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Cinta de moebio

On-line version ISSN 0717-554X

Cinta moebio  no.76 Santiago Mar. 2023

http://dx.doi.org/10.4067/s0717-554x2023000100024 

Artículos

Constructivismo y fenomenología existencialista: dos momentos en la epistemología posracionalista

Constructivism and existential phenomenology: two moments within postrationalist epistemology

Pablo López-Silva1 
http://orcid.org/0000-0001-7457-7724

Mauricio Otaíza-Morales2 
http://orcid.org/0000-0001-7996-7465

1Universidad de Valparaíso, Valparaíso, Chile

2Universidad Austral de Chile, Puerto Montt, Chile

Resumen

El enfoque posracionalista surge desde la crítica constructivista a la forma en que el cognitivismo tradicional conceptualiza la relación entre sujeto y realidad. Tomando como principal unidad de análisis el estudio de la identidad personal como fenómeno bio-psicológico, el modelo de Vittorio Guidano se ha convertido en la formulación más popular de este enfoque. Lamentablemente, la abrupta partida de su fundador parece haber dejado una serie de cuestiones conceptuales abiertas a la base del modelo. El presente artículo identifica los aspectos fundamentales de la epistemología posracionalista de Guidano y luego de explorar su obra tardía, propone que es posible identificar dos momentos fundamentales en el enfoque: (i) Un primer momento (que denominamos Guidano 1 y que concentra la mayoría de la literatura en el tema) que es la expresión de una marcada influencia constructivista que implica la idea de que el principio organizador del funcionamiento de los sistemas humanos es la sobrevivencia. (ii) Un segundo momento (que llamamos Guidano 2 y que no ha sido exhaustivamente explorado en la literatura actual) que puede ser identificado como el producto de un giro hacia la filosofía fenomenológico-existencial. Acá, la identidad de un organismo no solo está orientada a la sobrevivencia, sino que, sobre todo, al sentido de la existencia misma. Se concluye clarificando el tipo de fenomenología que guiaría la práctica clínica de Guidano 2.

Palabras clave: cognitivismo; constructivismo; fenomenología; posracionalismo

Abstract

The so-called postrationalist approach emerges against the way in which traditional cognitivism conceptualizes the relationship between subject and reality. Defining the self as a bio-psychological phenomenon, Vittorio Guidano’s proposal has become the most popular formulation of the model. Unfortunately, the sudden passing of Guidano left several conceptual issues opened within the model. After identifying the main aspects of the approach, this paper identifies two moments in Guidano’s model. (i) The first stage, strongly influenced by constructivism and traditional enactivism, defines the self as emerging in the recursive relationship between organism and environment defined by the need for survival. We shall call this moment Guidano 1. This stage has been the target of most literature on the topic. (ii) The second stage (Guidano 2) is the product of a turn towards existential-phenomenology. Here, the relationship between self and reality is not only organized around survival, but also, around the sense of the organism’s own existence. Importantly, this later moment has been largely neglected in the literature, so, after critically examining it, we conclude by clarifying the type of phenomenological analysis that would guide clinical practice from the perspective of the second moment in the model.

Key words: cognitivism; constructivism; phenomenology; postrationalism

Introducción

El enfoque posracionalista emerge en psicología desde la crítica constructivista a la forma en que el cognitivismo tradicional conceptualiza la relación entre sujeto y realidad (Guidano. The complexity of the self, López-Silva y Otaíza. Identidad personal como organización cognoscente). Tomando como principal unidad de análisis el estudio de la identidad personal (o self ) como fenómeno psicológico, el modelo posracionalista de Vittorio Guidano se convirtió en la formulación más destacada de este enfoque logrando fundar una notable escuela en psicoterapia (IPRA - Istituto di Psicologia e Psicoterapia Post-Razionalista ). Lamentablemente, la abrupta partida de su fundador parece haber dejado una serie de cuestiones epistemológicas abiertas a la base del modelo. Por una parte, esto parece haber precipitado un cisma entre la propuesta original de Guidano y la relectura fenomenológico-hermenéutica narrativa de corte ricoeriano propuesta por Giampiero Arciero (Arciero, Bondolfi y Mazzola. The foundations of phenomenological psychotherapy) y; por otra parte, este acontecimiento produce que el análisis de la obra de Guidano se disperse en la literatura sin retomar la unidad y coherencia epistemológica necesaria para su desarrollo y evolución.

Con el fin de estimular el avance del modelo, el presente artículo identifica los principales elementos de la epistemología posracionalista de Guidano y tras explorar su obra tardía, propone que es posible identificar dos momentos fundamentales en las bases epistemológicas del modelo: (i) Un Primer Guidano, que denominamos Guidano 1, que es expresión de una marcada influencia constructivista centrada en la idea de que el principio organizador de la identidad de los sistemas humanos es la sobrevivencia, y que constituye la mayor y más conocida parte de su trabajo. Por otra parte, (ii) Un Segundo Guidano, que denominamos Guidano 2 y que no parece haber sido exhaustivamente explorado en la literatura actual. Esta fase del pensamiento de Guidano surgirá como el producto de un giro hacia la filosofía fenomenológico-existencial en la filosofía del autor. Acá, la identidad de un organismo no solo está orientada a la sobrevivencia o a la preservación de la propia existencia, sino que, sobre todo, a un existencial ético y teleológico, es decir, al sentido de la propia existencia . Luego de clarificar los argumentos de nuestra propuesta, el trabajo concluye clarificando el tipo de fenomenología-existencial de Guidano 2 en torno a la práctica clínica.

