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Teología y vida

Print version ISSN 0049-3449On-line version ISSN 0717-6295

Teol. vida vol.51 no.4 Santiago  2010

http://dx.doi.org/10.4067/S0049-34492010000300005 

Teología y Vida, Vol. LI (2010), 555-583

ESTUDIOS

Impacto y consecuencias del viaje a los Estados Unidos de 1945 en el ministerio de san Alberto Hurtado1

 

Mariana Clavero

CENTRO DE ESTUDIOS SAN ALBERTO HURTADO
FACULTAD DE TEOLOGÍA
PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE


resumen: Este artículo presenta el impacto y las consecuencias del viaje de san Alberto Hurtado a los Estados Unidos en el año 1945. El acceso a nuevos documentos ha permitido iluminar de mejor manera los motivos del viaje: luego de su renuncia a la Acción Católica, es becado por Mons. Edwin O'Hara para ir a estudiar por un año a la Escuela de Trabajo Social de la Universidad Católica de Washington. El viaje le permite, además, tomar contacto con diversas obras sociales de la Iglesia de EE. UU y de Canadá, profundizar su estudio en la doctrina social de la Iglesia y sus aplicaciones prácticas, y proyectar dos de sus obras sociales más conocidas: el Hogar de Cristo y la ASICH. Finalmente, el contacto con uno de los países más desarrollados del mundo, le inspira en su ministerio sacerdotal a predicar que «la materia no basta» y la centralidad de «la visión de fe».

Palabras clave: San Alberto Hurtado, viaje a Estados Unidos 1945, catolicismo social, doctrina social de la Iglesia, ASICH.


Abstract: This article shows the impact and the consequences of St. Alberto Hurta-do's trip to the United States in 1945. Access to new documents has shed further light on the reasons for the trip: after he renounced the Catholic Action, Mons. Edwin OHara gives him a scholarship to study at the Catholic University School of Social Work in Washington. The trip also allows him to get involved in several social works of the U.S. and Canadian Church, deepen his study of the Church's social doctrine and its practical applications, and plan two of his best-known social works: Hogar de Cristo and ASICH. Finally, contact with one of the world's most developed countries inspires him in his priestly ministry to preach that «what is material is not enough» and the centrality of the «vision of faith».

Keywords: St. Alberto Hurtado, trip to United States 1945, social Catholicism, the Church's social doctrine, ASICH.


«Vengo llegando del país más grande del mundo.
Y ¿qué impresión de conjunto?
Que la materia no basta, que la civilización no llena...
¡Que da demasiado poco y cobra demasiado carol»
(A. Hurtado, de regreso de su viaje a los EE. UU.)

Introducción

En octubre de 1944, después del encuentro con el mendigo, Alberto Hurtado fundó el Hogar de Cristo2. En diciembre del mismo año, por razones de otra índole, debió presentar la renuncia a su cargo de Asesor Nacional de la Rama de Jóvenes de la Acción Católica3. Casi inmediatamente después, en enero de 1945, impactado por el encuentro con el mendigo, comenzó a escribir «un libro sobre nuestro deber social, educación social, vida soáal»4, cuyo título original sería Vida social y deberes sociales5.

Esto muestra a Alberto Hurtado como un santo estudioso6, que valoraba la reflexión, pues justo después de fundar el Hogar de Cristo, en vez de volcarse inmediatamente a la acción, comenzó a redactar un libro con «indicaciones básicas de lo que constituye una "actitud" católica, un "estilo " de vida católico frente al problema social»7. Pero no concluyó este libro, sino hasta dos años después8. ¿Qué sucedió entremedio? Posiblemente, al comenzar la redacción de este libro, debió sentir la necesidad de estudiar más a fondo la «actitud católica» frente al problema social. Esto lo debió impulsar a aceptar la invitación de Mons. O'Hara, que visitó Chile en abril de 1945, para estudiar por un año en la Escuela de Trabajo Social de la Universidad Católica de Washington, para profundizar el estudio del Magisterio Social de la Iglesia. Paradójicamente, al regresar de EE. UU., en su primera predicación pública, el retiro a jóvenes de Semana Santa de 1946, no se destacan los temas sociales, sino los espirituales y existenciales. Este contrastante itinerario impulsa a preguntarse: ¿qué significó el viaje a EE. UU. para el ministerio de Alberto Hurtado? El presente artículo busca responder esta pregunta. Normalmente, se ha señalado que Alberto Hurtado realizó este viaje con «el fin de renovarse» después de su dolorosa salida de la Acción Católica9, pero las fuentes permiten ir más allá.

El presente estudio se divide en dos partes. La primera presenta una descripción cronológica del viaje. Y la segunda, pretende mostrar sistemáticamente cuáles fueron los elementos esenciales que Alberto Hurtado aprendió en Norteamérica y que marcaron su apostolado en Chile. Con este propósito, han sido estudiados los documentos del archivo digital del Centro de Estudios San Alberto Hurtado, al que han sido agregados recientemente algunas cartas de Mons. Edwin O'Hara, que permiten conocer mejor este período.

I. Descripción cronológica del viaje

1. La invitación

El 21 de abril de 1945 llegó a Chile Mons. Edwin O'Hara, obispo de Kansas City, invitado por la Acción Católica10. En su estadía en Chile, debió conocer al padre Hurtado y debió quedar muy bien impresionado, puesto que rápidamente le ofreció una beca consistente en un año de estudio en la Escuela de Trabajo Social de la Universidad Católica de Washington11. De hecho, sabemos que a las pocas semanas de haber visitado nuestro país, el propio obispo de Kansas le escribe en dos ocasiones para concretar la invitación, el 4 y el 21 de junio de 1945, lo que demuestra el interés del obispo12. O'Hara ofrecía becas a un grupo selecto de sacerdotes latinoamericanos y quería contar con Alberto Hurtado. Así lo demuestra una tercera carta, del 7 de agosto, donde le dice que «no quieren quedarse sin un representante de Chile»13".

Alberto Hurtado responde el 28 de julio a la invitación, agradeciéndole la beca que Su Excelencia amablemente le ha otorgado y comprometiéndose a hacer todo lo posible para llenar sus expectativas. Solo que no podrá llegar hasta fines de septiembre, por su trabajo en la Universidad Católica de Chile14.

2. El viaje

El 16 de septiembre de 1945 inicia su viaje. En el trayecto, se detiene en Antofagasta, Arequipa, Lima, Panamá, San José de Costa Rica, y Ciudad de Méjico15. Aprovecha, como de costumbre, de entrevistarse con personalidades de estos países, interesándose especialmente por Mons. Sanabria y su labor social en Costa Rica, y por el partido político «los cristeros» de Méjico16. Permanece en Ciudad de Méjico desde el 22 de septiembre hasta el 4 de octubre. Visita comunidades de religiosos, la oficina de la Acción Católica y queda sumamente impresionado por la fe de los mejicanos: «La persecución afianzó mucho la fe»17. Visita la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, donde celebra la misa, señalando luego que: «El amor de los Mejicanos por la Virgen de Guadalupe es algo único en el mundo». Finalmente, el 4 de octubre deja Ciudad de Méjico y parte rumbo a Kansas City18.

3. Estadía en Kansas

El 5 de octubre, una vez llegado a Kansas, el padre Hurtado es conducido por el obispo, quien lo lleva «manejando él su coche», a visitar algunas comunidades religiosas, la Cancillería y la oficina de la Acción Católica19. Comienza entonces un intenso recorrido por las diversas obras sociales de la diócesis, buscando ideas para el Hogar de Cristo. En este recorrido, aprovecha de aprender lo más posible: toma notas, pregunta, se entrevista con muchas personas involucradas en temas sociales, asiste a conferencias, etc. Entre las obras de caridad que visita, están la famosa Ciudad del Niño del P O'Flanagan20, una hospedería fundada por el P. Trin en St. Louis21, la hospedería para vagos de la Catedral de Kansas, Saint Christophers Inn, y varias obras conducidas por religiosas. Pasa unos días en St. Louis por consejo del padre Mac Donald a visitar los hoteles para pobres del padre Demsey. Además, toma muchas notas de la labor del P. Murphy, a cargo de una radio, y del Queens Work, la Central de las Congregaciones Marianas dirigida por el P Lord22.

Alberto Hurtado permanece hasta fines de octubre en la diócesis de Mons. O'Hara, en la residencia de jesuitas de la Universidad de Rockhurst. Su propósito era conocer lo más posible las obras de la Iglesia estadounidense, particularmente en temas sociales y educacionales23, y Edwin O'Hara no era ajeno a estos temas: impulsor de la institución The Rural Life, dedicada al problema campesino y Presidente de la Confraternity of Christian Doctrine, dedicada a la enseñanza religiosa. Además en la Catedral de su diócesis, funcionaba una de las más grandes hospederías para vagos del país.

Alberto Hurtado se interesa especialmente por el trabajo del Rockhurst Institute, de los jesuitas de Kansas24, y por la organización The Rural Ufe, impulsada por el mismo O'Hara. Viaja a Des Moines (Iowa), para asisitir a un Congreso de esta organización de desarrollo rural25, y a Nebraska (Omaha), para escuchar una conferencia de John Clerk, el decano de la Facultad de Comercio de la Universidad de Nebraska, ante hombres de negocios26. Pasa por Sheboygan (Wisconsin), para entrevistarse con el P Bede Friedrich, Provincial de los Salvatorianos, para proponerle un proyecto de escuela agrícola en Chile27.

4. Estudios en Washington y viaje a Canadá

El 29 de octubre ya se encuentra en Washington (se aloja en la residencia de jesuitas de la Universidad de Georgetown) para iniciar sus estudios en la Escuela de Trabajo Social de la Universidad Católica de Washington.

