Abstract
En la obra de Jenofonte, Sócrates es un modelo de virtud a imitar por aquellos que aspiran a adquirir las virtudes que él encarna. La ejemplaridad de Sócrates es entonces esencialmente la de un modelo que se puede imitar. El Sócrates de Platón no ocupa nunca el rol de modelo a imitar por aquellos que aspiran a la virtud, sin duda porque la virtud, para el Sócrates de Platón, no es el fruto del ejercicio (askêsis). Si la virtud consiste esencialmente en un conocimiento, no tiene ninguna utilidad imitar a Sócrates, pues una imitación tal no procura ningún conocimiento. (Traducción de: María Sol Oliva y Graciela Marta Chichi)