El modelo posracionalista con base constructivista-enactivista: Guidano 1

Inicialmente, Guidano (The self in process) busca entender las dinámicas subyacentes a la forma en que los organismos humanos generan patrones regulares para la producción de conocimiento acerca de ellos mismos y de la realidad. El término Posracionalismo surgirá como una crítica al racionalismo imperante en la psicología cognitiva de mediados del siglo pasado (Balbi. Terapia cognitiva posracionalista , Guidano. Los procesos del self). Para Guidano, toda operación implicada en el conocimiento (racionalidad) estará basada en un funcionamiento pre-reflexivo de tipo bio-psicológico, y por ello, el modelo no es un anti-racionalismo, sino que una exploración de las condiciones tácito-emotivas de la racionalidad humana cristalizada en las formas en que el sujeto genera conocimiento de él mismo y la realidad (Guidano. A constructivist outline of human knowing processes). Con una fuerte influencia del constructivismo enactivista de Maturana y Varela, la teoría motora de la mente, la teoría del apego de Bowlby, el enfoque de Piaget acerca de los mecanismos de acomodación y asimilación de esquemas y la epistemología evolutiva (López-Silva y Otaíza. Identidad personal como organización cognoscente), Guidano propondrá que el tipo de conocimiento que generan los organismos humanos surge como una función del existir biológico y, por lo tanto, este proceso posee valor adaptativo y evolutivo para la subsistencia (Guidano. El modelo cognitivo postracionalista, Thompson. Mind in life, Varela, Thompson y Rosch. The embodied mind).

En este contexto, el Posracionalismo se centrará en el concepto de identidad personal como fenómeno psicológico, en la medida que éste expresa la experiencia de ser el mismo sujeto a través del tiempo (López-Silva. Posmodernidad y narrativa). Ahora bien, la dinámica conocimiento/auto-conocimiento es central en el modelo en tanto fenómeno biológico en la medida que el principio organizador de la identidad de un sujeto será la sobrevivencia psico-biológica (Guidano. A constructivist outline of human knowing processes). El sujeto genera patrones recurrentes de formas de producción de esquemas ideo-afectivos tanto explícitos como (y mucho más determinante aún, tácitos), los que se adecuan y asimilan datos en pro del aseguramiento de la adaptación al medio y la supervivencia. Se constituye, entonces, una manera de sentirse para con el entorno mediante “esquemas emotivos de patrones recurrentes de experiencia inmediata” ( Guidano 1998 :32) cuya función es percibirse a sí mismo y al entorno como “un mundo estable y familiar” (Guidano 1998:33), lo que los vuelve, precisamente, más comprensibles. Al reorganizarse continuamente de este modo, el sujeto logra adaptarse a las frecuentes discontinuidades del medio y logra, a fin de cuentas, maximizar sus probabilidades de sobrevivir (Guidano. The self in process). Todas estas ideas moldearán aquello que hemos denominado el modelo posracionalista tradicional o Guidano 1 , el cual constituye el objeto de discusión y análisis de la literatura publicada hasta la fecha sobre el modelo posracionalista de Guidano. Ahora quisiéramos repasar algunos de los aspectos fundamentales de este Guidano que nos servirán para entender nuestra propuesta en la sección 3.

Sameness y selfhood: las sensibilidades a la base de la identidad humana

El posracionalismo sugiere que la capacidad de autoorganizarse que tiene un sistema cognoscente humano es una limitación evolutiva básica. A través de la consecución de nuevos estadios de madurez de sus capacidades cognitivas superiores, los humanos estructuran progresivamente un sentido completo de identidad de sí con sentimientos inherentes de unicidad y continuidad histórica (Guidano. The complexity of the self). El organismo humano en este modelo es un sistema cognitivo con una identidad que opera como organización invariable con estructuras variables (Maturana. La realidad: ¿objetiva o construida?), esto es, que condiciona ciertas variaciones estructurales a lo largo de su desarrollo ontogenético. Para Guidano, esta organización funciona de modo tácito y tendría una naturaleza primordialmente afectiva . La organización cognoscente humana posee en su base un sistema coordinado de dos sensibilidades prerracionales: (i) una sensibilidad hacia la experiencia de lo habitual ( Sameness ) y (ii) una sensibilidad hacia la experiencia de lo novedoso ( Selfhood ). La captación de lo novedoso solamente ocurre sobre la base de la sensibilidad hacia lo habitual, y la interacción entre ambas sensibilidades tácitas genera la experiencia consciente con valor psicológico. Así, al no existir una distinción dura entre la sobrevivencia física y la psicológica, la creación de conocimiento y autoconocimiento se cristalizará como una función medular para la subsistencia y adaptación de los organismos humanos a su contexto.

El yo y el mí: la emergencia de la identidad en el posracionalismo

Tomando distancia de otras formas de cognitivismo, para el posracionalismo de Guidano el “mí” es quien reordenará y asimilará lo que el “yo” siente de un modo primariamente emotivo y tácito. Guidano indica que: “El sentido de continuidad, de la mismidad, del ‘ sameness ’ es esencialmente emotivo, entonces es algo que se siente, no es necesario pensar en ello, esto no significa que luego no vayamos a pensar en ello [...] significa que del sentido de continuidad que advertimos de manera continuada, posteriormente vamos desarrollando nuevas teorías y explicaciones, las buscamos en las variables de nuestra historia pasada, pero es algo que sobre todo sentimos, es sobre todo a nivel emocional” (Guidano 1998:1).

Cuando un sujeto reconoce y siente que reconoce una experiencia que antes era ajena, se produce un acercamiento del selfhood al sameness y se restablece la unidad y continuidad del sistema de identidad personal conteniendo, ahora, significados nuevos y más amplios. Esto permitirá una mejor comprensión de las experiencias futuras. De esta forma, los sistemas biológicos humanos operan no solo en el dominio del intercambio energético con su medio ambiente, sino que, producto de tal relación recursiva se mantienen también en el dominio del “significado”, que dentro del posracionalismo es primordialmente emocional.

