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Teología y vida

Print version ISSN 0049-3449On-line version ISSN 0717-6295

Teol. vida vol.43 no.4 Santiago  2002

http://dx.doi.org/10.4067/S0049-34492002000400008 

Sergio Zañartu, s.j.
Profesor de la Facultad de Teología
Pontificia Universidad Católica de Chile

Recuerdos de la Facultad y reflexiones*

* Palabras de agradecimiento del profesor Sergio Zañartu, s.j., con ocasión de recibir el título de profesor emérito. 15 de octubre de 2002

(1) Llevado por el Cardenal Silva. J. Medina, igualmente, era perito.

(2) Cuando este cesó, por 1968, me ofrecieron a mí el cargo. Lo decliné y propuse a Fernando Astorquiza. Pero terminé cediendo, ya que desde 1996 he sido el coordinador académico de ella. Acabo de renunciar al no estar conforme con el Proyecto de SIBUC respecto al grado de apertura que tendría la futura Biblioteca de Teología, cuando se instale en el campus San Joaquín.

(3) Al poco tiempo, por recomendación de la Sagrada Congregación, se comenzó a exigir una tesina para la licencia.

(4) La primera vez (1984) me dieron una cátedra de Cristología en el A, paralela con el profesor Maximino Arias.

(5) La genial creación del Comité pro Paz, que desembocó en la Vicaría de la Solidaridad, a mi entender, no se debió a la Teología de la Liberación sino al catolicismo social avanzado, que vivía nuestra Iglesia.

(6) Se nos había vetado recibirlo en nuestra propia sede.

(7) Se puede destacar la tesis doctoral del profesor Cristián Johansson: Religiosidad popular entre Medellín y Puebla: antecedentes y desarrollo, Anales XLI.

(8) Siempre con algún invitado extranjero.

(9) A la bibliografía latinoamericana contribuye A. Bentué con L’ Església que és a Amèrica. Literatura teològica Llatinoamericana, 1968-1992 (Facultat de Teologia de Catalunya, 1993), y sus tres suplementos que alcanzan hasta el año 2000.

(10) En la editorial Sígueme de Salamanca. Comenzaron con dos volúmenes de Selecciones de teología de la liberación. Después trataron de: religiosidad popular, Iglesia y seguridad nacional, Puebla, Cristología, educación, la mujer.

(11) M. Jordá, La sabiduría de un pueblo, Santiago 1975, ed. Mundo; Religiosidad popular y fe en A. L. Ponencias y documento del Encuentro Latinoamericano de Religiosidad Popular, Santiago 1975, ed. Mundo; M. Jordá, El catecismo criollo, Santiago 1976, ed. Salesianos; J. Van Kessel, El desierto canta a María (2 vol.), Santiago 1976, ed. Mundo; Historia y misión. Ponencias, aportes y experiencias del Segundo Encuentro de Religiosidad Popular, Santiago 1977, ed. Mundo; M. Alonqueo, Instituciones religiosas del pueblo mapuche, Santiago 1979, ed. U.C.

(12) Me restringiré solo a lo publicado en Anales.

(13) El Abate Molina. Humanista clásico y sabio cristiano..., Anales XXIV, 2.; Juan Ignacio Molina, talquino de cuna y de alma...,, Anales XXVIII, 2. Y entre sus discípulos: José Arteaga, Gobierno como electo y juramento civil del arzobispo R. V. Valdivieso. 1845-1848, Anales XXVII, I; Maximiliano Salinas, El laicado católico de la Sociedad Chilena de Agricultura y Beneficencia 1838-1849…...,Anales XXIX, 1; Charles Hallet, "El ongregante perfecto" del Padre Ignacio García Gómez, S.J., Anales XXXII, 1.

(14) La implatación del monacato en Hispanoamérica. Siglos XV-XIX, Anales XXIV, 1; Centros de evangelización en Chile, Anales XXXV. El profesor G. Guarda recibió posteriormente el premio nacional de historia.

(15) Escritos menores de la misión Muzi, Anales XXXVII, 1; Chilensia Pontificia. Monumenta Ecclesiae Chilensia, Anales (fuera de serie), 5 volúmenes.

(16) Anales XX, 4; XXI, 3; XXIII, 3; XLVIII, 2; LII.

(17) Este profesor también ha insistido siempre en el respeto a la razón moderna.

