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 issue46Vargas Guillén, Germán. Fenomenología, formación y mundo de la vida. Problemas teóricos y metodológicos de la fenomenología. Saarbrücken: Editorial Académica Española, 2012; 136 p. author indexsubject indexarticles search
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Estudios de Filosofía

Print version ISSN 0121-3628

Estud.filos  no.46 Medellín July/Dec. 2012

 

RESEÑA

 

Hoyos Vásquez, Guillermo. Investigaciones fenomenológicas. Bogotá: Siglo del Hombre, 2012; 432 p.

 

 

Germán Vargas Guillén*

* Universidad Pedagógica Nacional

gevargas2@hotmail.com

 


 

 

La Colección Fenomenología, de la Biblioteca de Ciencias Sociales y Humanidades, de la Editorial Siglo del Hombre se creó 4 años atrás, pero sólo en 2012 empieza a aparecer, con sus tres primeros volúmenes. El objetivo de la misma es presentar sistemáticamente la trayectoria intelectual de académicos en la disciplina, con sus respectivos diálogos. De este modo, lo que realiza la Colección con la obra en comento tiene que evaluarse en relación con los diálogos que tiene, implícita y explícitamente, con otra obra —de Klaus Held, bajo el mismo sello en la misma Colección—.

Guillermo Hoyos Vásquez es un fenomenólogo. Su tema inicial y central es la teleología, sí, en su enlace con la responsabilidad, pero con su fuerte enraizamiento en el mundo de la vida. En la introducción del libro, el autor muestra un panorama relativo a cómo ha evolucionado su pensamiento desde su estudio sobre El filósofo: funcionario de la humanidad hasta su reciente texto sobre El Husserl que leyeron P. Ricoeur y J. Habermas. Para Hoyos, a lo largo de toda su trayectoria de investigación, la intencionalidad como responsabilidad—ciertamente, su tema de tesis doctoral bajo la dirección de L. Landgrebe— se convirtió —desde entonces— en tema latente o manifiesto, según cada tematización específica.

¿Qué ofrece, entonces, de nuevo esta obra? En realidad, nada y todo. Nada, puesto que se trata de una compilación de escritos realizados a lo largo de cuarenta años de investigación fenomenológica por parte del autor. Todo, puesto que es la primera vez que se puede observar en un solo ''golpe de vista'' la totalidad del desenvolvimiento del pensar fenomenológico de nuestro autor.

Quienes conocemos a Hoyos, especialmente como fenomenólogo, le hemos escuchado decir cómo es necesario abandonar la ''escolástica fenomenológica'' para ganar las cosas mismas de la fenomenología. ¿Por qué y cómo lograr tal abandono? Es el núcleo que da unidad a esta obra.

Ahora bien, ¿por qué decir ''quienes conocemos a Hoyos como fenomenólogo''? Ciertamente, muchos conocen su obra como estudioso del Kant de la Crítica de la razón práctica, como exponente y continuador de la Escuela de Frankfurt o como analista de la Teoría de la Acción Comunicativa, como defensor de la educación ciudadana o como investigador de la bioética; otros más como crítico de la actualidad política e incluso como erudito conocedor de nuestra historia de las ideas. Todas estas vertientes de la obra de Hoyos se pusieron en epojé en la preparación de este volumen. Lo único que queda incluido en el paréntesis es su fenomenología, si bien ella sólo se puede ver en el diálogo que tiene con Marcuse, con Habermas, con Ricoeur y con Sloterdijk, entre otros.

Si se tuviera que sintetizar en qué consiste la obra habría que decir: en detrascendentalizar e, incluso, más exactamente, enmundanizarla fenomenología. La heterodoxia de Hoyos ha radicado, precisamente, en abandonar a toda costa la subjetividad trascendental y hallarse con el ciudadano de a pié; en hacer de la fenomenología diálogo, diálogo efectivo, diálogo ético-político. Si es cierto que se atinó en titular la obra que se hizo en su Homenaje —con ocasión de su 70 aniversario— La responsabilidad del pensar, es porque la intencionalidad y la estructura teleológica de la conciencia no son meros índices epistemológicos, sino que todo ello deviene en ética y ésta sólo se efectúa como política.