Las organizaciones de significado personal (OSP)

La personalidad psicológica humana, según el modelo de Guidano, es un sistema que organiza y evoluciona su conocimiento desde un punto de vista personal. El carácter personal del significado se explica, en primer lugar, por el carácter emocional del proceso tácito. Ahora, si bien los conceptos podrían ser compartidos, las emociones y sus componentes fenoménico-corporales son, precisamente, experiencias intransferibles. Un signo puede representar, pero no reemplazar la experiencia. Según Guidano, el proceso generativo emotivo de la experiencia se configura desde la primera infancia.

La teoría de las OSP es la teoría evolutiva del proceso de construcción del Self de Guidano, y que desarrolla a partir del trabajo de autores como Bowlby, Piaget, Vigotsky y Hayek, entre otros. Guidano distinguirá cuatro OSP: OSP Dápica (Derivado de la sigla DAP “Desorden Alimentario Psicogénico”), OSP Fóbica, OSP Obsesiva y OSP Depresiva. Todas estas organizaciones tendrían que ver con el modo en que el mismo sujeto vivió su apego respecto de las figuras parentales de su infancia y desplegará, a futuro, estructuras propias con un estilo o sentido auto-referente, al modo como Maturana y Varela explicaba el funcionamiento de las organizaciones (El árbol del conocimiento).

Basado en la teoría del apego de Bowlby, Guidano sostiene que el apego infantil permite formar una y solo una OSP para cada sujeto, la que en cierto modo representa un estilo de relación afectiva (Nardi. Reconstruir la experiencia en las organizaciones inward y outward) al modo en el que el niño forjó su relación con las figuras significativas, especialmente las figuras parentales. Mediante la emoción de apego infanto-maternal, el niño inicia su proceso de significado personal específico por medio del cual cada individuo se provee de un sentido de unidad y continuidad histórica en el curso de su vida. Este es un trabajo continuo, actuar en primera persona sintiéndonos protagonistas y también el contarnos, compactar, reordenar, reorganizar o asimilar la discrepancia que hemos vivido, en la que parece ser una continuidad, en la que nos reconocemos dentro de esa continuidad.

Guidano indica que, así como aprendemos a vernos en un espejo, así también el niño se vuelve consciente de sí mismo, viendo su reflejo en el espejo de las conciencias de otras personas. El autor señala que el logro gradual de un sentido de identidad personal necesita de un contexto interpersonal estable a través del desarrollo. El primer proceso de identificación consiste en el modelamiento por imitación de los roles de los padres. Este proceso de identificación se inicia en un enfrentamiento con un mundo confuso e ininteligible. Existe en el niño (señala Guidano) una tendencia hacia lo externo, que lo lleva a reconocer allí, en los padres, información relevante respecto de sí mismo. No obstante, también hay una tendencia hacia lo interno, la transformación de los atributos parentales en atributos propios. Durante la infancia, la interacción recíproca tiene una influencia determinante en la configuración de emociones fundamentales y, entonces, sobre los primeros patrones de autopercepción. En la etapa preescolar y en la niñez, debido al limitado desarrollo de las capacidades cognitivas, la identificación está mediada por las emociones referidas a las figuras más significativas. Durante la adolescencia, las habilidades lógico-deductivas implican la internalización de axiomas y valores altamente abstractos, que también son tomados desde la figura vincular significativa. Todo este proceso evolutivo de identificación es fundamentalmente tácito (Guidano. The self in process).

Nardi ha destacado las fortalezas de las OSP y sus recursos adaptativos (Nardi. Reconstruir la experiencia de las organizaciones inward y outward). En el origen del modelo, las OSP describían funcionamientos rígidos o patológicos, pero después solamente describieron estilos de funcionamiento psicológico. Guidano advierte que una mente infantil configurada, por ejemplo, para perseguir el placer sería altamente ineficiente y peligrosa. Por el contrario, evitar el dolor y el peligro se vuelve mucho más útil para la sobrevivencia. Guidano no emplea, pues, una teoría del “trauma”, porque bastan experiencias mínimamente perturbadoras para que se determine una clase de apego y una OSP correspondiente que cumpla con una función cognitivo-ordenadora, autoreguladora del sujeto y anticipatoria de las experiencias peligrosas del mundo. Así, pues, dentro de cierto rango, las perturbaciones siempre son naturales a las OSP, lo que no necesariamente constituye una característica psicopatológica, pues resulta perfectamente funcional desde el punto de vista de la sobrevivencia, y clínicamente normal, sin que ello constituya de por sí, por ejemplo, alguna clase de patológico o al menos egodistónico estado de hipervigilancia, paranoia, hipocondría, y un largo etcétera. La consecuencia de este enfoque acerca de la mente es que, a fin de cuentas, no existen apegos completa y absolutamente seguros pues, hipotéticamente, ello generaría un estado de peligroso descuido por parte del niño. Por esta razón, una familia puede realizar su mejor empeño en el cuidado y la contención y, de todos modos, la mente infantil se definiría por alguna experiencia de carencia (por mínima que sea), lo que constituirá el apego, que conformará a la OSP. Por este motivo, sujetos muy balanceados y flexibles también tienen OSP, lo que significa que el estilo de su eventual desbalance psicológico, por mínimo o grave que sea, siempre se inclinará hacia lo que esa OSP permite. Esto también explica la continuidad de la OSP, a pesar del distinto grado de continuidad, flexibilidad y estabilidad que posea el individuo, desde, por así decirlo, lo normal y lo neurótico, hasta lo psicótico. Hasta este punto, hemos revisado el enfoque de Guidano 1, el cual conceptualiza la identidad de los sistemas humanos en torno a la búsqueda de la sobrevivencia. Veamos como esta identidad evoluciona para producir una nueva etapa en el pensamiento tardío del autor.

