The Paideia Archive: Twentieth World Congress of Philosophy

Volume 18, 1998

Philosophy and Children

Félix García Moriyón
Pages 28-35

¿Para Qué Sirve Enseñar Filosofía?

Los profesores de filosofía suelen afirmar que la filosofía debe ocupar un importante lugar en la educación de los niños y adolescentes. La filosofía les ponen en contacto con temas básicos para entender los fundamentos de la democracia y ayuda a que se desarrollen en ellos las capacidades cognitivas y afectivas exigidas en las sociedades complejas, plurales y cambiante de la actualidad. Falta de todas formas definir un poco mejor lo que entendemos por filosofía y cómo debe ser la enseñanza de la misma. La argumentación es correcta, pero no pasa de ser una argumentación filosófica más bien retórica, insuficiente para defender la presencia de la filosofía y poco clara para orientar la acción del profesorado en el aula. Hace falta en estos momentos desarrollar un amplio trabajo de investigación educativa centrado en la enseñanza de la filosofía. En esa investigación debemos confirmar la supuesta aportación de la filosofía y para ello hace falta, partiendo de un marco teórico solido y riguroso: a) definir con precisión que dimensiones desarrolla efectivamente la enseñanza de la filosofía; b) precisar cómo pueden ser observadas esas dimensiones en el aula; c) seleccionar los instrumentos que hagan posible medir el progreso en esas dimensiones; y d) diseñar las prácticas pedagógicas que ayuden a desarrollar esas dimensiones. Esto es lo que se presenta en este trabajo. Dedicado a la enseñanza de la filosofía en el bachillerato desde hace más de 25 años, me ha interesado siempre mucho la justificación de la presencia de esa asignatura, preocupación que se ha incrementado en los últimos años debido a la reforma del sistema educativo español que has supuesto, en parte, una disminución de la presencia de la filosofía, al menos tal y como era concebida anteriormente. Este interés, que comparto con la mayor parte de mis compañeros de prefesión, me ha llevado a profundizar en tres aspectos que quiero abordar en este trabajo. En primer lugar, el término de filosofía y de enseñanza de la filosofía son tan amplios, o tan vagos, que no estoy muy seguro de que, cuando defendemos la presencia de la filosofía en la educación, todos estemos hablando de lo mismo. En segundo lugar, la argumentación que los colegas ofrecen para defender la presencia de la filosofía es, con frecuencia, por no decir siempre, absolutamente retórica e insuficiente para el objetivo que persiguen. En tercer lugar, carecemos de un marco teórico de investigación que permita con cierto rigor avanzar en la verificación del papel que la filosofía puede desempeñar en la enseñanza.