Abstract
Enunciación y fundamento del principio de razón de ser. El principio de razón de ser se puede enunciar así: Todo lo que es, tiene razón de ser. Determinando aún más el sujeto de la proposición, se podría formular de este otro modo: Toda esencia y existencia tienen razón de ser. Y precisando a su vez el predicado: Todo lo que es —esencia y existencia— tiene todo aquello por lo que es tal ser (esencia) y por lo que tal ser es realmente (existencia) ; o, en otros términos: lo que es ha de justificarse en todo lo que es ante la inteligencia. El fundamento de este principio reside en la inteligibilidad o verdad del ser: todo ser, en la medida de su ser, es verdadero o inteligible, es decir, aprehensible por la inteligencia y, consiguientemente, capaz de justificarse o dar razón de sí ante ella. El ser y verdad ontológica se identifican : la verdad ontológica no es sino el ser en cuanto capaz de ser aprehendido por la inteligencia, vale decir, no es realmente más que el ser con una relación o referencia a la inteligencia como su objeto, relación que nuestra razón, fundada en el ser, formada sólo para des-cubrirla y ponerla de manifiesto. Decir, pues, que algo es —como esencia o existencia — sin razón de ser, equivale a afirmar que algo es y a la vez no es; pues, por una parte, se afirma que es y, por otra, al negarle razón de ser o inteligibilidad, se lo niega como ser, puesto que ser e inteligibilidad o verdad son idénticos. Por eso, la evidencia de este principio dimana inmediatamente del ser y de su verdad, con él identificada, y del juicio inmediato que sigue a la aprehensión del ser, oponiéndolo a la nada, del principio de contradicción, al menos indirectamente, en el sentido de que su negación implicaría la negación de aquel principio primero y fundamental de todo el orden ontológico.