El giro fenomenológico-existencial en el posracionalismo: Guidano 2

Manteniendo algunas ideas medulares, el enfoque posracionalista de Guidano parece haber pasado por varias etapas. Por ejemplo, Zagmutt (La evolución de la terapia cognitivo postracionalista) indica que, en una primera etapa, Guidano abandona el cognitivismo y se torna constructivista para luego incorporar elementos de la teoría procesal-sistémica de autores como Varela y Maturana y del enactivismo clásico. Finalmente, opina Zagmutt, un Guidano inicialmente más cercano a la hermenéutica de Ricoeur exploraría asuntos más ontológicos. Por su parte, Moltedo (La evolución de la obra y el modelo de Vittorio Guidano) distingue dos etapas principales en el modelo: (i) una etapa estructuralista, que se inicia desde lo cognitivo-comportamental, y que transita hacia un enfoque cognitivo que se reorienta hacia un enfoque constructivista, y (ii) una segunda etapa en la que el enfoque deviene constructivista de tipo posracionalista propiamente tal. En esta sección, proponemos que, en lo que atañe al posracionalismo propiamente tal de Guidano (y sin contar otro tipo de etapas anteriores), es posible identificar dos momentos: en primer lugar, lo que denominamos Guidano 1, que es la etapa constructivista y base para la mayoría de la literatura referente a la obra del autor, y una etapa posterior, prácticamente ignorada, que denominamos Guidano 2 (una etapa fenomenológico existencial), que nace de una brevísima, pero certera autocrítica de Guidano acerca de la capacidad de su modelo para interpretar filosóficamente y afrontar clínicamente el influjo de las crisis existenciales en la continuidad psicológica de los sujetos. Por supuesto, nuestra propuesta parece ser complementaria a la de Zagmutt y Moltedo.

En una entrevista realizada por Fernando Torrente y Nicole Harf (Nuevas perspectivas de la psicoterapia cognitiva), cuando a Guidano y a Giampiero Arciero se les pregunta cuál es la dirección que tomará la psicoterapia en el futuro, Guidano respondió lo siguiente: “En mi caso ¡yo no sé siquiera cuál será mi futuro! Yo no soy muy optimista, debe ser por mi carácter. Nosotros proponemos una terapia que sea capaz de comprender las crisis existenciales del hombre contemporáneo , que le permita reconstruir su experiencia inmediata y eso requiere mucho trabajo”. Para Guidano (The complexity of the self), el aumento de la autoconciencia parece en sí misma capaz de llevar al emerger progresivo de un intenso sentido de ambigüedad. Esto, porque una sola experiencia parece tener diversos significados e interpretaciones simultáneas. Así, esta ambigüedad percibida parece conectar al sujeto con el sentido de lo absurdo de la existencia humana (referido incluso en la poesía) al ser el resultado de una comparación entre dos puntos de vista inescapables. Así, mientras que una percepción en curso de nosotros mismos hace de nuestras acciones, planes y deseos inmediatamente algo necesario y creíble al contemplar nuestras propias vidas, invariablemente, también tenemos un punto de vista exterior a partir del cual esa misma necesidad y credibilidad pueden aparecer poco sólidas y cuestionables.

En un principio, este tipo de crisis parece haber generado cierta perplejidad en Guidano (Guidano 1), la cual se expresó de dos maneras: (a) en primer lugar, Guidano (A constructivist outline of human knowing processes) señaló que un terapeuta verdaderamente hábil debería “moderar” el aumento de conciencia de sí en el paciente, porque tal aumento podría llevar, precisamente, a las crisis existenciales, algo que no era motivo de consulta del cliente. Así, el autor indica que, en este contexto, “el terapeuta tendría que trabajar con mucho cuidado cuando decide incrementar la conciencia de sí mismo del paciente […] debería lograr el máximo de reorganización con el incremento mínimo de autoconciencia del paciente” ( Guidano 1995 :63). Sin embargo, el aumento de conciencia de sí es, precisamente, el corazón del método terapéutico de Guidano y, en cierto sentido, es inevitable, pues corresponde más a un recurso ganado por el paciente que a un recurso gestionado por el terapeuta, y, además, el aumento de conciencia no es capaz en sí mismo de generar crisis existenciales, sino que solo las hace evidentes, cuando ya existen. (b) En segundo lugar, Guidano dejó ver que aún no tenía herramientas para tratar el asunto, y depositó su confianza en esperar por una “teoría de la mente” (El modelo cognitivo posracionalista). Sin embargo, tiempo después su respuesta a las crisis existenciales no provino de una teorización gnoseológica, sino fenomenológica. En efecto, el autor notó que el problema existencial no consistía únicamente en el problema de la mantención adaptativa de la identidad personal del sujeto para sobrevivir, sino en el sentido de la existencia y, entonces, de la identidad. Sobrevivir no era ya, entonces, lo más importante, lo que se demuestra por fenómenos tales como el suicidio por razones existenciales o el sacrificio de la propia vida en beneficio de otros como posición ética o religiosa. Este es el origen de nuestra clave de análisis, un asunto que la filosofía contemporánea, de corte existencialista, coloca en un lugar central (Camus. El mito de sísifo). Por lo tanto, el giro entre Guidano 1 y 2 es, precisamente, de fondo filosófico.