(18) Anales XXVII, 2; XXXI, 1 (dirigido por J. Arteaga); XXXVIII, 1 (Marciano Barrios); XL, 2 (Marciano Barrios); XLIV, 2 (Freddy Parra); XLVI, 2 (Marciano Barrios). Marciano Barrios también publicó: La Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Sesenta años de historia al servicio de Chile y de su Iglesia (1935-1995), Santiago 1995. Igualmente editó y colaboró en los 4 volúmenes del Episcopologio chileno 1561-1815, dirigido por el Cardenal Oviedo. A los estudios históricos latinoamericanos de Anales habría que añadir: Walter Repges, Hacia una pastoral del compromiso temporal. La Iglesia entre Río de Janeiro (1955) y Medellín (1968), XXIII, 1; Fernando Aliaga, La misión en la isla Dawson (1889-1911), XXXII,

2; Fernando Aliaga, Relaciones a la Santa Sede enviadas por los obispos del Chile colonial, XXV, 1: L. E. Silva, La elección del Arzobispo Crescente Errázuriz Valdivieso, XL, 1.

(19) Cf. Teología y Vida, XLI, 3s, 2000.

20) Cf. Teología y Vida XXXVI, 3, 1995.

(21) Véase crónica de S. Silva, Teología y Vida XXXIX (1998) 417-422.

(22) Cf. S. Zañartu, Algunos recuerdos y reflexiones sobre la Sociedad Chilena de Teología al cumplirse 10 años de su existencia, en Sociedad Chilena de Teología, El Padre, pp. 197-214, Talca 2000. Pero la influencia más notable de nuestra Facultad en los otros institutos de nuestro país, se realiza a través de la actual afiliación del Seminario Pontificio de Santiago, y del de San José de la Mariquina, y a través de muchos titulados en nuestra Facultad, que trabajan en diversos institutos. Respecto a la influencia en la Iglesia chilena y en el país, basta con hojear, en las cuentas anuales de los decanos, las innumerables actividades de los profesores. Estas actividades también se extienden a la participación en variados congresos internacionales, etc. Así nuestra Facultad ha estado presente en la Comisión Teológica Internacional en 4 de los 6 quinquenios, y en la Comisión para la Reforma del Derecho Canónico, en la Comisión Bíblica. Por otro lado, dos ex profesores de nuestra Facultad han llegado a ser cardenales (Mons. Oviedo y Mons. Medina) y varios han sido consagrados como obispos.

(23) Considero una bendición de Dios que seamos seis los profesores de la planta con tesis doctoral en Padres de la Iglesia. Así se realza lo imprescindible de la Tradición para el quehacer teológico. Por otra parte, sería también importante en la formación de futuros profesores, que estos tengan una seria confrontación con la filosofía, incluida la moderna. Es de esperar que un mayor desarrollo de la Teología Fundamental en la Facultad incida en un mejor diálogo con la filosofía.

(24) Puede verse la crónica de S. Zañartu, El estudio de los Padres de la Iglesia en la Facultad de Teología desde 1967 hasta el presente. Impresiones, Teología y Vida XL (1999) 439-445. Los trabajos del último (VI) Seminario de Estudios Patrísticos los podemos consultar en Teología y Vida XLII, núm. 2s, del año 2002; los del anterior (V), en Teología y Vida XXXIX, 3s, del año 1998.

(25) Hasta el presente solo se había dado el título de licenciado con mención en teología dogmática. Recientemente se ha abierto también una mención en teología fundamental, de gran importancia en el diálogo con el mundo que nos rodea. El hecho de que haya actualmente 6 patrólogos, casi todos haciendo ramos dogmáticos, contribuye a dar peso a la teología de la Facultad.

(26) Esto puede leerse al revés: la genialidad fue crear el A, atendiendo a las necesidades pastorales. Antes, el curso seminarístico convivía, a su modo, en el mismo currículo con el doctoral, salvo un seminario. Se diferenciaban además en la tesina para la licencia (que recién se comenzaba a exigir) y en el tipo de examen final. "Por falta de profesores se había tenido que fundir en 1963 (1964, según Ib., 494), los cursos doctoral y seminarístico en uno solo" (R. Krebs, M. A. Muñoz y P. Valdivieso, Historia de la Pontificia Universidad Católica de Chile 1888-1988, Santiago 1994, ed. U. C., p. 1127).

