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BY-NC-ND 4.0 license Open Access Published by De Gruyter February 21, 2020

Una aproximación al estilo comunicativo de cercanía interpersonal del español a partir de la teoría de la Metalengua Semántica Natural

An Approach to the Spanish Communicative Style of Interpersonal Closeness from the Theory of Natural Semantic Metalanguage
  • Susana S. Fernández EMAIL logo and Cliff Goddard

Resumen

El presente artículo discute un estilo comunicativo típico de muchos hispanohablantes, que a menudo ha sido caracterizado en la literatura sobre pragmática y comunicación intercultural como de cercanía interpersonal y de confianza. El punto de partida teórico y metodológico es la teoría de la Metalengua Semántica Natural (NSM, por sus siglas en inglés), que propone el uso de un minivocabulario de conceptos básicos para explicar otros más complejos. En este caso, presentamos descripciones (que en la teoría se denominan guiones culturales) de distintos aspectos de este estilo comunicativo de cercanía y de palabras claves culturales y rasgos gramaticales relacionados con este modo de comunicar al que, consciente o inconscientemente, adhieren muchos hispanohablantes. Nos basamos en trabajos ya realizados por otros autores dentro de la NSM y proponemos también nuevas descripciones.

Abstract

This article discusses a communicative style typical of many Spanish speakers, which has often been characterized in the literature on pragmatics and intercultural communication as interpersonal closeness. The theoretical and methodological starting point for the present analysis is the theory of Natural Semantic Metalanguage (NSM), which proposes the use of a minivocabulary of basic concepts to explain complex ones. In this case, we present descriptions – called cultural scripts within the theory – of different aspects of this communicative style of closeness and analyze cultural keywords and grammatical features related to this way of communicating, which, consciously or unconsciously, many Spanish speakers adhere to. We rely on work already done by other authors within NSM and we also propose new descriptions.

1 Introducción

En este artículo nos proponemos presentar un análisis del estilo comunicativo que frecuentemente en la literatura sobre pragmática y cortesía se relaciona con el comportamiento verbal característico de los hablantes de español. Este comportamiento se caracteriza generalmente en tales presentaciones como de cercanía interpersonal. Con esto se entiende que los hispanohablantes tienen un deseo de establecer relaciones interpersonales estrechas con sus interlocutores, sean estas personas muy cercanas al hablante o no. En general, esto se manifiesta en una conducta comunicativa que incluso permite entablar conversación con personas desconocidas en lugares y situaciones donde otros grupos lingüísticos probablemente elegirían omitir la comunicación. La relación de cercanía interpersonal se manifiesta a través de distintos mecanismos lingüísticos, paralingüísticos y no verbales, que varían según el grado de conocimiento o confianza que existe entre los interlocutores y según una serie de factores contextuales. En general, se percibe una convicción en el hispanohablante de que la conducta verbal crea lazos y sirve también para reflejar y mantener lazos ya existentes.

El presente trabajo es un primer acercamiento holístico al tema desde la teoría y la metodología de la Metalengua Semántica Natural (NSM, por sus siglas en inglés) y, en carácter de primer intento, no pretende ser exhaustivo sino, por el contrario, reunir los resultados de trabajos anteriores realizados por otros autores desde la NSM sobre aspectos específicos del fenómeno, proponer el análisis de un par de nuevos aspectos y abrir puertas para futuras investigaciones y aplicaciones.

El artículo está estructurado de tal manera que, luego de esta breve introducción, la sección 2, escuetamente, hace un repaso de la teoría de la Metalengua Semántica Natural (en este mismo volumen, Fernández hace una presentación mucho más detallada) seguida por la sección 3, que presenta las características generales del estilo verbal interpersonal del español ya apuntadas por otros autores y desde otras teorías. En las secciones subsiguientes se presentan análisis de distintos aspectos de este estilo comunicativo, poniendo en foco algunos de los mecanismos lingüísticos que lo caracterizan y se sugieren guiones culturales que desglosan los valores comunicativos que subyacen a la conducta lingüística evidenciada. Se presenta un recuento de análisis ya realizados por otros autores desde la NSM y se proponen algunos inéditos. Para finalizar, se discute el camino que aún falta recorrer y las implicaciones que la investigación de este campo desde la NSM puede tener, por ejemplo para la enseñanza del español como lengua extranjera.