El aumento de la conciencia de sí mismo no implica un mero cambio cuantitativo (conciencia de “más cosas”), sino un replanteamiento completo de lo que se consideraba una verdad “personal”, muy en línea con la teorización constructivista radical en epistemología. Por esto, el enfoque filosófico de Guidano 2 no es un acercamiento a nivel de la normalidad o anormalidad de los actos psicológicos de un sujeto y, en consecuencia, no tener sentido en la vida no se debe considerar clínicamente anormal; es doloroso, quizás trágico, pero no clínicamente anormal. Guidano 2 es, pues, un acercamiento en primer lugar filosófico y solo en segundo lugar clínico al sentido de la existencia misma de alguien. La fenomenología de Guidano recibe cierta influencia de Heidegger (Ser y tiempo) en su carácter de páthica , pues la descripción revive las emociones que ponen de manifiesto al ser humano su propia existencia. El término griego clásico “ páthos ” es traducido habitualmente como “padecimiento” y refiere a las llamadas “pasiones” psicológicas en Aristóteles. Hoy, el término tiene un extendido empleo en la fenomenología y en la filosofía existencial, especialmente por efecto del trabajo de Heidegger y con fuerte influencia en filósofos y psicólogos posteriores, tales como V. Frankl o E. Gendlin. A diferencia de otros términos, como por ejemplo “emoción” del latín emotio , que describe el carácter movilizador de algo sobre algo, o del término “sentimiento”, que está emparentado con “sensación” (del latín sensu , que refiere a alguna facultad de tomar noticia de la existencia y cualidades de objetos), el término “ páthos ” (en sentido fenomenológico) simplemente refiere al modo como la experiencia queda en la persona, es decir, la riqueza de su manifestación, sin referencia a sus posibles causas. En esta línea, una de las elaboraciones heideggerianas más originales es la de Befindlichkeit o “disposición afectiva” (Ser y tiempo), que permite la manifestación de fenómenos existenciales (como por ejemplo la angustia o el sinsentido) y no solamente de fenómenos de naturaleza psicológica, es decir, referidos a entes o cosas. En un contexto de clínica, la moviola, precisamente, lograba ese efecto fenomenológico en el análisis de la experiencia. En toda la obra de Guidano nunca se reemplaza la evidencia páthica en favor de otra clase de evidencia como, por ejemplo, la coherencia narrativa, etc. Así, pues, en Guidano 1, por medio de esta clase de evidencia el paciente aceptaba, rechazaba, reconocía o desconocía la reformulación de su experiencia identitaria, y por ella, en Guidano 2, se le revela el sentido o sinsentido de su existencia.

Como señalábamos, para Guidano 1 la importancia de la identidad percibida y de la vida misma están igualadas. Tal como señala el autor: “[L]a mantención de la identidad percibida se torna tan importante como la vida misma; sin ella el individuo sería incapaz de funcionar adecuadamente y perdería, al mismo tiempo el sentido de realidad” ( Guidano 1987 :3). En esta etapa, el problema del sufrimiento se entiende en términos organizacionales como una alerta de desestructuración psicológica, o el riesgo de, en algún sentido, perecer. Basado en la distinción entre sameness y selfhood , Guidano 1 distingue dos niveles de cambio psicológico: el superficial y el profundo. Así, desde la fatalidad, lo “extraño” o lo externo (mundo), se pasa al dominio personal de la OSP. Acontece, pues, un primer avance en el nivel de auto-conciencia, desde una posición en la que el sujeto se concibe a sí mismo como un objeto pasivo respecto de las desgracias del medio, hasta una visión en la que la persona se concibe como un sujeto protagonista : aquí estriba el avance de las reconstrucciones psicoterapéuticas. Entonces, la integración de lo nuevo a lo conocido genera un aumento de la flexibilización y una baja en la perturbación psicológica. Con todo, en muchos casos, fruto de un trabajo exitoso de psicoterapia, se exhibirá una clase de emociones nuevas: de privación de sentido, vacío. Esto, en principio, planteará un tremendo desafío a Guidano, ya que el grueso de su teoría, madura, meditada y reconocida (Guidano 1) se hace ahora insuficiente ante este fenómeno.

La relación entre lo existencial y lo patológico en Guidano 2

La crisis psicopatológica y existencial puede influir en, por así decirlo, la carga general de estrés del sujeto, pues, en efecto, ambas se viven en la mente de este, pero se distinguen fenomenológica y experiencialmente. La diferencia es que el acto psicológico siempre está dirigido a un objeto, sea del mundo externo o mental (el miedo, por ejemplo, a un león o el vacío de objeto como objeto de la ansiedad), pero la existencia no atañe a ningún ente específico, sino al sentido que tiene todo ente en la persona. Ahora, cuando se habla de tener o no tener sentido en la vida y cuando se habla, además, de alcances éticos en Guidano 2, se deben dejar de lado las referencias generales heideggerianas, en las que la acción por lograr una existencia más auténtica (lejos de la habladuría ajena) no está determinada de ninguna manera, sino, en vez, hay que entrar decididamente en la acción prosocial y en la ética. Para esto, creemos que podemos encontrar algunos aspectos importantes para nuestra discusión en la psicología fenomenológica-existencialista de Frankl (Logoterapia y análisis existencial). Si se hacen algunos cambios al esquema frankliano psico-físico/existencial original, con un eje horizontal psicofísico, dominado por límites de “identidad estructurada” e “identidad desestructurada” (referencias para Guidano 1), en vez del original “placer y dolor”; y un eje vertical existencial, dominado por límites de vivencias de sentido de la vida o sinsentido de la vida (referencias para Guidano 2), queda un esquema que permite todas las combinaciones posibles con el modelo de Guidano, esto es, personas (a) con sentido de la vida e identidad estructurada; (b) con sentido de la vida e identidad desestructurada; (c) sin sentido de la vida e identidad estructurada; y (d) sin sentido de la vida e identidad desestructurada. Algunas combinaciones son paradójicas, por ejemplo, en el que alguien tenga una identidad desestructurada, sufra padecimientos psicológicos y que, no obstante, tenga sentido en su vida. Frankl explica que tener sentido en la vida hará del padecimiento psicológico específico algo más soportable, y recuerda, para el caso, una referencia de Nietzsche al indicar que quien tiene un ‘para qué’ soportará casi cualquier cómo . En segundo lugar, y también es paradójico, alguien puede haber alcanzado un exitoso nivel de reordenamiento psicológico y, no obstante, estar privado de sentido. Gente que aparentemente lo tiene todo puede sentir, sin embargo, que su vida está vacía. En tercer lugar, los casos de desestructuración psicológica y sinsentido exigen un acercamiento complementario: clínico-ético. En cuarto lugar, quien tenga sentido en su vida y, además, esté psicológicamente estructurado de modo suficientemente funcional, tampoco debe dejar de pensar en su acción valórica, pues aun cuando haya alcanzado un nivel de autoconocimiento y flexibilidad que se estime relativamente consolidado, el sentido de la vida dice relación con los efectos cognitivos de la acción valórica que efectivamente se ejecuta y no con lo que simplemente se conoce de uno mismo.