(27) Entre inglés, francés y alemán. Me parece que el italiano fue agregado después.

(28) Creo que esta debe tener un lugar más reducido en el A. El A, además de una buena formación bíblica, debe atender sobre todo a la sistemática y a su aplicación pastoral. En el B fue genial la intuición de Juan Ochagavía, que, contra lo que se suele hacer en todas partes, juntó en un solo ramo Cristología y Trinidad.

(29) Al comienzo no había ninguna exigencia de idiomas para el A.

30) Algunas veces no ha sido buena la experiencia de profesores solo para el A, cuando estos eran de menor calidad académica. Por lo demás, ser solo profesor del A debería conducir a una buena experiencia de sintonía con los alumnos y el programa, y a la respectiva especialización. Bajo ciertos aspectos puede ser más difícil ser profesor del A.

(31) Confieso que, aunque no fui el autor de esta idea, mucho me gustó.

(32) De hecho en el B ha habido numerosos alumnos que buscan la mejor formación teológica para su ministerio y no les interesa prepararse para teólogos. Algunos viven quejándose de las exigencias típicas de una buena formación para esto último.

(33) Este currículo inicialmente estuvo comprimido a cuatro años. El profesor Rada llegó a proponer un plan que dividía todos los ramos dogmáticos en un aspecto bíblico histórico, otro sistemático y otro pastoral, con lo que multiplicaba por tres los ramos, y sobre eso armaba un currículo. Esto fue desechado en una tensa asamblea. Este profesor, en el decanato de B. Villegas, dejó la planta después de ser rechazada por el Consejo su apelación por no renovación de su nombramiento que expiraba.

(34) En mi segundo decanato se hizo un horario en que los que entraban al A con la filosofía ya hecha, podían hacer dos años, de los que integraban teología y filosofía, en uno. Creo que venir con filosofía hecha se debe en los Salesianos, a que les interesa tener una formación primera más compacta según el carisma de la Congregación. Los jesuitas añadieron filosofía a su formación de juniorado, decepcionados de las clases de Filosofía de nuestra Universidad, aprovechando la creación de la Universidad Alberto Hurtado.

(35) Repercutió en esto la crisis del Instituto de Filosofía y que a menudo no nos destinaban los mejores profesores.

(36) La actual reforma del currículo A prevé un fuerte aumento de créditos filosóficos.

(37) El A ha sufrido una serie de transformaciones. Creo que un tiempo estuvo cerrado a los laicos. Después vino la imposición que hizo la Universidad a todas las carreras, exigiendo un ciclo básico, después del cual se seguía a la licencia en esa carrera o se entraba a pedagogía. Así se pretendía mejorar la formación de los pedagogos y se ofrecía más alumnado a las diferentes disciplinas, que esperaban que los mejores alumnos continuaran en ellas. Nuestra Facultad solo destinó el A para ciclo básico. Creo que para terminar de pasar a pedagogía se les exigía el Bachillerato en ciencias religiosas. El ciclo básico desapareció posteriormente de la Universidad.

(38) A veces era pintoresco ver cómo los profesores peleaban por los créditos de sus respectivas materias.

(39) Creo que en el decanato de B. Villegas.

(40) El A se expandió a un quinto año y su tesina se reemplazó por una lectura dirigida.

(41) Primero fue para el examen de licencia y después quedó para el bachillerato, cuando en mi primer decanato, conforme a Sapientia Christiana, hubo que dividir entre el ciclo básico (5 años de filosofía y teología) y los dos años de licencia especializada. Obviamente que esta división incidió en una fuerte reducción de los optativos en el B (en el bachillerato). Para el A, en el mismo decanato, se hizo un tesario en vez de temario, que apuntale mejor la memoria para que elfuturo ministro se acuerde de lo esencial.

(42) Ha ido creciendo paulatinamente el número de tiempos completos equivalentes que contrata la Facultad.

(43) Salvo los tiempos de decano y ahora al final, a consecuencia de algunos cargos como la Dirección del Postgrado.

(44) También han participado en ellos, en los últimos años, algunos profesores de la Facultad de Teología Evangélica. A la vez se ha realizado una sesión conjunta anual con los profesores de dicha Facultad sobre un tema previamente acordado.