2 Breve introducción a la teoría y el método de análisis de la NSM

La teoría de la Metalengua Semántica Natural (conocida en inglés como NSM) se ha desarrollado durante los últimos treinta años gracias al prolífico trabajo de Anna Wierzbicka (por ejemplo, 1985, 1991, 1997, 1999, 2001, 2006, 2010a, 2010b) y de Cliff Goddard (por ejemplo, 2004, 2005, 2006, 2010), a quienes se ha ido sumando un número creciente de investigadores en diversas partes del mundo. Wierzbicka ha trabajado extensamente en la descripción y el análisis de palabras culturales específicas y palabras claves culturales, estableciendo un área de estudio que puede ser etiquetada como Semántica Cultural (cuando se trabaja dentro de una lengua única) o Semántica Intercultural (cuando se realizan comparaciones interlingüísticas) (Peeters, 2006). El trabajo se ha extendido también a la Pragmática Cultural e Intercultural con la introducción del concepto de guiones culturales, o explicaciones acerca de las formas de comunicarse y comportarse verbalmente de un grupo lingüístico o cultural. Común a ambas áreas de estudio es el punto de partida de que la mayoría de los conceptos y el comportamiento verbal socialmente establecidos son específicos de la lengua o cultura en cuestión, pero se pueden explicar mediante el uso de un conjunto de conceptos muy básicos y no analizables, llamados primitivos semánticos, que pueden expresarse en cualquier lengua (Goddard, 2010). Este conjunto de hasta ahora 65 conceptos (ver la Tabla 1 a continuación para la versión en español), junto con las reglas gramaticales que permiten su combinación, se ha denominado Metalengua Semántica Natural (NSM) y constituye la principal herramienta metodológica de la teoría. Puede caracterizarse como una minilengua no técnica y culturalmente neutra para la descripción semántica y pragmática, una especie de lingua franca conceptual (Goddard y Wierzbicka, 2007). Desde 2006, y gracias al volumen editado por Cliff Goddard (Goddard, 2006), el término Etnopragmática se ha utilizado también para abarcar toda esta línea de estudio.

Tabla 1:

Los primitivos semánticos: Exponentes en español (a partir de Peeters, 2006, y Levisen y Waters, 2017).

SustantivosYO, TÚ⁓USTED, ALGUIEN, ALGO⁓COSA, GENTE, CUERPO
Sustantivos relacionalesTIPO (DE), PARTE (DE)
DeterminativosESTO⁓ESO, LO MISMO, OTRO
CuantificadoresUNO, DOS, ALGUNOS, TODO, MUCHO, POCO
Evaluadores, descriptoresBUENO, MALO, GRANDE, PEQUEÑO
Predicados mentalesSABER, PENSAR, QUERER, NO QUERER, SENTIR, VER, OÍR
DiscursoDECIR, PALABRAS, VERDAD
Acciones, eventos, movimientosHACER, PASAR, MOVERSE
Localización, existencia, especificación, posesiónESTAR (EN UN SITIO), HAY, SER (ALGO/ALGUIEN), (ES) MÍO
Vida y muerteVIVIR, MORIR
TiempoCUÁNDO⁓CUANDO⁓TIEMPO, AHORA, ANTES, DESPUÉS, MUCHO TIEMPO, POCO TIEMPO, POR UN TIEMPO, MOMENTO
EspacioDÓNDE⁓DONDE⁓SITIO, AQUÍ, ARRIBA (DE), DEBAJO (DE), LEJOS (DE), CERCA (DE), A (UN) LADO, DENTRO (DE), TOCAR
Conceptos lógicosNO, TAL VEZ, PODER, PORQUE⁓POR, SI, MUY, MÁS, COMO

Las descripciones semánticas y pragmáticas articuladas en NSM permiten que incluso personas que no sean expertas en el campo de la lingüística entiendan las explicaciones, ya que no se utilizan términos técnicos. Se intenta también reducir/evitar el etnocentrismo y el anglocentrismo, dado que la NSM no tiene un sesgo cultural (Goddard, 2006, p. 11). En este artículo presentaremos tanto explicaciones semánticas (también llamadas explicaciones semánticas, explicaciones del significado de un concepto articuladas a través de los primitivos semánticos de la NSM) de algunas palabras claves culturales relacionadas con el estilo interpersonal del español como guiones culturales que articulan este “ethos comunicativo” (Wierzbicka, 2006, pp. 22–25).