Alejándose de Guidano 1, para quién el concepto de verdad surge del mismo núcleo de la OSP (The complexity of the self), Guidano 2 parece explorar la idea de que el sentido debe ser un verdadero sentido, descubierto y no construido para responder las necesidades de la OSP. Guidano habló, precisamente, de “pacientes existenciales” (La terapia cognitiva desde una perspectiva evolutivo constructivista), cuyas crisis manifiestan al menos tres características generales: (a) Tienen el mismo contenido experiencial básico para cualquier OSP, esto es, sensaciones de vacío en general, de sinsentido; sentimientos de absurdo, de aburrimiento, etc. (b) No se confunden con las crisis derivadas de las dinámicas identitarias de las OSP, tales como: baja autoestima por críticas o, por el contrario, ansiedad por mantención de un alto rendimiento social (DAP), etc. (c) Aunque las crisis existenciales no se confunden con las crisis psicológicas pueden coincidir con ellas y en algunos casos pueden acentuarlas.

Ahora bien, surge una pregunta fundamental: ¿Qué es lo que estas crisis significan? Desde Guidano 1, la respuesta es que muestran un sistema identitario desestructurado. Sin embargo, ¿por qué alguien que aparentemente ha logrado re-estructurar su sistema identitario tendría crisis existenciales? Guidano 2 afirma que ellas hacen evidente las discrepancias en los procesos de identidad (The complexity of the self). Para Guidano (1993: 28): “El problema de ser un Yo específico es un problema que no tiene solución [...] El problema real que tenemos en este caso no es un problema general como lo decía Shakespeare en Hamlet ‘ser o no ser’, el problema es ser un Yo específico y darme cuenta de que soy Vittorio Guidano y no puedo ser otra persona, y que soy la persona que tenía que ser, y eso es algo que no se puede solucionar. Es como la conciencia de la muerte , es algo que es un límite, no se puede ir más allá y lo único que puedo hacer es vivir con esto, como se convive con la idea de la muerte, intentar establecer una relación con esto, como ocurre con la conciencia de la muerte” Guidano (1993:28).

Es decir, las crisis existenciales, aun cuando sean dolorosas, cumplen con la función de advertir que queda un tiempo finito y urgente para encontrar un sentido. Ellas tampoco son efecto de un “exceso” de abstracción, así como el dolor que los niños sienten en la dentición no son efecto de un “exceso” de crecimiento de los dientes, sino que forma parte del normal proceso de crecer. El paciente que tiene mayor grado de abstracción tiene, por el mismo motivo, mayor capacidad para integrar las experiencias, transitando por ellas hasta, como dice Guidano, llegar a la “vida misma”. Para Guidano, el pensamiento abstracto no es suficiente para captar el sentido de la experiencia, sino que es el significado de la vida misma lo que ahora debe ser comprendido, esto es, lo que la realidad puede ser y como estamos relacionados con ella. Tal cambio epistemológico entraña la elaboración de suposiciones metafísicas sobre la realidad. Así, mientras que Guidano 1 apuntaba a la sobrevivencia, Guidano 2 buscará que el paciente, que ahora se ha convertido en protagonista, pase a ser autor de su vida, para esto toma en cuenta ciertos aspectos de las crisis existenciales.

Primero, una crisis existencial es la crisis de ser un yo específico . Es el cansancio que alguien siente que la autorreferencia que lo ha mantenido con identidad (y con vida) siga siendo el sentido de la vida. Guidano 2 explicará que sentirse cambiando, quedándose siempre el mismo (y que esto, además, seguirá sucediendo), es una experiencia perturbadora (Guidano. Desarrollo de la terapia cognitiva post-racionalista). Pero ¿por qué habría de ser perturbadora esta experiencia? Desde Guidano 1 debiera suponerse que un paciente que está saliendo de una psicoterapia posracionalista debiera darse por satisfecho cuando ha transitado con éxito desde un angustioso sentirse mero objeto pasivo (paciente) hasta sentirse un sujeto protagonista y, pues bien, esto es evidentemente frecuente y posible . Sin embargo, también es posible que la persona (en este mismo proceso de aumento de autoconciencia) se haya empezado a dar cuenta de que ha concebido su Yo específico como un protagonista, pero no como un autor. El “absurdo existencial”, a diferencia de una crisis de identidad como por, por ejemplo, cambio de rol social, no es a posteriori, no es la frustración de una meta vital, sino que es un a priori que acompaña “invariablemente” todos los procesos mismos de autoconciencia cuando muestra el peso de las cosas como propuesta de sentido.

Estas experiencias son, además, necesariamente vividas como una necesidad, un límite refractario a la voluntad del paciente. Acá, el aumento de la autoconciencia y la confrontación de dos puntos de vista propios, uno “más interno” y otro “más externo”, no es un episodio más de la vida evolutiva de alguien (un episodio “muy importante”), sino el modo mismo en el que deviene la autoconciencia. Nada impide que tras el choque de autoconceptos respecto de sí mismo, se esté revelando otra cosa, mediante el mismo acto de autoconciencia por el cual deviene cierta crisis psicológica. Finalmente, retomemos la pregunta principal: ¿Por qué habría de ser perturbadora la experiencia de que “en toda mi vida he cambiado quedándome siempre el mismo”? ¿Por qué habría de ser existencialmente frustrante, es decir, un absurdo existencial no ser autor? No habría vivencia de un absurdo existencial, es decir, un sinsentido si no se estuviera tácitamente tensionado hacia la realización de acciones concretas, hacia un sentido, a través de la vivencia de la irreversibilidad del tiempo, de la vida. En el fondo, la vivencia de ser un Yo específico, y nada más que eso, es absurda y emocionalmente frustrante porque tácitamente se experimenta la necesidad de lo contrario, a saber: de la necesidad de actuar, de existir, con un sentido más allá del sobrevivir, y esto sucede por la patencia más o menos explícita de la irreversibilidad de la vida o del tiempo finito que queda antes de morir.