(45) Se suelen publicar en un número doble de Teología y Vida.

(46) P. e. de Patrística, de Derecho Canónico, de diversos temas teológicos e históricos (especialmente latinoamericanos).

(47) P. e., mis propias investigaciones se han centrado en esto.

(48) Quizás sería bueno que los profesores que más investigan puedan tener un ayudante de investigación, formado por ellos y contratado por la Universidad, aunque no se presenten a concurso para esto. También convendría formar más equipos de investigación, en que sobre todo los profesores jóvenes tomen parte según sus intereses. Esto podría substituir, en cuanto participación, la fallida vida de los departamentos.

(49) Unas 15. Además, unas 4 de licencia.

(50) P. e., y no repitiendo lo que ya se dijo respecto a teología latinoamericana y estudios históricos, J. Jiménez sobre los Ejercicios ignacianos, De la Taille y Louis Lallemant, J. Noemi sobre la interpretación teológica del presente, A. Meis sobre Orígenes, S. Silva sobre la técnica, M. A., Ferrando respecto a una teología del Padre en Jn, etc.

(51) B. Villegas sobre S. Pablo. Este eminente biblista lamentablemente no ha sido reemplazado hasta ahora. Entre sus numerosas y valiosas publicaciones está El Libro de los Salmos, en ediciones U.C.

(52) Estos han sido a los profesores: Julio Jiménez, A. Moreno, B. Villegas, S. Zañartu y F. Retamal. Han sido distinguidos con el Doctorado ‘Scientiae et honoris causa’ de nuestra Universidad J. Jiménez, J. Medina y A Moreno; y con el doctorado ‘Honoris causa’ B. Villegas. Han recibido el título de profesor emérito: J. Medina, F. Retamal y S. Zañartu.

(53) El palacete Ghigliotto. Ocupada la Facultad por la toma, los profesores nos renuíamos en la casa madre de las religiosas de la Providencia. Los seminaristas que participaron en el plebiscito pidiendo el cambio de Rector (Mons. Silva Santiago), eran expulsados del Seminario, si eran sorprendidos, porque la votación la hacían diseminados en otras escuelas. Hubo declaraciones contrarias en El Mercurio entre el decano Medina y el representante de los alumnos. Los alumnos terminaron eligiendo un religioso para este cargo. En los tiempos de la toma de la UC hubo una reunión de profesores interfacultades en la parroquia de la Anunciación. Ante la objeción de algunos de que la reunión era ilegítima porque no correspondía a la estructura de Facultades de la Universidad, tuvo alguien que recordar que la libertad de reuniones estaba garantizada por la Constitución de la República.

(54) En mi segundo decanato recuperamos el acceso a un baño de profesores.

(55) Fueron difíciles las negociaciones, porque cada uno de los decanos de Campus Oriente pretendía aumentar su propio espacio y, por otra parte, la Universidad no tenía intención de gastar demasiado para el traslado: y el gasto resultó ser alrededor de los 90 millones, según me parece recordar. Gran ayuda prestó el profesor Cristián Johansson, entonces recientemente nombrado subdirector administrativo de la Facultad.

(56) De ese tiempo eran la Isabel Pérez, el auxiliar Sergio Carrasco. Nos tocaba dialogar con el vicedecano Waldo Romo y el secretario Marciano Barrios.

(57) Su elección para la terna de decano se realizó en un gimnasio de la Casa Central. Fue la única vez que intervinieron con voto ponderado los alumnos (tiempos de la Reforma). Advertí al Decano J. Ochagavía que podía ser complicado el cálculo de los votos: se trataba de una regla de tres compuesta. Hice una mesa de cálculo con el académico Cristián Vial y un alumno. Hecho el primer escrutinio se anunció que no había ningún elegido para la terna. Manifestamos a la dirección que nuestros cálculos no concordaban con los de ellos. El decano mandó llamar al director de la Escuela de matématicas, Dr. Rolando Chuaqui para que dirimiera el problema. Impaciente espera de toda la Facultad en el gimnasio. La fórmula de Chuaqui dio el mismo resultado que la nuestra.

(58) Una vez que pasé frente al Hospital, me pareció ver una ametralladora custodiando una posible entrada al complejo de edificios.

(59) Habló Fernando Castillo Lagarrigue, sobre Fe e Historia (véase Teología y Vida XIII (1972) 124-126).