3 Las relaciones interpersonales en la conversación de habla hispana

Gran cantidad de autores han señalado que el estilo de conversación informal del mundo hispanohablante se caracteriza por una búsqueda de cercanía interpersonal. Esto se manifiesta en una serie de rasgos que, en términos generales, llevan al hispanohablante a utilizar ciertos recursos lingüísticos y no lingüísticos que contribuyen a crear y fortificar lazos con su interlocutor. Muchos de estos estudios se ubican dentro de un marco intercultural, en el que el estilo comunicativo del español es comparado con el de otras lenguas, a veces en contextos comunicativos específicos como el mundo de los negocios (Grinsted, 1992; Fant, 1989; Bravo, 1999) o la clase de lengua extranjera (Ambjørn, 2015). En otros casos, se trata de estudios exhaustivos de pragmática del español (Boretti de Macchia, 2001; Bravo, 2002, 2008; Briz, 1998; Hernández-Flores, 2002; Hickey, 2005).

Es importante tener en cuenta, antes de continuar, que el mundo hispanohablante, con sus más de cuatrocientos millones de hablantes diseminados en una extensa geografía, presenta una amplia serie de variaciones y especificaciones regionales, de manera que ciertas rutinas y ciertos mecanismos lingüísticos se manifiestan de manera distinta y con distinta frecuencia en una zona y en otra. Sin embargo, la característica general de cercanía interpersonal ha sido observada y postulada en una variedad de zonas hispanohablantes (por ejemplo, Hernández Flores, 2002 y Hickey, 2005 para España; Travis, 2006 para Colombia, Osmann, 2015 para América Latina; Bartens y Sandström, 2006, para ambos lados del Atlántico), lo que en el presente artículo tomaremos, en principio, como una tendencia general.

La palabra tendencia es muy importante en este contexto, ya que de ninguna manera pretendemos imponer una visión esencialista del hablante de español. En los enfoques post-modernos al estudio de la cultura se entiende la importancia de centrarse en el individuo, que construye su cultura en cada interacción y encuentro con el otro. La cultura es así algo fluido, un proceso que se crea y recrea constantemente (Abdallah-Pretceille, 2006; Risager y Dervin, 2015). Por el contrario, una visión esencialista y culturalista impone a priori a la persona ciertas características por su pertenencia a un grupo particular y esto abre las puertas al estereotipo y al prejuicio. Con esto queremos decir que no se debe interpretar la presente discusión de un estilo comunicativo de cercanía interpersonal como una característica de cada individuo de habla hispana sino más bien como una tendencia que ha sido observada en términos generales en gran cantidad de interacciones donde intervienen hispanohablantes. Cada persona entabla comunicación con otras personas según su personalidad y preferencias personales, según la situación comunicativa e incluso el estado de ánimo en que se encuentra en un momento determinado, por lo cual sería erróneo esperar que todo hispanohablante se comporte de la manera que vamos a describir. Dicho esto, se considera también que, aunque la persona ejerce su libre derecho a comunicarse como mejor le parece, el hablante de español está familiarizado con este estilo comunicativo a través de su experiencia con el idioma y su contacto con otros hispanohablantes. Esta aclaración es relevante para todo el trabajo realizado con guiones culturales desde la NSM. Tal como lo expresan Goddard y Wierzbicka (2004, p. 157), no se trata de postular que las sociedades son homogéneas y que todos los hablantes se comportan del mismo modo, sino más bien que los guiones culturales funcionan como un “interpretative backdrop to discourse and social behaviour in a particular cultural context”, es decir, como una base de conocimiento que nos permite interpretar interacciones sociales.