Segundo, en Guidano 2 la tesis de un legado da sentido a la percepción de la irreversibilidad del tiempo . En Guidano 1, la irreversibilidad de la vida es la condición imprescindible del tiempo para la construcción de la conciencia. El autor echa mano de los argumentos dualistas y divide entre tiempo objetivo y tiempo subjetivo (The complexity of the self). Así, Guidano 1 habla de la existencia de un tiempo “objetivo”, el cual existe como un decurso temporal “irreversible”. En esta primera aproximación, Guidano sabe que el tiempo no solo se exige para revelar al Yo en su estabilidad frente a la inestabilidad del devenir. El tiempo también está dirigido hacia el futuro como una dirección que reclama resolución. Aquí se correlacionan respectivamente dos asuntos: uno referido a la estabilidad de la conciencia y otro referido a la predicción de los propios constructos de la conciencia. Así, Guidano 1 muestra una gran preocupación por las consideraciones psicológicas del tiempo. En efecto, el presente referido a un futuro y a un pasado torna al Yo en un ancla epistemológica que evita la disgregación del Yo en el fluir del temporal. Sólo desde esta construcción psicológica surge, todo “lo que la realidad puede ser y como estamos relacionados con tal realidad” (Guidano 1987:73) . En esta primera consideración dualista del tiempo, toda la construcción temporal subjetiva tendrá por función intra-organizacional las siguientes funciones: (a) proporcionar un marco coherente de explicaciones axiomáticas en relación a la realidad, y (b) proporcionar un marco de predictibilidad de tales experiencias emocionales, en relación a la realidad.

Ahora, estas “explicaciones axiomáticas”, corresponden a metaguiones psicológicos. Es, como señala el autor, la experiencia la que vuelve a los guiones en metaguiones generalizados (The complexity of the self) y esta generalización está puesta al servicio de la viabilidad misma de la organización y aporta un marco de acción para la vida cotidiana. Muchos sujetos se suicidan, aun cuando tengan constructos temporales subjetivos perfectamente estables, aptos para la predicción e instrumentalmente dispuestos para la práctica de la vida cotidiana. Si los constructos referidos no alcanzan a explicar el fenómeno del suicidio, algo se nos escapa. ¿Cuál es la vivencia primaria del tiempo, que le permite al hombre no solo articular su psiquis para sobrevivir, sino para seguir viviendo, esta vez, con sentido? Guidano indica que tal tarea ya no tendrá más que ver con esos meros dispositivos psicológicos para sobrevivir llamados “tiempo objetivo” y “tiempo subjetivo”. En efecto, ¿qué tiene que ver con la sobrevivencia el que algo quede de uno después de la muerte? Y al revés, ¿qué tiene que ver con esta práxis solidaria el que la persona pueda obtener un marco coherente de explicaciones axiomáticas a las experiencias emocionales, esto es, un marco de predictibilidad de tales experiencias emocionales y un marco pragmático, es decir, un marco temporal subjetivo para vivir la vida cotidiana?

Guidano propone que hay que salir solidariamente desde sí hacia los otros, y esto se vive como “la única acción posible”. Piénsese, por ejemplo, en el peculiar tormento de un sujeto de OSP DAP, que por heroísmo asume públicamente la vergüenza de una culpa ajena, y piénsese, por el contrario, que el sentirse incapaz de tal sacrificio ya es, ipso facto , sentirse existencialmente vacío. La ética desafía, pues, a la OSP. Esta dimensión ética es exigente y ceñida a patrones cognitivos, pues “la única acción posible” constata un dato que se impone: el bien del otro, como una necesidad sentida o páthica . En cuanto necesidad, estamos, ante una clase de fenomenología husserliana, es decir, lejos, en vez, de una hermenéutica posmoderna que pretende, como señala, liberar al sujeto de los escondidos “platonismos políticos” ( Vattimo 2010 :26) u oscuros deseos de dominación que se ocultan en las teorías de la verdad objetiva (Maturana. La realidad: ¿objetiva o construida?). Estamos lejos de ese mismo objetivo emancipador incluso presente en fenomenologías narrativas, como las que asume el posracionalismo de Arciero (Tras las huellas del sí mismo). Lo anterior, porque, al igual que Guidano, la fenomenología de Husserl cumple al menos con las siguientes condiciones: (a) busca conocer con certeza; (b) emplea la reducción fenomenológica de la experiencia; (c) avanza desde los fenómenos psicológicos hacia los fenómenos puros; (d) para conocer distingue géneros lógicos; (e) conoce progresivamente géneros conectados causal y teleológicamente.

Según nuestro análisis, lo que se revela de estos textos en referencia al tiempo es la urgencia por la acción. Entonces, lo que veíamos desde Guidano 1, como la mera “irreversibilidad del tiempo objetivo” (Guidano 1987 :73), se entiende ahora, desde Guidano 2, como la vivencia de la “irreversibilidad de la vida” (Guidano 1987:63), es decir la “conciencia de la muerte” (Desarrollo de la terapia cognitiva post-racionalista), no solo la propia, sino en especial la ajena. Si uno y otro son perecederos, el tiempo que mi yo concreto tiene para cuidar a otros seres concretos se hace perentorio, y cada instante, por lo tanto, se hace fatalmente irreversible. El escenario puede proyectarse si se piensa, como Guidano 2 lo hace, en un legado “que quede”. Aquí el futuro de otros entra a formar parte de la búsqueda del propio sentido y es en ese momento donde el modelo posracionalista comienza a reclamar su dimensión ético-existencial.

