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CON POPPER EN BUSCA DE LA VERDAD
¿Cómo se puede afirmar1 que de 1962 en adelante se da un gran cambio en Ia filosofía de Ia ciencia? Esa es Ia fecha, evidentemente, en que se publicó el libro de Kuhn. Como tantas veces ha ocurrido en este país —¿hasta cuándo?— es curioso observar cómo quienes hasta antes de ayer supuraban ortodoxia de marxismo escolástico, al cambiar los vientos, de pronto parecen convertirse a Ia más pura ortodoxia de otra moda ganante. Thomas S. Kuhn, escritor de algunos ligros de gran seriedad y trabajo, me permitirá que Io diga: no, en 1982 no pasó nada —bueno, sí, pasaron muchas cosas en Cuba, en Berlin, en todas partes menos aquí—, como no fuera en un pequeño gallinero de autollamados «filósofos de las ciencias» con mal de positivismo y afan de imperialización de todos los mares. Y no veo llegado el momento de convertir el pequeño revuelo gallináceo en ningún nuevo fantasma que recorra, no ya Europa, sino el mundo. Científicos de todas las ciencias y de todos los tiempos, a más de los historiadores de las ciencias, están ahí para decirlo a todo el que quiera oirlo. Pero, por suerte, no es de eso de Io que aquí vamos a hablar, sino de Popper, con ocasión del doscientos aniversario de Ia Crítica de Za razón pura. Es duro hablar hoy de nuestro filósofo, cuando, precisamente, Paul K. Feyerabend nos acaba de asegurar que «una única exposición divulgativa de Asimov es mucho más realística que Ia obra entera de Popper» 2; cambiando quizá el nombre de Asimov por el de Duhem o d'Espagnat es muy posible que tenga razón. Si alguien piensa que Ia extraña razón que me Ueva a hablar de él para conmemorar Ia Crítica es Ia de que algunas voces hablen de «racionalismo crítico» para referise a su filosofía, no olvide que al fin y al cabo debe de tratarse de alguno de esos eslóganes que se lanzan para vender una mercancía como si fuera más guapa que Ia de los otros. Si, con todo, merece Ia pena hablar de Popper, y Io merece en mi opinión, es porque su obra entera es una búsqueda de Ia verdad, y, precisamente, una búsqueda que viene tras las huellas de Ia obra de Kant, quien, para Popper, no Ia encontró. TaI va a ser el tema de estas páginas, tal es uno de los más grandes temas de toda Ia filosofía desde que existe. ¿La ha encontrado nuestro filósofo? Me temo que tampoco,
1 En el prólogo de Jacobo Muñoz a Ludovico Geymonat, Ciencia y realismo (Barcelona, Península 1960) p. 18. a En nota de Ia pagina 93 de La scienza in una società libera (Milán, FeltrineUi 1981), traducción italiana de Science in a Free Society (Londres NLD 1978).
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