Hickey (2005), que escribe específicamente sobre España, sostiene que, de los tres aspectos sobre cortesía verbal propuestos por Escandell-Vidal (1998) –civilidad/corrección social, bondad/amigabilidad y tacto/diplomacia–, el segundo de ellos (bondad/amabilidad) es el más visible en la comunicación española. Haverkate (2004) sostiene que el centro de gravedad de la comunicación hispanohablante es la cortesía positiva, tal como se la entiende en términos de Brown y Levinson (1987), es decir, que la cultura hispanohablante se clasifica dentro del grupo de culturas que favorecen la cortesía positiva sobre la negativa. Esto significa que la comunicación hispanohablante tiende a buscar la solidaridad entre los interlocutores. Ambjørn (2015), en términos similares, propone para la conversación española tres características que según la autora deben practicarse en la clase de español como lengua extranjera para daneses: la locuacidad o deleite en conversar, la expresión de interés en la conversación y el foco en la persona, rasgos que, según la autora, en menor medida están presentes en la práctica comunicativa danesa. Siguiendo a Thurén (1988), Ambjørn afirma que el hispanohablante tiene una predilección por conversar, un pasatiempo favorito entre amigos, y que la falta de interés por conversar puede considerarse hostil. Una de sus manifestaciones es el small talk o habla de contacto, que justamente puede definirse como el tipo de conversación que tiene por fin entablar un contacto interpersonal más que un verdadero deseo de comunicar un contenido en particular (Mugford, Lomelí y Vázquez, 2013). Con respecto a la expresión de interés, Thurén (1988) y Ambjørn (2015) sostienen la importancia de formular preguntas que muestren interés en la conversación y en establecer una conexión con la otra persona. Los interlocutores se convierten entonces a menudo en el tema mismo de la conversación, incluso en situaciones de negociación laboral donde otros grupos de hablantes pondrían mayor atención en el caso en cuestión y en el resultado a obtener (Bravo, 1996; Grindsted, 1992). Bou-Franch (2011, p. 1783), por ejemplo, describe el estilo comunicativo evidenciado en un corpus de correos electrónicos entre profesores y estudiantes universitarios valencianos como “socialise first, get to the point and socialise again” y “people first, business second”.

El entusiasmo y la pasión por participar en la conversación son características que hacen que en las conversaciones entre hispanohablantes se manifieste una serie de rasgos que han llamado la atención en comparación con otros grupos lingüísticos, y que a veces se alejan de las descripciones universalistas de (des)cortesía verbal. Uno de estos rasgos es el alto grado de tolerancia a la interrupción y a la superposición de turnos, ya que el esperar pacientemente el turno de la conversación no es algo que se valore positivamente (Hickey, 2005). La interrupción y la superposición son una expresión natural del interés por participar, que en su grado extremo se manifiesta en “monólogos simultáneos” (Haverkate, 2004, p. 63). [1] De igual manera, el conflicto y el intercambio de opiniones encontradas [2] no es un problema en la conversación hispanohablante sino más bien un rasgo que se acepta y se aprecia como expresión de la participación apasionada en la conversación y, a la vez, como una muestra de la necesidad del hispanohablante de autoafirmarse (Hernández Flores, 1999). La expresión directa de actos de habla exhortativos (por ejemplo, el uso extendido de imperativos) también ha sido señalada como una característica de este grupo lingüístico, que resulta ser el más directo en comparación con gran número de otras lenguas (Monjour, 2006; Ferrer y Sánchez Lanza, 2002 en Boretti y Rigatuso, 2004).

Una palabra clave que aparece en casi todos los textos citados hasta aquí como la encarnación de este estilo comunicativo es confianza. Bravo (1996, 1999) relaciona el ideal de confianza con la imagen de afiliación del hispanohablante, es decir su deseo de identificación con el grupo. Hernández Flores (2002, p. 89) enumera una serie de contextos de interpretación del concepto: hablar con confianza, tener confianza con alguien, hacer algo porque se tiene confianza y ser alguien de confianza. En la sección 4 volveremos a esta palabra clave cultural a través de un análisis desde la NSM.

En líneas generales, proponemos que el estilo de cercanía interpersonal de la conversación hispanohablante puede servir como punto de enlace para una serie de fenómenos lingüísticos, paralingüísticos y del lenguaje corporal que funcionan como intensificadores (Albelda, 2007; Briz, 1998, 2017) y que, en contextos informales y entre hablantes cercanos, se atestiguan con características particulares y con frecuencia mayor que en otros grupos. Algunos de ellos son:

Fenómenos del lenguaje corporal:

  1. Cercanía física, háptica, contacto ocular y movimientos de la cabeza (por ejemplo, como estrategia de retrocanalización, back-channeling).

Fenómenos paralingüísticos:

  1. Prosodia expresiva, incluido el volumen de la voz y la dinámica vocal.

Fenómenos lingüísticos:

  1. Uso profuso de interjecciones y un amplio repertorio de expresiones de retrocanalización (por ejemplo, ¡ay! ¡uf!, ¡vaya!, ajá, , te entiendo, ¡qué cosa!).

