Abstract
Desde la conceptualización marxiana, la subsunción aparece como una noción fundante de la definición y descripción de la explotación propiamente capitalista, permitiendo caracterizar tanto el rol formal del capital desde el mercado de trabajo como el material o real desde la división del tarbajo y el desarrollo de la maquinaria. Pero además, a través de su reapropiación por parte de Herbert Marcuse, amplía su alcance para expresar la problemática de la servidumbre voluntaria: una dominación que incluye al tiempo que subordina a los individuos. En efecto, las nuevas necesidades y nuevas mercancías que proliferan en el capitalismo tardío llegan a condicionar, modelar y direccionar el «sí mismo» de cada uno de los individuos, constituyendo un estadio más avanzado de alienación en el que el mundo-objeto se transforma en una extensión de la mente y el cuerpo del hombre. Desde aquí, se traza un paralelo con las inquietudes del «último Foucault», que llevan a profundizar su concepto del poder a través del análisis de las diversas técnicas de sujeción de los cuerpos y de control de las poblaciones, que se traducirán en un poder disciplinario que actúa sobre los cuerpos y de un poder biopolítico que actúa sobre la especie, en contraposición con aquel poder soberano que únicamente administraba la muerte y el castigo. En este sentido, la subsunción como problema de la teoría política podría verse a su vez como una clave de lectura para entender el giro de Foucault en torno al poder. En función de esta hipótesis, la confrontación de los aportes del autonomismo italiano sobre la temática con las tesis sobre el poder del propio Foucault son desarrolladas como un camino posible para nuevas respuestas al problema contemporáneo de la subsunción.