Abstract
Este artículo presenta argumentos a favor del diseño de políticas públicas sensibles al desafío multicultural y, en especial, a la circunstancia de que la cultura es un elemento crucial para la identidad individual. En primer lugar, repasa la querella entre liberales y comunitaristas como la fuente del actual debate. Luego, analiza la reacción de Rawls ante la crítica comunitarista. En tercer lugar, expone críticamente las tres grandes concepciones-modelo que intentan hacerse cargo del pluralismo cultural. Y, para finalizar, esboza una posible respuesta a las demandas de las minorías étnicas