  2. Uso de adverbios y prefijos intensificadores (por ejemplo, muy, súper, re-, requete- y el sufijo superlativo -ísimo/a).

  3. Construcciones exclamativas del tipo ¡qué + adjetivo! (por ejemplo, ¡qué listo/guapo/bueno/ dulce/cielo!, o ¡qué + adjetivo + estás! (por ejemplo, ¡qué linda estás!) para realizar halagos.

  4. Uso profuso de diminutivos (tanto en vocativos como en oraciones referenciales), y diversos vocativos, hipocorísticos y términos de parentesco ficticios (por ejemplo, negrito, Susi, papi).

  5. Expresiones de elogio, por ejemplo, ¡es un cielo!, ¡es un amor de hombre/mujer/niño/a!, ¡es una ternura!, ¡es una monada!

  6. Construcciones con verbos de emoción fuerte: me encanta/horroriza/revienta …, etc.

  7. Uso de malas palabras o palabras tabú, también como expresiones de cariño (por ejemplo, güey, boludo).

En los siguientes apartados presentaremos una serie de análisis de algunos de los aspectos comentados en esta sección, siempre desde el punto de vista y la metodología de la teoría de NSM. Comenzaremos por algunas palabras claves culturales que engloban el estilo comunicativo de cercanía: la ya comentada confianza y la noción de calor humano, ambos estudiados detalladamente por Travis (2006). Siguiendo con un repaso de lo ya trabajado en NSM, introduciremos el análisis de los diminutivos y de algunas fórmulas de tratamiento cariñosas. Aquí confrontaremos dos estudios ya realizados, Travis (2002) y Bartens y Sandström (2006). Luego dirigiremos la mirada a una serie de actos de habla que están anclados en el estilo comunicativo de cercanía y nos detendremos en el de la despedida. Finalmente, propondremos algunos guiones culturales que desglosan distintos aspectos del estilo comunicativo estudiado.

4 Palabras claves culturales: confianza y calor humano

Como ya hemos nombrado en el apartado anterior, el concepto de confianza, como una palabra clave para la interpretación de las relaciones interpersonales del mundo de habla hispana, ha sido señalado por numerosos autores. En esa misma línea, Travis (2006) propone que el término es una palabra clave cultural de la sociedad colombiana, donde reina, según la autora y citando a Fitch (1994, p. 203), una ideología interpersonal de conectividad (“an interpersonal ideology of connectedness”), que forma parte del colectivismo o interdependencia que normalmente se asigna a las sociedades latinoamericanas desde enfoques éticos de la cultura (por ejemplo, en Hofstede, 2001). El concepto de confianza es, como la mayoría de las palabras claves culturales, difícil de traducir exactamente a otras lenguas debido a su complejidad y a los matices específicos que adquiere. Travis (2006) propone una explicación semántica del concepto para explicar sus matices de significado en la sociedad colombiana. Como, al igual que había notado Hernández Flores (2002), el término se utiliza según Travis en diferentes contextos con diferentes significados, la autora comienza por delimitar dos sentidos básicos de confianza. Confianza1 aparece en el contexto de “una persona de confianza” o “tenerle confianza a alguien”, y está relacionado con la idea de alguien con quien se pueden hacer y decir ciertas cosas, y confianza2, que se utiliza en frases como “confiar en alguien” y apunta a la idea de esperanza en algo o alguien, lo que en inglés se puede expresar con el verbo “trust” (véase también Hernández Flores, 2018). Es la confianza1 la que se relaciona con el ideal comunicativo colombiano y Travis expresa su sentido en la siguiente paráfrasis reductora:

[A] Explicación semántica de confianza[3]

(X es una persona de confianza)

yo pienso así de esta persona (X):

“conozco [4] muy bien a esta persona

por eso, yo sé que esta persona no hace algo

si piensa que [5] yo puedo sentirme mal por eso

por eso, le puedo decir muchas cosas a esta persona, puedo hacer muchas

cosas cuando estoy con esta persona

no puedo decir estas cosas a otras personas, no puedo hacer estas cosas

cuando estoy con otras personas”

sé que esta persona piensa de mí de la misma manera

por eso, cuando pienso en esta persona, me siento bien

yo no pienso así de muchas otras personas (Travis, 2006, p. 222)