Toma cursos sobre Filosofía y Religión, con Mons. Fulton Sheen28, y «Cristocentrismo en la enseñanza de la Religión», con el padre WH. Russell29, orientados al estudio de la enseñanza religiosa. Además de las clases en la Universidad, toma un curso de Sociología con el padre McGowan en la National Catholic Welfare Conference30, institución de los obispos de EE. UU. dedicada a estudiar políticas de educación, imigración y acción social.

Posiblemente en noviembre, participa en tres Seminarios de Sociología y de una reunión de Pax Romana en Nueva York31. Durante todo este tiempo se mantiene muy bien informado de lo que pasa en Chile, especialmente con el naciente Hogar de Cristo32.

A comienzos de diciembre, Alberto Hurtado le escribe a Mons. O'Hara, dándole noticias de su vida en Washington. Le confiesa que ha llevado una vida normal de estudiante, trabajando con las encíclicas y pastorales sociales, «para encontrar en sus fuentes el pensamiento católico social tal como es concebido por la Jerarquía"33. Le explica que su propósito es ordenar los documentos papales de acuerdo con los principales problemos sociológicos34. En la misma carta, le cuenta haber visitado los Ministerios de Agricultura y de Educación, para conocer lo que el Gobierno está haciendo en temas de desarrollo rural. Por último, le expone sus planes de ir a Canadá, durante las vacaciones de Navidad, para estudiar la Acción Católica, la Juventud Obrera Católica (JOC), la Liga Obrera Católica (LOC) y las cooperativas, y estar de regreso a principios de enero, para continuar con sus estudios en la Universidad.

El 15 de diciembre viaja a Canadá, hasta principios de enero de 194635. En solo tres semanas, visita Quebec, Montreal y Ottawa. Toma contacto con Y Union Catholique des Cultivateurs (cooperativas agrícolas canadienses)36 y la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Laval, de Quebec, estableciendo diversos contactos37. Estudia a fondo la JOC, la LOC, el movimiento de cooperativas, las uniones crediticias y los sindicatos católicos38. En Montreal permanece un tiempo en YEcole Sociale Populaire, cuya finalidad era la de «predicarj enseñar en Canadá la doctrina soáal de la Iglesia»39, obra que —junto a su fundador— le impactan profundamente. En esa misma ciudad, visita a los Padres Oblatos de María Inmaculada, quienes habían sido recientemente invitados por el Arzobispo de Santiago a realizar una fundación en Chile40. El padre Hurtado debió haberles insistido a los Oblatos en la importancia de esta fundación41. Invita también a los Padres de San Viator a hacer una fundación en Chile y visita al Gerente de la Editorial Fides42.

Después de su paso por Canadá, escribe un interesante documento que titula: «Lo que podría hacerse en Chile»43. De regreso a Washington, pasa por Detroit, Chicago y Milwaukee, el 7 de enero ya se encuentra en Washington, donde permanece hasta fines de mes, continuando con su plan de estudio44.

5. Retiro en Baltimore y regreso a Chile

Inesperadamente, a mediados de enero, el padre Hurtado recibe una carta de su Provincial en Chile, que está aquejado por la falta de personal, pidiéndole que haga lo posible por estar en Chile el 20 de Marzo, para iniciar el año en el Colegio San Ignacio45. El 19 de enero, muy afligido, le escribe a Mons. O'Hara disculpándose ante este cambio, pues la beca cubría un año de estudio. Este cambio fue algo imprevisto para el sacerdote chileno46. A pesar de esto, le comenta que estos meses le han significado una experiencia sumamente provechosa: conoce mucho mejor los EE. UU., su gente, su vida y su carácter, la vida parroquial, el esfuerzo de los obispos por promover una educación religiosa y el trabajo de las diversas organizaciones que ha podido visitar y conocer. Le cuenta que estaprparando algunas conferenáas para dar a su regreso, sobre éstos y otros tópicos de América y que ha ordenado sistemáticamente las encíclicas y pastorales sociales. Por último, le dice que espera ir a Nueva York en febrero para estudiar varias instituciones católicas. A los pocos días le responde Mons. O'Hara, lamentando su anticipado regreso a Chile, aunque dice no estar sorprendido por la decisión de sus Superiores47.

El 29 de enero comienza sus Ejercicios Espirituales en Baltimore, donde están presentes muy fuertemente los temas existenciales y, por primera vez en su estadía en EE. UU., aparece una cierta crítica al tipo de desarrollo de ese país48. Una vez terminados los Ejercicios, pasa unos días en Nueva York, en la casa de los Padres que editan la revista America, tomando contacto nuevamente con obras sociales49. Finalmente, la tercera semana de febrero se embarca de regreso a Valparaíso, a bordo del «Illapel», de la Sudamericana de Vapores, donde redacta el retiro de Semana Santa que daría a jóvenes, en abril de 194650.

II. Lo que aprendió en el viaje y sus consecuencias para su trabajo social

1. Impacto de las instituciones de caridad

Uno de los propósitos del viaje, tal como se verá, era el de visitar instituciones de caridad, para aplicarlas al Hogar de Cristo. Estas visitas se concentran en las primeras semanas de su estadía en EE. UU. A continuación, se presentan las principales reflexiones de Alberto Hurtado acerca de estas instituciones.

a. Diferencia entre la situación de EE. UU.y la chilena

A su llegada a Kansas, durante el primer mes, realizó un intenso recorrido por las diversas obras de caridad impulsadas por la Iglesia. Sin embargo, descubre una situación social tan distinta a la chilena, tal como le comenta a una colaboradora del Hogar de Cristo:

«Aquí he tratado de ver las obras similares [al Hogar de Cristo] que he podido, pero no existen. Fui en Kansas City a ver la hospedería para vagos, pero me encontré con un club como el Hotel Victoria, ¡al menos! En Saint Louis fui a otra obra similar creada por el famoso Padre Trin, pero es un asilo de ancianos. No hay vagos: ése es el hecho. La gente trabaja y no podrían entender nuestra situación que, cuando uno la ve de lejos, la encuentra aún más deprimente»51.

La carta muestra el propósito del padre Hurtado de visitar obras semejantes al Hogar de Cristo. Pero, él mismo constata que al Saint Christophers Inn solo «llegan los que no tienen donde dormir, vestidos como caballeros»52. Respecto de los hoteles para pobres del padre Demsey, afirma: «Ocasionalmente van los que no tienen dónde dormir, que son muy pocos en St. Louis». Visita, además, la Parroquia de San Patricio con dos asilos, un orfanotorio, un restaurante, «todo de caridad»53. Sin embargo, la constatación sigue siendo la misma: «no hay vagos», y la distancia le hace enfrentar más duramente la realidad «aún más deprimente» que le espera en Chile. Con todo, esto no es impedimento alguno para seguir visitando obras, tomar ideas, aprender lo más posible del modo con que la Iglesia de EE. UU. lleva adelante su labor de caridad.

b.  Limpieza y dignidad en las instituciones de caridad

Alberto Hurtado valora mucho en sus apuntes la preocupación por la limpieza, la belleza y la comodidad material de las instalaciones de las instituciones eclesiales de caridad:

«Fui a un asilo en Kansas City. Precioso, un espejo de limpieza [...]. La casa es una maravilla [...], piezas cómodas, buenas camas»54.

Ahora bien, el valor de la limpieza y la belleza reside en que destaca la dignidad de quienes son acogidos: «Si piden ropa, el Padre les manda comprar ropa nueva, a su medida, para que se sientan bien y no se avergüencen»55. Esta preocupación por la dignidad de la persona será un sello del ministerio del padre Hurtado en el Hogar de Cristo. En los testimonios de su trabajo en el Hogar, frecuentemente se destaca la atención por la dignidad de los pobres expresada en el esmero por la ropa adecuada, la calidad de las camas y la limpieza. De hecho, poco antes de morir, les pidió a las colaboradoras del Hogar de Cristo: «Que los detalles para dignificar al pobre sea lo más importante»56.

c.  Uso de los medios humanos

Alberto Hurtado se interesa por el modo eficiente con que la Iglesia en EE. UU. organiza y conduce sus obras de caridad. Su mente está totalmente puesta en el Hogar de Cristo, como queda claro en el siguiente manuscrito, que describe su visita al Saint Christophers Inn:

«Tiene una secretaria bien pagada que hace 100 llamadas telefónicas diarias preguntando si tienen algo que ofrecer para el Hogar de Cristo [sic]57. Yo creo que, si me consigo una guía [telefónica] verde, esto va a ser una gran solución. Una persona nada más que al teléfono para mandar a buscar, y un archivo muy bien llevado con direcciones, respuestas, fecha del llamado, etc.»58.

El padre Hurtado valora la colaboración humana para el desarrollo de una obra como el Hogar de Cristo. También se interesa por la utilización de los medios de comunicación por parte de los norteamericanos para difundir sus obras sociales. En St. Louis, por ejemplo, el apostolado del padre Murphy, quien tenía a su cargo una radio con el Programa del Sagrado Corazón, que todos los días daba una pequeña charla, transmitía el Ángelus, invitaba a la oración y animaba a colaborar en las obras sociales. Son interesantes las impresiones que el padre Hurtado va anotando, mientras describe las obras visitadas:

«El programa del Sagrado Corazón: en discos. Hay más de 100 estaciones que lo tienen. [...]. En realidad que sería un trabajo precioso éste de la radio de gran aliento y en el que no interfiere con la vida parroquial. Numerosas conversiones y abundantes limosnas»59.

