Abstract
Este ensayo analiza la relación dialéctica entre los conceptos de democracia y de ciudadanía a la luz de los debates actuales, en los que se combinan una transformación de la tradición filosófica y una evaluación de las situaciones en que se cuestiona la distinción jurídica entre el «ciudadano» y el «nacional». A partir de consideraciones sobre las tensiones semánticas de las categorías griegas y latinas (politeia, demokratia, isonomía, ius civitatis), se analizan las aporías de la democracia, entendida como modelo o ideología, que filósofos como Jacques Rancière y Hannah Arendt nos permiten superar mediante la definición de la democracia como un proceso de insurrección permanente «anti-oligárquico» en lugar de un régimen estable. No es la propagación de la democracia, por lo tanto, lo que constituye el objeto primordial de la teoría política, sino la democratización de la democracia, de sí misma, especialmente en la forma de eliminación de la exclusión interna. Esta teoría se ilustra y se perfecciona aún más al referirse a los debates sobre la discriminación de clase y raza, las luchas violentas en busca del reconocimiento que afectan a las instituciones republicanas, las formas de ciudadanía nómadas o diaspóricas, y la relación entre derechos sociales y políticos