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Revista de filosofía

On-line version ISSN 0718-4360

Rev. filos. vol.78  Santiago Dec. 2021

http://dx.doi.org/10.4067/S0718-43602021000100316 

Reseñas

Jovino Pizzi y Maximiliano Sergio Cenci (Eds.). Glosario de Patologías sociales

Cristóbal Balbontín1 

Mario Samaniego2 

1Universidad Austral de Chile, Chile

2Universidad Católica de Temuco, Chile

Pizzi, Jovino; Sergio Cenci, Maximiliano. 2021. Glosario de Patologías sociales. Pelotas: Editora UFPel, 316p.

La aparición del libro de varios autores, Glosario de Patologías Sociales, bajo la dirección de Jovino Pizzi y Maximiliano Sergio Cenci, parece ser una excelente oportunidad para reflexionar sobre la pertinencia de la noción de patología social.

El Glosario de Patologías Sociales incluye veintidós patologías sociales –autoinmunidad, dolor social crónico, bovarismo, educación sujeta a rendimiento, epidemia de neuroneoliberalismo pedagógico, etificación, gerontofobia, grupos vulnerables, hostilidad necrófila o maligna, intolerancia intercultural, masculinidad hegemónica, no resiliencia, overlapping malicious, pandemia de las ciencias desarrollistas, pentecostalismo, posverdad, rigidez identitaria, sinecurosis sacripántica, stalking, teología/filosofía del sufrimiento, tortura y totalitarismo–, que en su conjunto pueden ser leídas como un caleidoscopio donde interactúan diversos factores explicativos (socioculturales, psicológicas y económicas, principalmente), impactos y expresiones de sus efectos, intenciones y lugares de enunciación de los autores, y plurales temporalidades que dan cuenta de la ontología y manifestaciones de las patologías seleccionadas. Si bien la riqueza de los trabajos desborda los límites de cualquier ordenamiento categorial estricto, la realidad de los sufrimientos sociales como indicador de las patologías sociales instalados en los cuerpos vivientes y el imperativo ético político de enfrentarlos permea y anima los objetivos y articulación de cada una de las colaboraciones.

Aun cuando la mayoría de los trabajos de manera más explícita o implícita responden o son animados por un pensamiento crítico, aunque no necesariamente vinculado a la teoría crítica (precisión importante para un pensamiento periférico), la dificultad y necesidad que conlleva este proyecto se expresa precisamente en las diferentes modalidades de acercamiento, análisis y posicionamiento crítico ante los sufrimientos sociales. Así, algunos autores elaboran su propuesta de patología social como analogía respecto de su clásico origen en el campo de la salud; otros lo usan como metáfora; algunos pretenden llevar a cabo una instalación categorial: en última instancia se observa una potenciación producto de la resignificación del concepto. Asimismo, la convergencia de un nutrido grupo de disciplinas, –filosofía, teología, antropología, estudios literarios, estudios sociales de la ciencia y la tecnología, psicología, educación y teoría política–, cultivadas en distintos contextos (en algunos casos más europeos, en otros más latinoamericanos) aportan perspectivas, enfoques y énfasis (unos más críticos, otros más descriptivos-expositivos) que van mostrando los múltiples matices con los que se responde a la pregunta fundamental que anima el conjunto de los textos. De igual modo, se pueden identificar distintas prevalencias para explicar, comprender y proponer vías de salida a los sufrimientos sociales. Más allá de la presencia y arraigo de las patologías sociales en las dinámicas sociales, la patología es parte constitutiva de la dinámica social, en otros, se intensifica una dimensión más psicológica. En algunos casos es la independencia de la estructura socioeconómica respecto de y sobre las posibilidades morales y éticas de individuos y grupos el factor determinante que da cuenta del origen y efectos de las patologías, en otros, por el contrario, serían los hábitos sociales los que ofrecerían la explicación. Por último, más allá de su actualidad, no todas las patologías remiten a una misma temporalidad. No es lo mismo hablar de nuevas tecnologías o posverdad que de tortura. Por lo tanto, surge con fuerza la pregunta acerca de la novedad y constante presencia en la humanidad del sufrimiento social, o, dicho de otro modo, cómo se van comprendiendo y enfrentando los sufrimientos sociales en el marco de la historicidad humana.

Además de la pluralidad de aristas que dan vida a la problemática en cuestión, la lectura de esta obra entrega tres puntos de anclaje firmes: en primer lugar, que se requiere del análisis ontológico y epistemológico para desentrañar el estado de situación de las patologías sociales y sus causas. En segundo lugar, que hay un fuerte acuerdo en lo relativo a los modos cómo revertir las condiciones y situaciones indeseables: fortalecimiento de la democracia, esperanza en una educación no mercantilista ni instrumental, y deseo de intersubjetividad y hospitalidad, espacios y prácticas que deben seguir profundizándose y reinventándose. Y en tercer lugar, que se muestre mayor claridad sobre los fundamentos de una actualidad sufriente, frente a la cual las vías recién indicadas, o aquellas por venir, posibiliten las necesarias transformaciones.

La lectura de este Glosario de Patologías Sociales remite además a preguntas y reflexiones sobre la condición humana que, si bien no son novedosas, siempre se deben tener presente. Primeramente, y aunque parezca demasiado obvio, a las preguntas por las normalidades y anormalidades en los hábitos sociales: ¿cómo determinar su frontera y diferencia?, ¿quiénes pueden instalarla?, ¿desde qué razones de justificación? Ligadas a estas, también surge otro grupo de preguntas: ¿cómo accedemos y decidimos lo normal?, ¿acaso desde lo patológico, acaso desde una forma de convivencia deseable y pragmática, acaso desde la utopía? Y también otro grupo de preguntas de mayor calado aún: ¿cuál es el estatuto y la ontología del mal y sus relaciones con el sufrimiento?, ¿qué relaciones se pueden y deben mantener con estos?, ¿cuál es la función política y social del conocimiento: quizás la salvífica extirpación del mal o aprender a saber relacionarnos con el inevitable mal, como realidad constitutiva de la vida humana? Sean cuales sean las respuestas que se ofrezcan, todas ellas nos sitúan en una necesaria tensión con lo que está por venir, poniendo en el centro de los debates la praxis de la autonomía y la autorrealización compartida de las que nos han hablado Axel Honneth y Jürgen Habermas, como imperativos a los que no renunciar si se pretende responder críticamente al sufrimiento humano. 1

Referencias bibliográficas

1Los autores de la reseña desean agradecer los comentarios y sugerencias de Paulina Pauchard, María Beatriz Gutiérrez y Raúl Villarroel.

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