Abstract
El presente artículo muestra que el tratado agustiniano De Musica ha sido considerado tradicionalmente como un texto relativo al arte musical sonoro pero, asimismo, expone cómo las pretensiones de su autor rebasan con mucho ese objetivo, lo transfiguran y hacen de dicho tratado una reflexión suprasensible acerca de los números y las armonías eternas. Para llegar a esta conclusión, se ha realizado primero un análisis detenido de todos los elementos musicales que son objeto de estudio concienzudo por parte de San Agustín y, segundo, de la mano del propio autor, se ha examinado cómo el texto al iniciar el libro vi cambia el rumbo y lo endereza hacia un objetivo más elevado, de cariz religioso, teológico y místico con el cual, la contemplación de los números, de las armonías eternas y de las virtudes cardinales culmina en Dios, sede de tales realidades.