No obstante, este arco o este desplazamiento de la trayectoria recorrida por Hoyos en los mentados 40 años de sucesivas e incansables Investigaciones fenomenológicas —que se compilan en este volumen— tiene que asumir, por exigencia de las cosas mismas, dos preguntas en extremo radicales, a saber: cómo se hace fenomenología, o en otros términos, la pregunta por el método fenomenológico, de un lado; y, de otro lado, qué es lo humano, cómo se realiza nuestro ser en el mundo en la conciencia y elevación de nuestra contingencia y fragilidad hacia nuestra constitución histórica, con nuestra razón anamnética y la realización de nuestros proyectos, personales sí, pero engastados en la relación con el otro, con los otros, con la vida comunitaria.

Por supuesto, hay todavía algo ''no dicho'' en la obra que soporta lo dicho, a saber: la radicalidad de la donación del don. En Investigaciones fenomenológicas se alude, en su esplendor, este dato que da, precisamente, unidad al proyecto. Y, ¿qué es lo que se da en la donación del don? El aire, el agua, la tierra, el fuego; la comunidad, la solidaridad, el amor; la espera, la esperanza; la confianza, el cuidado, la ternura. Y todo ello, o se recibe como don o se reduce a mercancía, a cálculo, a racionalidad estratégica.

Así, pues, ¿de dónde brota la radicalidad de la ética? En último término, de la confianza; de la certeza de que el otro es un tú del que puede venir, como de mí, conciencia y acción moral, basada en sensibilidad moral; y que estas dos se hacen racionales en el querer ser racionales que lleva, pausada, pero progresivamente, al descubrimiento responsable de la intencionalidad, al télos del actuar personal, del actuar comunitario, del actuar político. Y este télos no es otro que el de una vida buena, bella y sabia o justa.

¿Puede ser conquistado este aspirar y este desear, de la voluntad y de la razón, por medio de la reflexión trascendental? Es lo que pone en duda una y otra vez Hoyos. Acaso este proceso y este proyecto sólo pueda llegar a ser efectuado por medio del diálogo, y, por eso mismo, a través de la detrascentalización de la razón. Entonces, no es que la ética y la política puedan ser orientadas por el filósofoarconte, sino que son todos y cada uno de los ciudadanos los que tienen que tomar la palabra, intervenir en política y ejecutar el sentido histórico desde una racionalidad dialógica que permita hacer común el sentido del mundo, de sus bienes y su historia.

Sobra decir que la obra está cuidada en todos sus detalles, con esmero, por el autor y por la editorial. Tras la selección de los textos, la ordenación temática —que no cronológica, aunque llegaran a coincidir— y el estudio indicativo del título que pudiera enlazar las distintas Investigaciones fenomenológicas compiladas en este volumen, el autor volvió sobre el conjunto: tachó, agregó, corrigió; ejecutó en todos sus pasos la artesanía intelectual.

He tenido la oportunidad de acompañar la edición de tres obras —esta es la tercera— de Guillermo Hoyos: Derechos humanos, ética y moral (Bogotá, UPN–Viva la Ciudanía, 1995) y La teoría de la acción comunicativa como nuevo paradigma de investigación en la ciencias sociales (Bogotá, ICFES, 1998; 2a. ed. 2003). En todas las ocasiones lo vi como autor pendiente del cuidado de la expresión del pensamiento, pero, al mismo tiempo, cuidando la comprensión del lector. En lo personal, tal como lo vi ejecutar la culminación de la obra que se presenta aquí, volví a verlo dando testimonio de la responsabilidad del pensar que sintetizo con el verso de León de Greiff: ''Héteme al linde del otoño, logrado / plenamente, preludio del descenso. / La euforia aún conmigo: corazón desalado / y espíritu burlón e iluso al par: / amo aún, sueño aún, pienso aún. / No es oportuno descansar'' (Cancioncilla).