motivaciones de una fenomenología genética de carácter regresivo -, pero la dejo consignada como indicio de la importancia que adquiere el problema de la generatividad en el Husserl tardío. Cf. Steinbock 1995, pp. 258-70.
45 Cf. Fink 1988, II, p. 274.
46 Hua XV, 199.
47 Hua XXIX, 62 s.
48 Cf. Hua XIV, 374.
49 Hua XV, 178. Cf. Hua XV, 168 s., 391.
50 Hua XV, 433. Cf. Hua XV, 413, 432.
51 Hua XV, 391.
52 Hua XIV, 405.
53 Hua XV, 609.
54 Hua XV, 593 s.
55 Hua XV, 594. Cf. Hua IX, 515; Hua XIV, 166, 178 s., 407; Hua XV, 57. Para un análisis de la intención sexual como un cruzamiento de pulsiones, véase Bégout 1998, pp. 41-59.
56 Cf. Ms. E III 10, 8b.
57 Hua XV, 594. Cf. Hua XIV, 177 ss.
58 Hua XV, 609. Landgrebe sostiene que "la procreación y el nacimiento no son meros temas de la biología sino que tienen una significación trascendental como condiciones de posibilidad de la historia" (Landgrebe 1976, p. 42). Este autor subraya que la experiencia del otro no se produce primariamente por medio de la analogía con las propias vivencias, sino a través de un impulso primitivo que se refiere al otro, encuentra en él su satisfacción, y es la condición de posibilidad de la aprehensión analógica. No hay intersubjetividad e historia sin una "ventana" en las subjetividades monádicas, y esa abertura responde primariamente al encontrarse ya los otros en la historia de cada yo, o bien al ingresar en ella a través de la satisfacción o respuesta al propio impulso subjetivo.
59 Hua XIV, 334.
60 Cf. Ms. E III 3, 5ab.
61 Hua XIV, 334.
62 Cf. Landgrebe 1982, p. vii.
63 Cf. Lee 1993, pp. 128-33.
64 Hua XV, 415. Cf. Hua VI, 459; Hua XV, 397, 409, 414 s.
65 Cf. Hua XV, 415, 419.
66 Hua XV, 415.
67 Hua VI, 246.