Abstract
Surgida como producto del proceso de universalización de la historia, forzada a moverse hacia un eje de universalidad que no emanaba de su propia entraña, portadora, a su vez, de una singularidad histórica resultado de la mezcla creadora de las más diversas influencias culturales, América Latina no podía menos que debatirse, desde su mismo surgimiento, en un perenne conflicto entre lo universal y lo propio. La presencia (casi omnipresencia) de este asunto en el pensamiento latinoamericano no es un resultado fortuito, ha sido expresión del problema más raigal que ha tenido el latinoamericano en su devenir histórico: el problema de su identidad, de la integridad de su ser histórico, de la combinación de universalidad y singularidad dentro de su propia esencia. Ha sido la historia la que ha elevado a un primer plano este problema, la que ha colocado a América Latina en una constante encrucijada entre lo universal y lo propio.