(60) Me contaron que frente a una protesta que iba a ocurrir, el gobierno había decidido llamar a conscripción militar en el regimiento Buin a los rebeldes de Teología. La Providencia quiso que la protesta se suspendiera en el último momento.

(61) "La S. Congregación para la Educación Católica en carta dirigida al Pro Gran Canciller declara que el decreto del 16 de julio de 1938 de dicha Congregación constituyó a la Facultad de Teología como persona jurídica ‘a se stante’ ante el Derecho Canónico y que, por lo tanto, la Facultad no tiene la misma y única personería jurídica canónica y civil que la Pontificia Universidad Católica de Chile" (tomado de la Cuenta del Decano del año 1981).

62) Un currículo así requiere de su Director un constante cuidado para que lo tutorial se emplee bien y se exijan los idiomas correspondientes. Es importante también que los seminarios enseñen el método de trabajo de tesis y el respectivo uso de la biblioteca.

(63) Se confeccionaron también los primeros temarios prototípicos para el examen de grado.

(64) Fueron derogados los nombramientos hechos por el Cardenal Raúl Silva considerando dos licencias como equivalentes.

(65) Solo terminaron siendo exceptuados, por la misma Congregación, el profesor auxiliar Waldo Romo y los adjuntos Gabriel Guarda y Eliseo Escudero.

(66) En una de las reuniones de profesores, Ronaldo Muñoz al ser increpado como ‘profeta’, respondió llamando ‘escriba’ a su interpelante. Años después, hubo una asamblea en que perdió la posición del decano M. A. Ferrando, que aceptaba integrar nuestra biblioteca en una futura biblioteca que se construiría en Campus Oriente

(67) El Cardenal Silva invitó a su casa a un grupo de profesores para que, como él nos dijo, le perdonáramos este pecado; pero no pretendía volver atrás. En otra ocasión le preguntamos qué quería de nosotros, y respondió: títulos.

68) Al respecto pueden verse las dificultades que hubo para llevar a cabo la fundación de la Facultad en J. Jiménez, Apuntes para la historia de nuestra Facultad de Teología, pp. 225-228 (Teología y Vida XVI (1975) 221-240.309-345). Cf. las reflexiones del P. Hurtado en carta a Mons. Juan Subercaseaux, en M. Barrios, La Facultad, 202-205), y Krebs...,, op. cit., 373.

(69) Véase, a este propósito, Krebs...,, op. cit., 38s.

(70) El DETU había reemplazado entre tanto al Instituto Superior de Cultura Católica.

(71) A este curso, dirigido durante largos años por A. Moreno, quien lo reestructuró para en tres años y medio dar una formación completa, acuden con entusiasmo muchos agentes pastorales y laicos que quieren cultivarse. En los decanatos de S. Silva (1995-2000) fue prolongado con un diploma en Teología Espiritual.

(72) También la masa de los alumnos, a menudo, tiende a negociar menores exigencias académicas. Algunos exámenes de grado se han asemejado a un catecismo un poco más extenso.

(73) Hay que revisar constantemente la marcha, porque esta con el tiempo tiende a desfigurarse y desvirtuarse.

(74) Salvo excepciones, una Facultad y sus teólogos dependen en parte del ambiente que los rodea, y en que se proyectan. En este caso, nosotros mismos tenemos que construir en Chile un ambiente que nos exija y obligue a ser una buena Facultad.

(75) Sería enriquecedor, para mejorar la docencia, un mayor intercambio entre los profesores sobre la forma de enseñar, con apoyo de algún especialista en la materia.

(76) Hemos tenido gran dificultad en encontrar nuevos profesores para Biblia y moral.

(77) Así, entre otros, se fustraron E. Viganó, J. Ochagavía, A. Moreno. A B. Villegas logramos recuperarlo.

(78) Cuando entré a la Facultad ningún alumno copiaba en las pruebas. Era un asunto de honor y de conciencia moral. El profesor dictaba las preguntas al comienzo de la prueba y volvía al final a recogerlas. Ahora se extendió la copia, defecto de la cultura escolar actual, tan indesterrable como la influencia de los comerciales o del mercado.

(79) Por lo demás, ¿estamos pasando de la cultura del libro a la cultura del saber hacer click?

 

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