La revista Teología y Vida ha querido que este cuarto número del año 2020 esté dedicado al tema “teología, mujeres, feminismo y género”. Aunque hoy para todos es evidente la baja representación de mujeres en el mundo de la teología, eso, muchas veces, no ha significado la introducción de políticas más adecuadas ni de un auténtico interés por revertir esa situación y hacerla más igualitaria. El presente número de TyV –coordinado por la Dra. Virginia R. Azcuy–, con sus seis contribuciones, busca hacer presentes algunos de los temas teológicos que subyacen a ese diagnóstico, invitando a pensar en vías de solución. Seis temas que, desde distintas perspectivas y abordando diversos argumentos actuales, quieren mostrar la riqueza de la reflexión sobre mujeres y teología y algunos de los caminos que se comienzan a explorar.
Los dos primeros artículos, de Mercedes García-Bachmann y Virginia R. Azcuy, nos entregan un par de ejemplos de hermenéutica bíblica feminista en relación con el libro de Isaías y el evangelio de Lucas, que muestran las posibilidades de una lectura nueva e inclusiva de la palabra de Dios. Miren Junkal nos ofrece una mirada sobre las puertas que el Papa Francisco, en este arduo camino de dar más espacio a las mujeres, intenta abrir, pero también indica sus limitaciones. Fernando Rivas y Margit Eckholt se adentran en el tema de los ministerios. El primero, reflexionando sobre la existencia de un diaconado femenino en el cristianismo primitivo y la segunda, explicando los desafíos que el sínodo de la Iglesia alemana está intentando hacerse cargo de este punto. Finalmente, Sandra Arenas presenta una reflexión muy actual sobre el poder en la Iglesia y la exclusión de las mujeres en las instancias de decisiones.
A lo largo de sus 2.000 años, el cristianismo constantemente ha debido aprender a escuchar a las diversas culturas y el desarrollo de la historia, en un constante esfuerzo por mantenerse fiel al mensaje de Jesucristo, pero también a su presencia y palabra en el hoy de cada época y lugar. En ese proceso, que se ha llamado “desarrollo” del dogma, la teología tiene un papel insustituible, ya que pone en diálogo la palabra siempre actual de Dios con el caminar de la humanidad. Nunca ha sido una tarea fácil, pero es una tarea obligatoria. Si “el misterio del ser humano solo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado” (GS 22), entonces todo anhelo, desafío y clamor humano debe encontrar una respuesta justa y satisfactoria en el Evangelio. Y es tarea de todos y todas encontrarla. Lo que no es posible, ni menos evangélico, es silenciar los problemas o evitar las honestas discusiones teológicas.
Con el presente número, la revista Teología y Vida quiere aportar una palabra sobre este argumento que recién está comenzando, que es una realidad humana que está tomando creciente visibilidad y se va imponiendo como tema de reflexión. Se nos ofrece una ocasión para demostrar, una vez más, la validez universal y en todo tiempo y cultura del Evangelio como respuesta a los anhelos más hondos de todos y todas, y como camino de plenificación humana.