Conclusiones

El objetivo de este artículo ha sido explorar una etapa tardía en el pensamiento de Guidano que parece haber sido pasada por alto en la literatura sobre el tema. En esta etapa, el principio analítico principal del modelo, a saber, la mantención del equilibrio homeostático en virtud de la sobrevivencia de un organismo, se reformula en torno al rol que juegan las crisis existenciales en los organismos cognoscentes humanos. De esta forma, la identidad de un organismo no solo se orientará a la sobrevivencia o a la preservación de la propia existencia, sino que, sobre todo, a la apreciación del sentido de la propia existencia y, por lo tanto, este salto epistemológico puede ser catalogado como una re-orientación del pensamiento del autor desde un marco constructivista a uno de corte fenomenológico-existencial.

Ahora bien, ¿qué clase de fenomenología es la que parece surgir en Guidano 2? Parece demasiado fácil decir de esta etapa que simplemente ofrece la oportunidad de ver a un psicólogo haciendo fenomenología. Cualquiera, por el mero hecho de describir, podría estar en algún grado haciendo fenomenología, pero esto no es cierto, ni en general ni, por supuesto, en el caso del excelente desempeño clínico de Guidano. Guidano 2 se centra, como se ha dicho, en la existencia de la persona y sus vivencias. En este sentido, nadie puede reemplazar a otro en la vivencia de estas u otras descripciones. Sin embargo, hacer hermenéutica de la facticidad de la existencia humana (el mero hecho de vivir) significa, al menos, la posibilidad de ser y sentirse interpretado por una simbolización, por ejemplo, una narración. Incluso cuando el fenomenólogo intercala algunas explicaciones en los textos, estas descripciones nos ofrecen el servicio de mostrarnos a los psicólogos una investigación fenomenológica en operación, una reedición de experiencias filosóficas que se ofrece por el expediente de la descripción.

En este contexto, las dudas dualistas nada podrían conseguir en contra de la evidencia de una experiencia filosófica (las dudas dualistas respecto del poder del lenguaje para describir de modo objetivo), pues no se opera según una adecuación de subjetividades mutuas entre escritor o lector, sino que la evidencia se ancla en lo que se le muestra emocionalmente al paciente (Guidano. A constructivist outline of human knowing processes). En efecto, puede preguntarse aquí acerca de la validez objetiva o subjetiva del valor, pero esta reflexión dualista no cabe en este momento pues, recordemos, la fenomenología es pre-dualista y también lo es a la hora de vivenciar los fenómenos existenciales y también valóricos.

No es necesaria una reflexión objetivista para experimentar de primera mano la propia patencia emotiva del sentido o del sinsentido del yo y de la propia existencia y, por tanto, no es necesaria una reflexión objetivista para experimentar que esa patencia de hecho actúa de referente para las formulaciones y reformulaciones del sujeto, porque nadie, ni siquiera el paciente mismo, puede falsificar lo que siente. Así, la filosofía existencial del Guidano 2 se puede caracterizar desde el punto de vista de una taxonomía simple, que opone dualismos y pre-dualismos, como una fenomenología de corte “husserliano”, por suponer la búsqueda de patrones tras los fenómenos; no es, pues, posmoderna. Guidano 2 encuentra, además, este sentido en una vida fundada en el descubrimiento de valores, lo que es algo más concreto que la ética entendida como mera apertura de posibilidades (Heidegger) y dista mucho de la construcción interesada de herramientas reivindicatorias de poder (fenomenología posmoderna).

Llama poderosamente la atención acá la forma en que Guidano 2 parece conectarse con las actuales propuestas de la psiquiatría enactiva radical (De Hann. Enactive psychiatry), donde la habilidad de sense-making de los organismos vivos no solo se configura en torno a la supervivencia y la adaptación biológica, sino que a cómo vivir una buena vida . Así, el sentido del sí-mismo conlleva una impronta ética.

Esperamos que nuestra contribución ayude a generar conexiones más explícitas con otros enfoques que comparten una enactivista. Ahora bien, una profundización (incluso introductoria) de esta conexión nos llevaría lejos del objetivo de nuestro artículo. Sin embargo, vemos en ésta un desarrollo importante para el futuro del modelo posracionalista. En conclusión, la fenomenología de Guidano 2 podría caracterizarse por dos cualidades: (a) “páthica”, pues se centra en formas de sensaciones sentidas específicas (vacío, absurdo, ambigüedad, etc.), que es la dimensión de la vida humana que siempre guio el pensamiento de Guidano, a saber, la experiencia vivida de ser-un-humano y (b) “ética”, pues en esta etapa recoge el feedback que le ofrece al sujeto la práctica de acciones morales concretas para constatar sentido o vacío en su vida.

Agradecimientos

Los autores agradecen el financiamiento del proyecto FONDECYT 1221058 “La arquitectura del delirio” por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID) del Gobierno de Chile y el apoyo del proyecto FACSO 2/2021 otorgado por la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Valparaíso, Chile.

Bibliografía

Guidano, V. (1998). Los procesos del self : continuidad vs. discontinuidad. VI Congreso Internacional de Constructivismo en Psicoterapia , Siena, Italia, 2-5 de septiembre. [ Links ]

Guidano, V. (1995). Desarrollo de la terapia cognitiva post-racionalista . Editorial Inteco. [ Links ]

Guidano, V. (1987). Complexity of the self. A developmental approach to psychopathology and therapy . Guilford Press. [ Links ]

Vattimo, G. (2010). Adiós a la verdad . Gedisa. [ Links ]

Received: October 11, 2022; Accepted: December 03, 2022

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