Cabe señalar que el jesuíta chileno tenía familiaridad con la radio en nuestro país60. Lo que es novedoso, es la idea de contar con una radio «de gran aliento», es decir, un medio de comunicación estable para la evange-lización y la difusión de las obras sociales de la Iglesia. También le atrae la cantidad de publicaciones con que cuentan los católicos de ese país: «Hay unas 300 publicaciones semanales católicas en Estados Unidos»61. Lo que le interesa es el modo con que difunden, en esas publicaciones, sus obras de caridad.

d. Organización y responsabilidad de los laicos en la Iglesia

San Alberto queda muy admirado con la organización de la Iglesia estadounidense y la responsabilidad de sus laicos en las obras de caridad, pues todos sienten que forman parte de ellas, y cooperan:

«Vista de conjunto. Impresiona ver la cantidad de obras que tiene la Iglesia: sus parroquias, asilos, hospitales, casas de ancianos, orfanatorios, casas para caídos... Organización admirable, cooperación de todos, responsabilidad de los laicos inculcada a fondo»62.

Asimismo, en otro documento, escrito a comienzos de 1946 con los balances de su viaje, titulado América del Norte y América del Sur, hace un esquema con las comparaciones entre las dos culturas eclesiásticas, donde nuevamente vincula los conceptos de «organización» y «cooperación». Refiriéndose a los aspectos más positivos de la Iglesia de Norteamérica destaca: «más serios, más prácticos, más organizados: cooperación»63'. Así también, en una conferencia que ofrece en Chile sobre su viaje, al poco tiempo de regresar, insiste sobre el mismo punto:

«Organización. Sentido de cooperación. Fruto talvez de ese espíritu de responsabilidad es la magnífica organización norteamericana; porque es en verdad maravilloso el sentido de organización»64.

Es decir, lo que valora de la organización de los laicos norteamericanos es precisamente su hondo sentido de cooperación en las obras que sostiene la Iglesia, lo que no es una idea nueva en él. En esta misma línea, destaca el epíritu de equipo del pueblo y de la Iglesia estadounidense: «El epíritu de equipo significa, en los que lo practican, un inmenso renunciamiento [...] ¡¡Dios mío, es canonizable el que trabaja en equipo!!»65.

Otro aspecto que valora a menudo en sus escritos es el sentido de responsabilidad de los norteamericanos por su Iglesia, que realmente sienten como suya, lo que conduce, nuevamente, a una caridad más eficiente. De hecho, llega incluso a advertir que «esta idea de la responsabilidad de los católicos para con su Iglesia es rentable», y continúa, «los hospitales, orfanatorio, Hermanitas de los pobres, refugio para caídos... Sostenidos por los católicos con inmensa generosidad»66. Y en otro documento afirma que, en Estados Unidos, «los católicos tienen la "reponsabilidad" de su Iglesia ¡¡y la toman en serio!!»67.

e. Síntesis: colaboración humana y eficiencia en la caridad

La eficiencia y la organización con que los estadounidenses conducen sus obras de caridad es una idea que atrae mucho a san Alberto Hurtado. En un documento de síntesis, y por lo tanto muy significativo, en que compara el catolicismo norteamericano y el sudamericano, destaca las lecciones para Chile:

«Lo que deberíamos aprender: 1) Responsabilidad personal, educar la responsabilidad. 2) Eficiencia: cuidado en lo que se hace. 3) Mayor comprensión de lo humano y más contacto con la vida real. 4) Espíritu de organización»68.

Estos elementos están muy relacionados entre sí: responsabilidad, eficiencia, comprensión de lo humano, contacto con la vida real y organización, todos ellos destacan el valor de la realidad humana y de la colaboración humana. Esta insistencia no es nueva en Alberto Hurtado: desde su formación teológica y pedagógica en Lovaina, asimiló la corriente renovadora de la Nouvelle Théologie y, particularmente, de la teología de la creación, que destacan el valor teológico de las realidades terrenas69. De hecho, «Una nueva valoraáón de las realidades terrenas en su propia consistenáa es la intuiáón básica de una de las corrientes teológicas más importantes del siglo XX»70. Esta valoración de las realidades terrenas ya le había causado problemas en Chile, en 1942, con un formador del Seminario de Santiago que, en una carta, criticaba al padre Hurtado su modo de conducir la Acción Católica por una «importancia desmedida a la organisation, con descuido de los elementos sobrenaturales» y una «confianza excesiva en los medios humanos»71. A la luz de estas dificultades, Alberto Hurtado debió experimentar una confirmación y un fortalecimiento de su confianza en la acción de Dios por medio de la colaboración humana en su contacto con la Iglesia norteamericana. Alberto Hurtado no opone los medios humanos a los medios divinos, como si hubiese que optar por uno de ellos, sino que integra la colaboración humana en el plan de Dios. De hecho, esta valoración de la colaboración humana será una marca característica en el desarrollo del Hogar de Cristo.

2. Impacto de su actividad académica

De acuerdo con el plan original del viaje, Alberto Hurtado dedicó gran parte de su tiempo al estudio sistemático de la doctrina social de la Iglesia y de la educación escolar religiosa.

a. Trabajo con los documentos de la Doctrina Social de la Iglesia

El área más significativa de este período de estudio es la relacionada con la doctrina soáal de la Iglesia. Tomó clases de Sociología con Raymond McGowan72, en la National CathoRc Welfare Conference (NCWC). En paralelo a estas clases, comenzó un exhaustivo trabajo de sistematización y organización de los documentos sociales de la Iglesia, tanto papales como episcopales. Así se lo describe a Mons. O'Hara en diciembre:

«He estado trabajando seriamente en las encíclicas y [en las cartas} pastorales para ver, en sus fuentes, el pensamiento social católico como es concebido por la jerarquía. Mi propósito es ordenar los documentos papales (y si es posible los principales documentos episcopales) lidiando con los principales problemas sociológicos. El período debería ser desde León XIII hasta Pío XII»73.

Al mes siguiente, le cuenta que su trabajo con las encíclicas sociales y las cartas pastorales de los obispos ha ido avanzando y que los documentos ya se encuentran organizados «en un orden sistemático» y que, precisamente «la ayuda de la NCWC y de las bibliotecas hicieron posible este trabajo»74^. Por supuesto, este trabajo de sistematización, que concluyó en Chile75, es la base de su libro El Orden Social Cristiano en los Documentos

de la Jerarquía Católica, publicado en dos volúmenes en 1948. De hecho, a un amigo le escribe desde Washington, contándole que se encuentra preparando un libro sobre encíclicas y documentos del episcopado mundial acerca del problema social, y le confiesa admirar cada día más la valentía y riqueza de la doctrina de la Iglesia76. Junto a este trabajo de preparación del libro, su profundización en el pensamiento social católico le servirá de base para una serie de charlas y conferencias que realizará a su regreso en Chile77.

Su admiración por la doctrina social de la Iglesia le muestra con claridad absoluta la necesidad de penetrar más y más la valiente doctrina social de la Iglesia, y como le señala a su amigo, «que, sin eufemismos, la revolución de la justicia social, seamos nosotros los que la llevemos a cabo...»78*.

Todo este estudio lo realiza (pensando en los problemas que tenemos que enfrentar en Chile»79, y consciente que «será cuando tenga que enfrentar las dificultades del trabajo habitual cuando más aprecie lo que he aprendido aquí»*80. Insiste además, en la importancia de ahondar en el Magisterio Social de la Iglesia tal como es concebido por la Jerarquía, pues esto se traducirá, a su modo de ver, en un necesario punto de unión entre los sacerdotes:

«Como usted sabe hay muchas formas de pensamiento sobre las doctrinas sociales en Chile entre nuestros sacerdotes, la única idea que puede darnos unión es la enseñanza jerárquica»81.

El texto ilumina la realidad eclesial chilena de la época, con relación a su modo de comprender la doctrina social de la Iglesia.

b. McGowan: aplicación y realización de la doctrina social

A partir del análisis de los manuscritos, aparece claro que lo que más influye para su trabajo académico en los temas sociales fueron las clases del padre McGowan, Director del Departamento Social de la NCWC, recientemente nombrado como sucesor de Mons. John A. Ryan, el llamado «apóstol de la doctrina Social» de los Estados Unidos82, que había fallecido hacía poco como «héroe obrero», en palabras del propio padre Hurtado83. McGowan, junto con Ryan, había publicado en 1921 el libro A catechism of the Social Question, el primero de muchos trabajos en que se aplicaban las enseñanzas de Kerum Novarum a las condiciones propias de los Estados Unidos84. Realización práctica que atrajo mucho a Alberto Hurtado, tal como él mismo lo destaca:

«La actitud de la Jerarquía de los Estados Unidos merece señalarse con profunda admiración y respeto, pues, para hacer su pronunciamiento tuvo que atrepellar dificultades, quizás mayores que en otros países. A raíz de este plan creó la Jerarquía la sección social de la National Catholic Welfare Conference que desde entonces, gracias sobre todo a Monseñor Ryan, a Monseñor Haas, hoy obispo, y al Padre McGowan, ha realizado una magnífica labor de orientación social: estos sacerdotes y algunos otros que los ayudan, con el concurso de un personal permanente numeroso, se han consagrado a la difusión del pensamiento social de la Iglesia y a intervenir en realizaciones avanzadas»85.

