Abstract
Mi intervención desea verificar la posibilidad de delinear algunos rasgos característicos de un pensamiento “barroco”, sin limitarse por un lado a una analogía débil con el estilo arquitectónico y pictórico, y por otro lado sin tener la presunción de proponer una etiqueta historiográfica demasiado general e indistinta. La perspectiva escogida por el autor es la de centrase en algunos problemas que emergen en las obras de algunos teólogos y filósofos jesuitas operantes en la época posterior al Concilio de Trento. En particular, se afronta el problema de la relación entre “lo natural” y “lo sobrenatural”, en el intento de tomar distancias tanto de la solución luterana como de la solución “pelagiana”. Siguiendo a Bellarmino se saca a la luz la discusión sobre el estado de la naturaleza humana: si incluso después del pecado es posible rastrear en el hombre la justicia original, esto es, si el hombre pecador es todavía capax Dei. Siguiendo a Suárez se saca a la luz la tentativa de institucionalizar el nexo entre naturaleza/sobrenaturaleza mediante la relación circular entre metafísica y teología: por un lado la metafísica –la scientia transcendens que tiene como objeto propio el concepto generalísimo de ens ut sic y la essentia del ente como aptitudo ad existendum– es la condición de posibilidad noética de la teología ; de otra parte la teología es la secreta condición de posibilidad de la metafísica en su totalidad. En este plexo de problemas se delinea el posible carácter “barroco” de un pensamiento a la vez tardo-escolástico y moderno.