Abstract
De acuerdo a la teoría disposicional del valor de M. Smith, algo resulta valioso en la medida en que sea deseado por cualquier agente que delibere racionalmente a partir de un conjunto desiderativo que sea completamente informado, coherente y unificado. A fin de reconocer el valor objetivo de algo, como el valor de promover el cuidado del medioambiente, por ejemplo, la teoría nos compele a adoptar una perspectiva universal y convergente. Sin embargo, ¿qué sucede cuando lidiamos con actos, hechos u objetos cuyo valor parece estar supeditado a nuestros deseos, proyectos o identidades personales? ¿Apreciar el valor de estas cosas acaso también supone la adopción de una perspectiva universal y convergente? El objetivo principal del presente trabajo consiste en determinar qué papel desempeñan en la teoría disposicional del valor los valores personales o agencialmente relativos. Aunque este papel será calificado como ‘incierto’ o ‘ambiguo’, ello no debería ser óbice para pensar que tales valores podrían encontrar en esta teoría un lugar apropiado, junto a los valores impersonales o agencialmente neutrales. Para respaldar esta hipótesis, no obstante, primero será conveniente revisar algunos de los supuestos racionalistas que contendría el enfoque de Smith.