Abstract
Con base en El nombre de la Rosa de Umberto Eco se intenta mostrar la relación poder, saber y lenguaje desde la figura del laberinto tipo rizoma, sin centro ni periferia, siempre estructurable, nunca estructurado. Para hacerlo se plantean dos paradigmas hermenéuticos para descifrar los textos como laberinto. El primero se simboliza en Jorge de Burgos: todo texto es monosemántico y unidimensional, lo que políticamente lleva a fanatismos jacobinos y dogmáticos. El segundo se materializa en Guillermo de Baskerville: los textos son polisemánticos y su semiosis es ilimitada, de modo que no hay textos definitivamente escritos, leídos e interpretados. Hay que habitar el mundo desde la duda como gozosa búsqueda ad infinitum, lo que se traduce políticamente en una lucha contra todo tipo de jacobismos. La conclusión es, desde este último paradigma, que la hermenéutica mora los textos desde Babel, no desde Pentecostés. Es el contraste entre la seriedad hermenéutica de Burgos y la sonrisa hermenéutica de Baskerville.