La NCWC no solo «difunde el pensamiento», sino que «interviene en realizaciones avanzadas». Este carácter práctico atrae mucho al padre Hurtado.

c. McGowan: justicia y «caridad social»

En sus clases con McGowan, profundiza en los conceptos de justiáa social y caridad social Junto a las encíclicas, estudia una serie de «artículos cortos de Monseñor Ryan sobre justicia social»*86 y la tesis del padre William Ferree (Secretario del Departamento de Educación de la NCWC), también sobre Justiáa Social, la que cita varias veces en sus escritos87. En sus apuntes de clases destaca la idea de que Injusticia soáal requiere necesariamente de un orden social para poder llevarse a cabo, y, más aun, que «la caridad social debiera ser el alma del orden social para establecer la justicia social"88. Acerca de la justicia social, insiste nuevamente en la necesidad de traducir las encíclicas:

«El énfasis en la justicia social hay que ponerlo en la virtud que nos obliga a establecer el orden económico-social-jurídico que nos permitirá traducir las encíclicas en realidad, por el bien común del individuo, grupo, sociedad»89.

Acerca de la caridad social, es interesante la constatación que realiza el propio padre Hurtado: «Social charity" (nadie trata del punto)»90, porque de hecho, él ya hablaba de «caridad social» antes de su viaje. El concepto aparece por primera vez en sus escritos pocos meses antes de partir al país del Norte, en una conferencia en la Universidad Católica de Santiago, en junio de 1945, lo que además muestra que es un tema que, si bien no es nuevo para él, era bastante reciente91. Debió, por ello, sentirse muy alentado porque un estudioso experto en justicia social, de la talla de McGowan, tratara el punto de la caridad soáal en sus clases, presentándola además como «el alma del orden social para establecer la justicia social"92.

d. Una «idea que es nueva»; la reforma de las instituciones

Lo que resulta novedoso entonces no es tanto el uso de los términos, sino verse confirmado en la «idea que es nueva»: que la justicia social requiere de una reforma social y no únicamente de caridad individual93. Para el padre Hurtado, justicia social y caridad social, que están en la base de este nuevo orden social, requieren necesariamente de una reforma social que suponga una reforma no solo individual, sino estructural, tal como se lee en sus anotaciones de clases:

«Una razón para enseñar sociología es la idea, que es nueva: que la reforma social necesita de la reforma de las instituciones, no solo la moral del individuo. Por eso se necesita absolutamente»94.

La lectura diacrónica de los escritos del santo muestra un desarrollo en este punto de su pensamiento social: en una primera etapa sostiene que la reforma moral del individuo es capaz de lograr la reforma de la sociedad, luego comienza a valorar cada vez más el cambio estructural: «La moral individual es insuficiente»95. Finalmente, sostiene que reforma estructural e individual se necesitan mutuamente: «ambas se complementan»96. Nuevamente se encuentra presente el tema de la colaboración humana al plan divino, en este caso, se trata de una colaboración social. Esta lectura diacrónica muestra la relevancia del período de estudio en EE. UU. en la evolución del pensamiento social de Alberto Hurtado, en especial, por influencia de las clases con McGowan y de su estudio sistemático de las encíclicas sociales97.

e. Formación del proyecto de la ALSICH

Las obras «de caridad social» que más impactaron al padre Hurtado fueron: The Rural Life, The Rockhurst Institute, ambas con sede principal en Kansas, y VÉ cok Sociale Populaire, de Canadá.

The Rural Ufe, era una obra fundada por Mons. O'Hara para dar educación a los hijos de los campesinos, como medio de reforma social en el mundo rural. Para conocer mejor esta obra, san Alberto viaja a Des Mo-ines (lowa) para asistir a su Congreso Anual. Queda con mala impresión de su organización:

«Las charlas que dan sus oradores, muy pobres, como muy pobre el nivel de discusiones. Las reuniones en general muy aburridas [...]. Traía grandes esperanzas, pero mi impresión es de una realidad mucho menor»98.

Impresión general pobre de su organización, de la bilblioteca (solamente en inglés) y de la capacidad de trabajo. Las otras dos, en cambio, merecieron mayores elogios por parte del jesuita chileno.

The Rockhurst Institute concentraba el esfuerzo de los jesuitas de Kansas City en el plano sindical y obrero99. La estructura de trabajo del Instituto arroja luces acerca del particular interés del padre Hurtado:

«Trabajo del Instituto Rockhurst. A cargo del Padre Friedl. Trabajo en apariencia de poca monta, pero de gran influencia porque especializado: unos 200 jefes industriales y obreros. Ha intervenido en más de 100 conflictos del trabajo. Nació la idea en el Padre Friedl al leer el insistente llamado del Papa a que demos una formación social, que de hecho no damos. Y por eso: Io) Escuela de obreros dirigentes; 2°) escuela de patrones; 3o) preparación en común, después que han recibido la formación social igual —del mismo Padre—, de un contrato de trabajo; 4o) preparación en el College de un título en social rescontruction»100.

Esta misma formación social y trabajo «en común» entre dirigentes, obreros y patrones, estará presente en la ASICH. Asistió a una clase del P. Friedl en el Instituto y quedó muy bien impresionado: «Los obreros presentes, unos 60, más de la mitad mujeres, seguían con mucho interés y tomaban notas»101.

LEcole Sociale Populaire, de Montreal. Esta obra había sido fundada por el padre Joseph Archambault S.J., en 1929, con el fin de «predicar y enseñar en Canadá la doctrina social de la Iglesia»102, y si bien no era una escuela, sin embargo se le había llegado a llamar Universidad por la infuencia ejercida. Alberto Hurtado quedó muy bien impresionado por la obra y personalidad de Archambault, que además era el Presidente de las Semanas Sociales de Canadá, Director del Comité de Obras Católicas y quien había impulsado los sindicatos católicos, abiertos a católicos y no católicos, en ese país103. Las anotaciones en su estadía en esta institución revelan un creciente interés por fundar una obra sindical: «En Chile debe haber muchos no sindicados ¡y allí está nuestro campo!»104. El interés es mutuo: Archambault invita a Hurtado a prolongar su estadía o a regresar antes de su vuelta a Chile, lo que finalmente no ocurre por falta de tiempo105.

En resumen, su contacto con estas obras avivan su anhelo de «traducir las encíclicas en realidad^, y de organizar en Chile una obra de reforma de las estructuras, de caridad soáal. Para esta realización práctica, pensando ya en una «colaboración futura», tomó contacto con la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Laval, de Quebec, quienes llevaban a cabo una obra de acción social y de educación popular. El intercambio epistolar con Eugéne Bussiére, Secretario de la Universidad, pocos meses después, muestra el desarrollo de los proyectos sociales106. De hecho, en octubre, Bussiére vuelve a escribirle diciéndole que espera que sus proyectos hayan sido bien acogidos por el Cardenal Caro107. Lo que indica que los proyectos están en vías de realización.

Pero, ¿en qué consistían estos proyectos sociales? Es sabido que su mayor obra en este sentido fue la ASICH, pero esta nació recién el 13 de junio de 1947 y solo se consolidó al año siguiente108. ¿Qué ocurrió, entonces, entre 1945 y 1947? Algunas cartas y un interesante manuscrito, redactado en EE. UU., en enero de 1946, que titula Lo que podría hacerse en Chile109, contienen elementos que permiten reconstruir el desarrollo de sus proyectos sociales. El manuscrito describe las líneas centrales de una Escuela Social, que llama «Ju.So.»:

«Una «Escuela Social», «Ju.So»: Justicia social, en Santiago sería de gran utilidad para ir dando orientación social. Un grupo no muy numeroso, inscripción: gente que no esté muy pescada. ¿Cursos o charlas para los jóvenes? Me inclino a tipo de clases: cortas, con amplia discusión y temario para discutir. Filosofía social = Encíclicas. Realidad nacional. Legislación social nacional y extranjera. Realizaciones y métodos: publicar trabajos en una revista que ya se publica, de modo que difunda. Centralizar en esta Escuela Social los grupos que se interesan por tema social»110.

Una vez de vuelta en Chile, en mayo de 1946, le escribe a Rodolfo Valdés invitándolo a «echar a andar los Seminarios de Estudios Sociales de queja hemos hablado; tú sabes cuánta importancia tienen éstos», lo que muestra que debió haber tenido varias conversaciones al respecto, a pesar que en la misma carta declare: «no he podido hacer nada, hasta ahora»111. Al mes siguiente, el 21 de junio de 1946, le escribe a Mons. O'Hara: «Hemos iniciado un Seminario de Estudios Sociales con un grupo de estudiantes universitarios y gente joven, que está avanzando con gran interés»112. Luego, en noviembre del mismo año, una carta dirigida a Carlos Hurtado describe los avances del proyecto:

«La Central de Servicios Sindicales está funcionando bastante bien, aunque en forma muy incipiente. Estamos en un momento en que más que Central de Servicios Sindicales parece Círculo de Estudios. Pero por algo se comienza [...]. A nuestras reuniones asisten patrones, industriales y obreros. Ahora estamos en plena discusión de la sindicalización Agraria, que ya ha comenzado a ser una realidad en Chile»113.

Si bien los nombres cambian, las descripciones de la Escuela Social, «Ju.So.», del Seminario de Estudios Sociales y de la Central de Servicios Sindicales indican que estas distintas organizaciones son el desarrollo de un mismo proyecto. Y, por otra parte, la comparación de los elementos propios de estos sucesivos proyectos con la estructura organizativa de la ASICH muestra la continuidad de ellos con la Acción Sindical Chilena. Luego, estos proyectos son antecedentes de la ASICH, cuyo origen se remontaría, entonces, a su período de estudio en Norteamérica.

f. Su proyecto agrícola

La correspondencia con Bussiére alude a «proyectos soáales», en plural, como el mismo padre Hurtado se lo habría transmitido. Pero, fuera de la ASICH, no se cuenta con datos acerca de algún otro proyecto realizado por Alberto Hurtado a nivel estructural. Sin embargo, a partir de algunas cartas recibidas durante su permanencia en EE. UU. y en los meses siguientes, es posible reconstruir, en parte, otro proyecto social.

Tal como se señaló más arriba, Alberto Hurtado llegó a Kansas con «grandes esperanzas» acerca de The Rural Ufe, pero quedó con una impresión negativa. Naturalmente, su interés era el de proyectar una obra de desarrollo rural en Chile. Rumbo a Washington, se detiene en Sheboygan (Wisconsin) para encontrar al Provincial de los Salvatorianos, el padre Bede Friedrich, y proponerle un proyecto de escuela agrícola en Chile. El 31 de octubre escribe al Superior de la Soáedad de la Preáosa Sangre, pidiéndole sacerdotes para este proyecto. Lo mismo hace con el Provincial de los Padres de San Viator de Canadá. El 14 de diciembre le escribe al Secretario Ejecutivo de Agricultural Missions, de Nueva York, pidiéndole material de estudio en temas rurales para desarrollar su programa, y el día 15, le cuenta a Mons. O'Hara: «He estado visitando el Ministerio de Agricultura y el Ministerio de Educación para conocer lo que el Gobierno está haciendo en la vida rural»114.

Desgraciadamente, no contamos con las noticias de primera mano acerca de este proyecto, sino solo las respuestas de las distintas congregaciones y organismos a quienes Alberto Hurtado pidió ayuda115. A pesar de esto, las cartas recibidas permiten reconstruir, en cierta medida, cuál era su plan. Cabe notar que estas cartas hablan siempre de un proyecto: «yourproposed project», «the project in Chile», etc., lo que muestra que se trataba de algo ya estructurado. De acuerdo con la carta que le dirige el P. Bede Friedrich, el 29 de octubre, su proyecto habría consistido en enviar a Chile un grupo de sacerdotes para organizar una Escuela Agrícola bajo el auspicio de la Pontificia Universidad Católica de Chile, ofreciendo cursos a los campesinos con el objetivo de enseñarles cómo manejar sus pequeñas parcelas, en el entendido que bajo el sistema actual se encuentran esclavos de los latifundistas116. Por último, tres valiosas cartas de Miguel Covarrubias, desde Chile, aportan más datos sobre este proyecto de Escuela Agrícola. La primera, del 2 de diciembre de 1945, en la cual le cuenta que está «viendo modo de arreglar con Carlos Casanueva [Rector de la UC] las relaciones futuras de la "Sociedad Escuela Agrícola" en que ellos aporten el terreno y regida por un Consejo», y le pide que le envíe un «plano de tipo de escuela agrícola de conjunto y por secciones»117. En la segunda, del 13 de diciembre, le dice estar «buscando 50 cuadras para la escuela, cerca de Santiago [...]; si no encuentro haríamos, la escuela en el terreno de la Universidad, que tiene 87,5 hectáreas». Finalmente le insiste en que: «Los Padres vendrían contratados a dirigir una escuela práctica de Agricultura bajo la tuición del fundador o de la Universidad»118. Y una tercera, del 30 de diciembre, en que le recuerda el carácter técnico y moderno que buscan para la Escuela119.

Finalmente, ¿llevó a cabo este plan a su regreso a Chile?, ¿corresponde este proyecto de Escuela Agrícola a la Escuela Granja del Hogar de Cristo en Colina? Las fuentes no permiten contestar con certeza a estas preguntas. Si bien el proyecto de la Escuela Granja de Colina comenzó a concretarse a los pocos meses de su regreso de los EE. UU., en agosto de 1946120, esta no cuenta ni con profesores universitarios, ni mantiene la colaboración directa con la Universidad Católica como se proyectaba para la Escuela Agrícola. Por otra parte, la Escuela Granja se mantiene ligada al Hogar de Cristo y se enfoca en un trabajo educacional con los niños y adolescentes, mientras que la Escuela Agrícola estaba proyectada para ofrecer educación especializada a campesinos adultos con el fin que aprendieran a explotar mejor sus tierras. Todo esto hace suponer que se trata de proyectos distintos. Si bien no se descarta el influjo que el proyecto agrícola debió tener en la creación de la Escuela Granja del Hogar. Pero no se cuenta con noticias acerca de una Escuela Agrícola impulsada directamente por el padre Hurtado121.

g. educación religiosa

En otro ámbito, pero siguiendo su plan original de estudio, que se interesaba por la educación religiosa, tomó cursos con Fulton Sheen y WH. Russell, en la Universidad Católica de Washington. Su interés era profundizar en temas de educación religiosa y filosofía de la religión, que es una de sus tareas en Chile, en el Colegio y en el Hogar Catequístico122. Sobre este punto, dice haber aprendido bastante en las clases y en la conversación con varios sacerdotes jóvenes muy interesados en la enseñanza de la Religión123. En un artículo, publicado en 1947 en La Revista Católica, el padre Hurtado da cuenta de su interés por la educación religiosa y describe la influencia que su viaje a EE. UU. significó a este respecto:

«En un reciente viaje a los Estados Unidos pude constatar la preocupación por este problema [La enseñanza religiosa] y aproveché la oportunidad que se me ofrecía para asistir a los cursos que dictaba en la Universidad Católica Mons. Fulton U. Sheen sobre filosofía y religión, y el Pbro. WH. Russell sobre Cristo centro de la enseñanza religiosa. Pude conocer el texto para los cuatro años del «College» por Mons. Cooper, y el que con igual finalidad para los colegios belgas acaban de publicar los Padres Claude, Delepierre, Delcuve, de Marneffe, y Magnée de la Compañía de Jesús. En todos estos libros se echa de ver una franca reacción contra la enseñanza de la apologética como base de la formación religiosa del segundo ciclo de humanidades. Pero lo que más me ha llamado la atención como visión teológica, como esfuerzo maduro de síntesis es el trabajo cuyo principal autor es el P. John Courtney - Murray, SJ.»124.

Como en otros ámbitos, Alberto Hurtado buscó adaptar las ideas aprendidas para llevarlas a la práctica. De hecho, el 1 de febrero de 1947, le escribió al padre Delcuve pidiéndole permiso para traducir y adaptar su texto125. No se conserva la respuesta, pero debió ser positiva, pues le escribió también al encargado de la Editorial Difusión, Luis Luchía Puig, para publicar el texto de Delcuve, traducido y adaptado, para lo que obtiene una respuesta positiva algunos días después126.

3. Impacto de su retiro en Baltimore: «La materia no basta»

Se conserva el manuscrito de una importante meditación realizada durante su retiro en Baltimore, que lleva por título: «¿Cómo vivirla vida?»127. Este texto está en estrecha armonía con las meditaciones escritas a bordo del «Illapel», en su viaje de regreso a Chile, y que sirven para conocer el impacto de su retiro en Baltimore, al concluir su intenso viaje por EE. UU. y Canadá.

La meditación destaca la desorientación de la sociedad actual, desorientación causada porque vivimos en un mundo «dominado por problemas materiales formidables». Pero estos problemas materiales no son los de la pobreza, sino los de la abundancia: «Una amargura está oculta en medio de la trama de la vida, debajo de la máscara de aparentes alegrías, y se acude a diversiones ininterrumpidas»128. El hombre «no sabe qué logrará depués de tanto sacrificio». Se ha ganado la guerra, pero «sin saber por qué». La meditación habla de un mundo organizado para gozar: «del ambiente de placer, de la atracción de los sentidos que punza su carne con vehemencia en un mundo todo organizado para gozar». Todo funciona con un «orden perfecto, al sevicio de la materia». Ante este mundo organizado para gozar y al servicio de la materia, Alberto Hurtado toma una actitud crítica, y se renueva en el valor de la vida de fe, tal como lo anota al final del manuscrito, como conclusión:

«Estas notas escritas en Baltimore en mi primer día de ejercicios. Mi visita a Estados Unidos, me ha confirmado con mayor fuerza que lo esencial es la vida de fe!! ¡Lo que no es esto, nada vale!!»129.

El padre Hurtado, que había llegado a EE. UU. golpeado por la pobreza, ahora parece estar golpeado por la riqueza. Ante la experiencia del materialismo, realiza una renovación radical de visión de fe, en que la voluntad divina es la suprema realidad:

«Haec est voluntas Dei, sanctificatio vestra. Hambre y sed de justicia, es decir, de santidad. En la jerarquía de amores o valores, lo primero, mi santificación, a velas desplegadas a pesar de vivir en el siglo XX, o mejor, santificándome en el siglo XX y santificando el siglo XX»130.

La rectificación es significativa e ilustra bien el giro teológico de aquellos años: el hombre no se santifica «a pesar» del siglo, sino «en el siglo» y «santifica el siglo». Estas ideas están en estrecha relación con el retiro a jóvenes, predicado en la Semana Santa de 1946, retiro cuyas meditaciones fueron escritas a bordo del barco, durante el regreso, y que, por lo tanto, forman parte del viaje. En ellas, expresa la misma crítica a la sociedad de la abundancia:

«Vengo llegando del país más grande del mundo. Así lo decía el segundo grande, Churchill, hablando de Norte América en el hotel más grande del globo, el Waldorff Astoria, allí están los edificios más altos, el teatro mayor, Radio City, 7.000 asientos se llena desde las 7 de la mañana hasta la mañana siguiente... todos los records: velocidad y producción... allí está hoy más del 46% del oro del mundo. Progresos técnicos fantásticos: la muerte se va alejando, la vida prolongando. Millones de automóviles, de frigidaires... y como decía alguien: ¿Y qué? En la ciudad más grande del globo no viviría yo sino es por deber... Y ¿qué impresión de conjunto? Que la materia no basta, que la civilización no llena. ¡Que da demasiado poco y cobra demasiado caro!, ¡que a precio de esos juguetes se le quita al hombre su verdadera grandeza! Y al volver de un viaje espléndido para calmar los nervios de tanta agitación en un barco de carga, lento, único pasajero, que me permitía orar, pensar, escribir... reflexionaba: ¿Y es esto todo?»131.

En esta meditación se encuentra la misma actitud crítica ante la sociedad de la abundancia que se percibe en el retiro de Baltimore. «La materia no basta» es la idea que Alberto Hurtado repite al concluir su viaje de estudio a EE. UU. Ante el impacto de una sociedad dominada y al servicio de la materia, Alberto Hurtado insiste en la necesidad de la visión de fe. Por eso, la primera meditación de su retiro, redactada aún durante el viaje, la titula «Visión de fe, Visión de eternidad, Visión de voluntad de Dios, Visión de caridad», título totalmente coherente con el contenido de esta y las demás meditaciones.

Conclusiones

Los datos presentados revelan el profundo significado del viaje a los EE. UU. para el desarrollo del ministerio de san Alberto Hurtado, mucho más que para tomar distancia después de la renuncia a la Acción Católica. Su encuentro con Mons. O'Hara y su contacto con la Iglesia estadounidense lo llevan a tomar conciencia de la importancia del sentido de responsabilidad de los laicos y de su colaboración en la labor de la Iglesia. Sus visitas a las instituciones de caridad lo ayudan a planear el desarrollo concreto del recién creado Hogar de Cristo, poniendo el énfasis en el uso de los medios humanos: organización, eficiencia, limpieza, uso de los medios de comunicación, etc., naturalmente, en colaboración con los medios divinos. Su contacto con McGowan, la NCWC, y algunas instituciones de caridad social confirman su esperanza de que es posible aplicar concretamente la doctrina social de la Iglesia. Esto lo estimula a pensar y proyectar una obra orientada a la reforma estructural, lo que más tarde será la ASICH. Es novedoso constatar que los antecedentes de la Asociación Sindical Chilena se remontan a este período de estudio en Washington. Estos mismos meses de estudio de los documentos sociales de la Iglesia darán origen a dos importantes publicaciones: Humanismo social, publicado en 1947, que es el desarrollo del libro sobre deberes sociales, iniciado en enero de 1945, y El Orden social cristiano en los documentos de la Jerarquía Católica, publicado en 1948 en dos volúmenes.

Se destaca además el valor que el padre Hurtado otorgó al estudio: una obra como el Hogar de Cristo, que nació de una inspiración, posteriormente fue desarrollada sobre la base del estudio serio de instituciones semejantes. Asimismo, su proyecto social de la ASICH se apoya en meses de estudio y trabajo académico. En este tiempo, crece su conciencia de la insuficiencia de las soluciones individuales a los problemas sociales, y, por lo tanto, de la necesidad de la reforma estructural. En todas estas iniciativas, se percibe una cada vez mayor conciencia de la necesidad de valorar positivamente la colaboración humana a la obra de Dios. Esta valoración de las realidades terrenas es uno de los sustratos que preparaba la renovación propuesta por el Concilio Vaticano II.

Tal como se anotó al inicio, el padre Hurtado partió a EE. UU. golpeado por la pobreza, de la cual había tenido una particular experiencia que lo llevó a fundar el Hogar de Cristo. Durante el viaje conoce la situación social de un país desarrollado y, particularmente, en su retiro en Baltimore toma conciencia de los riesgos de la riqueza y la abundancia, y profundiza su «visión de eternidad». Esta experiencia espiritual lo inspira en su ministerio sacerdotal a predicar que «la materia no basta» y la centralidad de «la visión de fe». Se puede decir entonces, que parte su viaje golpeado por la pobreza, y termina golpeado por la riqueza.

Finalmente, cabe destacar que las dos intuiciones que marcarán el ministerio sacerdotal de sus últimos años: el sentido social y el sentido de Dios132, las cuales se desarrollarán plenamente en su viaje a Francia de 1947, encuentran sus antecedentes en sus reflexiones en estos meses en EE. UU. De este modo, este viaje de estudios otorga un nuevo impulso al padre Hurtado a orientar todo su trabajo social a la luz de la fe.

 

Notas

1 Este trabajo forma parte del desarrollo del Proyecto Fondecyt 1090033 (año 2009): Evolución cronológica del pensamiento j de la acción de Alberto Hurtado entre 1936j 1952.

2 Cf. S. Fernández, «Circunstancias de la fundación del Hogar de Cristo. Estudio histórico en los documentos contemporáneos», en Teologíay Vida, IL (2008) 875-891.

3 Cf. J. Castellón (ed.), Cartas e informes del'Padre Alberto Hurtado, S.]. (Santiago, 2003) 115-139.

4 J. Castellón (ed.), Cartas e informes, 203.

5 Se conservan dos manuscritos que dan cuenta de la redacción de este libro en el verano de 1945: Vida socialj deberes sociales (APH s24y01a), y Nuestro deber social (APH s24y01b). APH = Archivo Padre Hurtado, sobre y número del documento.

6 Cf. J. Ochagavía, «Padre Alberto Hurtado. Un Santo estudioso», Mensaje, 543 (2005) 38-44; J. Ochagavía, «Santidad y Teología. Reflexiones en la canonización del padre Hurtado», Teologíay Vida, XLVI (2005) 427-438; S. Fernández, «Relación del Padre Alberto Hurtado S.J., con la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Católica de Chile», Teología j Vida, XLIV (2003) 3-18; S. Fernández, «Correspondencia del Padre Alberto Hurtado C, S.J., relacionada con la fundación de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Católica de Chile», Teologíaj Vida, XLIV (2003) 19-47 y J. Costadoat, «Pietas et eruditio en Alberto Hurtado, S.J.», Teología j Vida, XLVI (2005) 321-352.

7 Nuestro deber social, [1945], APH s24y01b. Al analizar el manuscrito, queda claro que se trata de la introducción del libro que se había propuesto escribir en este tiempo.

8 Este proyecto concluyó, en 1947, con la publicación de Humanismo Social.

9 J. Castellón, Padre Alberto Hurtado S.J. Su espiritualidad (Santiago 1998) 95.

10    Cf. El Diario Ilustrado, 21 abril de 1945; El Mercurio de Santiago, 21 abril de 1945.

11    Así se deduce de una carta de O'Hara al P. Wilfred Parsons: «7 have a donor who has given the full scholarships for ajear at the Catholic University to these Eatin American priests» (Archivo de Monseñor Edwin O'Hara). No queda claro si la beca le fue ofrecida directamente por Mons. O'Hara durante su estadía en Chile, en abril de 1945, o algunas semanas después por medio del P. Weigel (cf. Carta a Edwin O'Hara, 1945, APH s70yl31). El hecho es que el obispo de Kansas City muestra un fuerte interés por contar con el padre Hurtado entre los becados.

12    Estas cartas no se conservan, pero el padre Hurtado alude a ellas en su respuesta a Mons. O'Hara del 28 de julio de 1945 (cf. Carta a Edwin O'Hara, 1945, APH s70yl31).

13    Carta de Edwin O'Hara, 1945, CR1945m08d07 (CR = Carta recibida, seguido por la indicación de la fecha. Estas cartas se conservan en el Archivo Padre Hurtado).

14    Cf. Carta a Edwin 0 Hará, 1945, APH s 70yl 31.

15    Cf. ¡Diario de viaje a EE. UU. I], 1945, APH slóyOl; [Diario de viaje a EE. UU. III], 1945, APH slóyOó y Méjico, [1945], APH s29yl2. La visa registra el propósito del viaje: «Trabajo de estudio social con beca otorgada por el Obispo de Kansas City, Rev. Edwin O'Hara».

16    En Costa Rica, junto con Mons. Sanabria, le atrae mucho el trabajo del P. Núñez, Presidente del Sindicalismo de ese país. Junto a él va a sacar a un carretelero tomado preso, cf. [Diario de viaje a EE. UU. I], 1945, APH slóyOl.

17    Méjico, [1945],^4PHs29yl2.

18    Cf. Carta a Rebeca de Franke, 1945, APH s65y38.

19    Cf. Kansas City, 1945, APH sl6y08.

20    Cf. Carta a Rebeca de Franke, 1945, APH s65y38.

21    Cf. Carta a Mercedes Peña, 1945, APH s65y05.

22    St. Christopher's Inn, [1945],^4PHsl6y09.

23    Cf. Carta de Edwin O'Hara a Thomas Mitchell, del 25 de septiembre de 1945: «The five who have arrived have made good use of the month or six weeks thej have been with us in improving their English and in getting acquainted with parish life and American conditions generally» (cf. Archivo de Monseñor Edwin O'Hara).

24    Cf. The Road of Serfdom in Europe, 1945, APH slóylO y The San Antonio plan, [1945], APH si5y06.

25    Cf. Rural Life Conference, [1945], APH sl5y09 y [Encuentro Nacional de Rural Life], [1945], APH sl5y05.

26    Cf. Dr.]ohn Clerk, 1945, APH slóyll.

27    Cf. Carta de Bede Friedrich, 1945, CR1945ml0d29.

28    Se conservan algunas de sus notas: The philosophy of comparatives religions, [1945], APH sl5yl0; The grammar of assent, [1945], APH sl5yll y Causas de esceptiásmo, [1945], APH si5yl2.

29    [Clase con elP. Russell], [1945], APH sl5y01; Cristocentrismo en la enseñanza de la Religión, [1945], APH s68yl5 y Esquema de Cristocentrismo, [1945], APH s61y08b.

30    listados Unidos, [1946], APH sl6y03 y Padre Higgins, [1945], APH s60y02. La NCWC había sido fundada en 1919 con el propósito de formular reformas en educación, ¡migración y acción social, y mantuvo su unidad hasta que fue reemplazada por la Conferencia Nacional de Obispos Católicos en 1966, cumpliendo así con las directrices del Concilio Vaticano II. Cf. R. Pattée, El catolicismo en los listados Unidos (EPESA, Madrid 1946) 439-467.

31    Cf. Padre Higgins, [1945], APH s60y02) y NCWC, 1945, APH sl6yl2.

32    Dice sentirse «cada día más optimista, con tal que un grupo quiera machucarse con ganas», porque, «necesitamos decirle con obras al pueblo, que comprendemos su dolot», Carta a Luis Williamson, 1945, APH s63y64.

33    Cf. Carta a Edwin O'Hara, 1945, APH s70yl32 (original en inglés).

34    Este 'propósito' es el que, desde luego, sentará las bases para su libro El Orden Social Cristiano en los Documentos de la Jerarquía Católica.

35    Cf. Carta a Mercedes Vena, 1945, APH s65y07.

36    Union Catholique des Cultivateurs, [1945],^4PHs61y08o.

37    Cf. Carta de Eugéne Bussiére, 1946, CR1946m05dl6.

38    Cf. Sindicatos católicos, [1945], APH s61y08m.

39    Cf. L'École sociale populaire, [1945], APH s61y08j.

40    La primera petición para realizar una fundación en nuestro país había sido hecha por el Arzobispo de Santiago de Chile a la Provincia Oblata de Canadá, el 8 de octubre de 1945 (Codex Historiáis OMI).

41    Alberto Hurtado anota: «La ida de los Oblatos sería de gran importanciaj que vivieran como en Montreal junto a la JOC», Lo que podría hacerse en Chile, [1946], APH s61y08q.

42    Cf. Carta de Louis-Philippe Fafard, 1946, CR1946m01dl5 y Carta al Director Gerente de Ediciones Fides, 1946, APH s63y27.

43    Lo que podría hacerse en Chile, [1946], APH s61y08q.

44    Cf. Estados Unidos, [1946], APH sl6y03; América del Norte j América del Sur, [1946], APH s61y07b; Carta a Elena de Vizcaíno, 1947, APH s65y33 y Carta a Mercedes Peña, 1946,^4PHs65yl0.

45    Cf. Carta a Edwin O 'Hará, 1946, APH s 70yl 33.

46    De hecho, tenía programando con Miguel Covarrubias un viaje rápido a Bélgica, en marzo, para estudiar los sindicatos católicosyla liga de campesinos, cf. Carta de Miguel Covarrubias, 1945, CR1945ml2dl3 y Carta de Miguel Covarrubias, 1945, CR1945ml2d30.

47    Cf. Carta a Edwin O'Hara, 1946, APH s70yl33 y Carta de Edwin O'Hara, 1946, CR1946m01d22.

48    Cf. Estados Unidos, [1946], APH sl6y03; ¿Cómo vivirla vida?, [1946], APH s52yl2; La Samaritana, [1946], APH s30y05; Cana de Galilea, [1946], APH s36y21 y Tres mujeres del Evangelio, [1946],^4PHs39yl6.

49    Carta a Rebeca de Franke, 1946, APH s65y44.

50    Carta a Rebeca de Franke, 1946, APH s65y44. Este retiro a jóvenes se encuentra casi enteramente publicado en S. Fernández (ed.), Un disparo a la eternidad. Retiros epirituales predicados por el Padre Alberto Hurtado, S.J. (Santiago, 2002) 35-73.

51 Cf. Carta a Mercedes Peña, 1945, APH s65y05.

52 St. Christopher's Inn, [1945],^4PHsl6y09.

53 St. Christopher's Inn, [1945],^4PHsl6y09.

54 St. Christopher's Inn, [1945],^4PHsl6y09.

55 St. Christopher's Inn, [1945],^4PHsl6y09.

56 M. Holley, «Diario de la enfermedad y muerte del P. Hurtado», en M. Clavero (ed.), Biografíaj testimonios de san Alberto Hurtado (Santiago, 2010) 124. Cf. Proceso Cogni-cional, Testimonio del Sr. José Antonio Palma: «En esa oportunidad la Madre me dio un vestón de talla mayor que la mía; el Padre se disgusto'j dijo que los niños no eran "tonis "».

57 Este lapsus del manuscrito muestra hasta qué punto está pensando en lo que va a copiar a su regreso a Chile para el funcionamiento del Hogar de Cristo.

58 St. Christopher's Inn, [1945],^4PHsl6y09.

59 St. Christopher's Inn, [1945], APH sl6y09.

60    Al menos desde el año 1942 se tienen registros de Conferencias o Retiros suyos transmitidos por la radio.

61    NCWQ [1945],^4PHsl5y07.

62    St. Christopher's Inn, [1945],^4PHsl6y09.

63 América del Nortej América del Sur, [1946], APH s61y07b.

64 Estados Unidos, [1946], APH sl6y03.

65 Cana de Galilea, [1946], APH s36y21.

66 Kansas City, 1945, APH sl6y08. El subrayado es propio del manuscrito.

67 Estados Unidos, [1946], APH sl6y03.

68    América del Nortej América del Sur, [1946], APH s 6 ly07b. Continúa en el mismo documento: «Organización maravillosa, por lo menos si la comparamos con la nuestra. El episcopado nacionalj su NCWC... Cada diócesis, cada parroquia, sus escuelas... la vida de cada Parroquia, sus actos religiosos, la colaboración seglar, sus estadísticas, anuarios..».

69    Para la relación entre el padre Hurtado y la Nouvelle Théologie, cf. F. Parra, «Teología del Cuerpo Místico, Comunión de los Santos y pensamiento social en San Alberto Hurtado. La influencia de Emile Mersch y Karl Adam», Teologíaj Vida, L (2009) 797-835. Además, una buena síntesis del espíritu lovaniense -que inspirará la teología conciliar— en G. Philips, Pour un christianisme adulte (París 1963).

70    F. Berríos, «La problemática moderna del trabajo como signo de los tiempos», Teología j Vida, L (2009) 554.

71    La carta de R. Silva está publicada en A. Lavín, El Padre Hurtado, amigo j apóstol de los jóvenes (Santiago 1978) 120-121. La respuesta del padre Hurtado está publicada en Cartas e informes, 105-112.

72 Si bien no hay registros oficiales de que haya tomado un curso con McGowan, se deduce de sus manuscritos, cf. listados Unidos, [1946],^4PHsl6y03.

73 Carta a Edwin O 'Hará, 1945, APH s 70yl 32 (original en inglés).

74 Carta a Edwin O'Hara, 1946, APH s70yl33 (original en inglés). El trabajo con los documentos de la jerarquía católica, estuvo vinculado con sus clases y estudio en la NCWC, no con la Universidad Católica de Washington.

75 En noviembre de 1946, describe su trabajo: «Yo comencé en Norte América, una recopilación de todas las cartas pontificiasj episcopales que he podido tener a mano sobre materias sociales, desde León XIII a Pío XII Tengo el trabajo bastante adelantado, pero no he tenido tiempo de sacar en limpioj de ordenar en forma de material de imprenta lo que he reunido. Habría que hacer algunas traducciones j recopilaciones, j ordenar en forma limpia lo que hay que publicar sobre dichas materias. ¿Se atrevería Ud. a "apechugar" con este trabajo de ordenación'?», Carta a Carlos Hurtado, 1946, APH s70y086.

76    Cf. Carta a Hugo Montes del 14 de enero de 1946, en Cartas e informes, 163.

77    Al mismo O'Hara se lo adelanta: «This work will enable us to give a series of lectures on the encyclicals, and to publish them» {Carta a Edwin O'Hara, 1945, APH s70yl32). Algunas de estas conferencias son: Los católicos j el problema social en Estados Unidos, [1946], APH sl5y03; Catolicismo en Estados Unidos, [1946], APH sl5y04a y Estados Unidos, [1946], APH si6y03.

78    Cartas e informes, 163.

79    Carta a Edwin O Hará, 1945, APH s 70yl 32 (original en inglés).

80    Carta a Edwin O'Hara, 1946, ^4PHs70yl33 (original en inglés).

81     Carta a Edwin O'Hara, 1945, APH s70yl32 (original en inglés). La respuesta de O'Hara muestra la comunión de ideas entre ambos: «Certainly jou are making good use of your opportunity in Washington to study carefully the social teachings of the Holy Fathers from Leo [XIII] to Pius XII. I think the situation can be of the greatest consequence to Chile» (Carta del 24 de diciembre de 1945, Archivo de Monseñor Edwin O'Hara).

82    Cf. R. Pattée, El catolicismo en los Estados Unidos (Madrid 1946) 363-381. Pattée afirma que «no sería exagerado decir que a monseñor Ryan se le debe una influencia casi desproporcianada en la adaptación concreta de la doctrina soáal tradiáonal católica a las condiáonesparticulares del país», 363. El propio padre Hurtado -en un documento redactado a su regreso en Chile— dice de Ryan: «Toda su vida la consagró a abrir brecha en el terreno soáal, a traduár a términos norteamericanos la doctrina de las enáclicas» {Eos católicosj el problema soáal en Estados Unidos, [1946],^4PHsl5y03).

83    NCWC, [1945],^4PHsl5y07.

84    Cf. R Pattée, Elcatoliásmo en los Estados Unidos (Madrid 1946) 323-328.

85    Eos católicos j el problema soáal en Estados Unidos, [1946], APH sl5y03. Esta búsqueda de «produár la síntesis entre nuestras doctrinas j nuestras realidades» está presente en Alberto Hurtado aun antes de su viaje. Cf. S. Fernández (ed.), Ea búsqueda de Dios. Conferenáas, artículos j discursos pastorales del Padre Alberto Hurtado, S.J. (Santiago, 2005) 112-113.

86    Congress Industrial Organisation, [1945],^4PHs61y07c.

87    La tesis se la debió recomendar McGowan. El manuscrito de sus apuntes de clases con él señala: «Father Ferree. Thesis, a good thesis on Social Justice» (Padre Higgins, [1945], APH s60y02).

88 Padre Higgins, [1945], APH s60y02 (original de esta parte del manuscrito en inglés).

89 Padre Higgins, [1945], APH s60y02 (original de esta parte del manuscrito en inglés).

90    Padre Higgins, [1945], APH s60y02. El manuscrito es sumamante interesante, ya que es posible identificar —a partir del uso de los idiomas, inglés y español—lo que corresponde a apuntes de clases, de las propias reflexiones del jesuita chileno.

91    Cf. La búsqueda de Dios, 112-113.

92    Resuena, en efecto, la idea tantas veces repetida en sus escritos, al hablar de justicia, señala que esta debe estar «coronadapor la caridad} (cf. Desfile antorchas, Congreso SSCC, 1944, APH sl9y28; Educación de la caridad, [1944], APH s49yl7; Educación de la caridad, [1944], APH s51yl8b; [Vigilia de Navidad], [1939], APH s54yl2 y El deber de la Caridad, 1944, APH s54y27). La misma idea se repite varias veces en sus libros El Orden Social Cristiano en los Documentos de la Jerarquía Católica y Moral Social.-

93    Es el tema de su libro Moral Social, redactado en 1952, y que no alcanzó a publicar. La obra fue publicada años después por P. Miranda, Moral Social. Obra postuma del Padre Alberto Hurtado, S.J. (Santiago 2004). Ver también P. Miranda, «Preludios del aggior-namento de la moral social en América Latina», Moralia, 31 (Madrid 2008) 159-184.

94    Padre Higgins, [1945], APH s60y02.

95    Cf. S. Fernández, «¿Reformar al individuo o reformar la sociedad? Un punto central en el desarrollo cronológico del pensamiento social de San Alberto Hurtado», Teóloga j Vida, IL (2008) 514-544. Cf. Reforma de estructuras, [1948],^4PHs24y07.

96    La síntesis se encuentra en su último libro, Moral Social, 225.

97    Particularmente de Quadragessimo Anno, como él mismo señala en un documento redactado en Baltimore: «Ypara reformar la sociedad, dice Quadragessimo Anno: reforma moraly reforma [de las] instituciones» {Cana de Galilea, [1946], APH s36y21). Es muy interesante, a su vez, verificar que esta idea la aplica a diversos 'ámbitos de acción', como la economía, la sociología, incluso también a la formación religiosa, como lo señala en otro documento: «En la formación religiosa distinguir: a) la parroquial - hacer un buen cristiano... j cielo! b) la social- la conversión de la sociedad}, donde se ve que la idea de aplicar la reforma estructural a la evangelización es una anticipación a la evangeliza-ción de la cultura (How to organise corporations, [1945], APH sl5y02).

98    Rural Life Conference, [1945], APH sl5y09.

99    Las interesantes reflexiones que hace Alberto Hurtado sobre los sindicatos, durante el viaje, que rebasan nuestro tema, podrían desarrollarse más ampliamente sobre la base de los siguientes manuscritos: Los católicos j el problema social en Estados Unidos, [1946], APH sl5y03; [Diario de viaje aEE. UU. I], 1945, APH slóyOl; [Diario de viaje aEE. UU.III], 1945, APH slóyOÓ; Méjico, [1945],^4PHs29yl2; Origen del Sinarquismo, [l945\,APHs29yl9;JOQ [1945],^4PHs61y08f;LÉcolesocialepopulare, [1945],^4PH s61y08j; How to organise corporations, [1945],^4PHsl5y02; Los católicosj elproblema social en Estados Unidos, [1946], APH sl5y03 y Sindicatos católicos, [1945], APH s61y08m.

100   The San Antonio plan, [1945], APH sl5y06.

101   The San Antonio plan, [1945], APH sl5y06.

102   L'École sociale populaire, [1945],^4PHs61y08j.

103   Cf. Acción Corporativa, [1945], APH s61y08n; L'École sociale populaire, [1945], APH s61y08j; Semanas Sociales, [1945], APH s61y08k; El comité de las obras católicas, [1945], APH s61y081 y Sindicatos católicos, [1945], APH s61y08m.

104   Sindicatos católicos, [1945],^4PHs61y08m.

105   Cf. Carta de Joseph Archambault, 1946, CR1946m02dl3a: «Cher Pere Hurtado, ]'ai bien refrené que vous n'aje^pu revenir au Canada. Votre séjour id a été trop bref». Cf. también Carta de Joseph Archambault, 1946, CR1946m05d07.

106   Las palabras de Bussiére son elocuentes: «Je suis heureux d'apprendre que vouspoursuive^ toujours la realisation de vos projets etje suis assure qu'avec votre grande personnalité, votrefoi en Dieu et dans les hommes, vous arrivere^ au but [...]. La communauté depensée et d'idéal qui s'est établie des notre premier contad devrait étre, me sembk-t-il, un gage de sucas dans notre collaboration future», Carta de Eugene Bussiére, 1946, CR1946m05dl6.

107   Carta de Eugene Bussiére, 1946, CR1946ml0d22: «J'espére qu'il a bien accueilli vos projets puisque je sais que vous tes de taille a les mener a bonne fin». Desgraciadamente, no se conservan las cartas originales del padre Hurtado.

108   Cf. Informe del Padre Hurtado, [1952], APH s64y59 y M. Clavero, «Un punto de inflexión en la vida del padre Alberto Hurtado: Itinerario y balance de su viaje a Europa, de 1947», Teologíaj Vida, XLVI (2005) 311-314.

109   Lo que podría hacerse en Chile, [1946], APH s61y08q.

110   Lo que podría hacerse en Chile, [1946], APH s61y08q.

111 Carta a Rodolfo Valdés, 1946, APH s70yl08.

112 Carta a Edwin 0 'Hará, 1946, APH s 70yl 34 (original en inglés).

113 Carta a Carlos Hurtado, 1946, APH s70y086.

114   Carta a Edwin O'Hara, 1945, APH s70yl32 (original en inglés). Junto con esto, pide donaciones de DDT (un insecticida) «para su institución» (cf. Carta de Jane Hoey, 1946, CR1946m02dl3b).

115   Cf. Carta de Bede Friedrich, 1945, CR1945ml0d29; Carta de Joseph Marling, 1945, CR-1945mlldl5; Carta de John Reisner, 1945, CR1945ml2dl9 y Carta de Louis-Philippe Fafard, 1946, CR1946m01dl5.

116   Cf. Carta de Bede Friedrich, 1945, CR1945ml0d29.

117   Carta de Miguel Covarrubias, 1945, CR1945ml2d02.

118   Carta de Miguel Covarrubias, 1945, CR1945ml2dl3.

119   Carta de Miguel Covarrubias, 1945, CR1945ml2d30. Resulta interesante el carácter técnico que se busca para la formación del campesinado.

120   Carta al P. Archambault del 6 de agosto de 1946: «On vient de me donner une belkperme de 15 Hectares avec une grande maison toutpres de la gare, a 20 minutes par train de Santiago, pour établir la une école industrielle et agricolepour lespauvres adolescents. (...) Je voudrais a tout prix obtenir une communauté religieuse, si possible deprétres, si non, despréres. Si onpouvait avoir des prétres canadiens pour la besogneü Mon Dieu, que ce serait beau! Puis-je vous demander, mon reverend Pere de bien voukirpaire les demarches?» (APH s65y01).

121   Miguel Covarrubias estableció finalmente la Fundación "Dolores Valdés de Covarrubias", el año 1953, con el objetivo de «constituir j mantener escuelas de propesores o propesores rurales», Universidad Católica de Chile 1959. Prospecto General, 173-174.

122   Con Russell, al menos, debió haber tenido contacto bastante directo (cf. final del manuscrito: El niño perdido j hallado en el templo, [1945], APH s44yl0).

123 Cf. Carta a Edwin O'Hara, 1946, APH s70yl33 (original en inglés).

124 «La enseñanza de la Religión en el Segundo Ciclo de Humanidades», La Revista Católica, LXXXII, 932 (1947) 1011-1024.

125 Cf. Carta al Padre Delcuve, 1947, APH s63y26.

126 Cf. Carta a Luis Luchía, 1947, APH s63y25 y Carta de Luis Luchía, 1947, CR1947m02dl2.

127 ¿Cómo vivir la vida?, [1946], APH s52yl2.

128   ¿Cómo vivir la vida?, [1946], APH s52yl2.

129   ¿Cómo vivir la vida?, [1946], APH s52yl2.

130   ¿Cómo vivir la vida?, [1946], APH s52yl2.

131 Visión de fe, Visión de eternidad, Visión de voluntad de Dios, Visión de caridad, [1946], APH s52yl4. El texto ha sido reducido, pero se encuentra completo en, Un disparo a la eternidad, 35-36.

132 Cf. S. Fernández, «¿Reformar al individuo o reformar la sociedad? Un punto central en el desarrollo cronológico del pensamiento social de San Alberto Hurtado», 532-544.

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