La confianza es un ideal en la comunicación colombiana, según la autora, y no se limita a los amigos y personas muy cercanas. Hernández Flores (2002, p. 90) ya había notado esto para los españoles, en el hecho de que muchas veces se actúa como si se tuviera confianza a fin de crear un buen ambiente. Esto se produce porque el tener confianza supone unas libertades comunicativas, como el uso del pronombre personal de confianza (tú/vos) en lugar de usted y el uso de distintos términos de cariño, pero también es posible abusar de la confianza y tomarse confianzas que sobrepasan el nivel de aceptación del interlocutor.

La búsqueda de confianza en las relaciones interpersonales está relacionada con otra palabra clave cultural colombiana identificada por Travis, calor humano. Calor humano apunta a una característica muy deseable en las personas, desde el punto de vista del hispanohablante, que consiste en preocuparse por el bienestar de los otros y en hacer cosas por ellos. Travis lo explica desde la NSM del siguiente modo:

[B] Explicación semántica de calor humano

(X tiene calor humano)

esta persona (X) es así:

cuando sabe que algo malo pasó a algunas otras personas,

se siente mal por eso

cuando sabe que algo bueno pasó a algunas otras personas,

se siente bien por eso

quiere hacer muchas cosas buenas para algunas otras personas

es bueno si la gente puede ser así (Travis 2006, p. 223)

La idea de calor humano se contrapone a la de frialdad, una cualidad muy mal valorada. Osmann (2015) extendió el estudio de Travis a otros países hispanohablantes y, por medio de un cuestionario y ejemplos de corpus, pudo constatar que calor humano y calidez/cálido (“ser una persona cálida”) son palabras claves culturales generalizadas del mundo hispanohablante, que no se ciñen solamente a la geografía colombiana. La autora encontró también que metonímicamente la idea de calor humano se expresa a menudo sobre lugares, por ejemplo, un hogar con calor humano, y a colectivos de personas como “el calor humano de los chilenos”, y siempre en términos de gran estima.

En el próximo apartado dirigiremos la mirada a una serie de expresiones lingüísticas que pueden utilizarse en las relaciones de confianza y que además contribuyen a crearlas, ya que expresan buenos sentimientos hacia el interlocutor.

5 Expresiones de afecto: el caso del diminutivo

Una de las manifestaciones lingüísticas del estilo comunicativo de cercanía interpersonal que hemos estado describiendo hasta ahora es el amplio uso que hacen los hispanohablantes de expresiones de afecto, particularmente representadas por vocativos hipocorísticos, términos de parentesco (ficticios o no) y diminutivos. Esto ha sido ampliamente comentado en la literatura sobre pragmática y cortesía en español y, desde la teoría de la NSM, ya se han propuesto algunos análisis, aunque todavía queda un largo camino por recorrer. Los diminutivos han recibido hasta ahora la mayor atención, gracias a los trabajos de Travis (2004) y Bartens y Sandström (2006), pero Bulat-Silva (2002) realizó también un acercamiento a las fórmulas de tratamiento españolas y, en este mismo volumen, hace un análisis detallado de vocativos de cariño (como alma, vida, cielo).

Con respecto al diminutivo, Travis (2004) y Bartens y Sandström (2006), antes nombrados, coinciden en demostrar que este morfema (en sus distintas variedades –ito/a, -illo/a, -ín, etc.), a partir de su significado básico de ‘tamaño pequeño’, tiene en español una serie de usos pragmáticos que en su conjunto apuntan a crear cercanía interpersonal, ya que la intención básica es manifestar buenos sentimientos hacia el interlocutor. Tanto estos autores como los muchos otros que han trabajado con el diminutivo desde distintas teorías coinciden en resaltar que, si bien el uso del diminutivo es mucho más frecuente en el español americano (y probablemente con diferencias de uso y de frecuencia entre países) que en el peninsular, es igualmente claro que el diminutivo de todas las variedades del español comparte la función pragmática de acercar a los interlocutores en la conversación. Travis (2004) distingue cinco funciones del diminutivo usado con adultos: afecto, tamaño pequeño, minimización de un acto de habla, desprecio e intensidad, resaltando en todas ellas, de distintas maneras, la idea de buenos sentimientos. Bartens y Sandström (2006), por su parte, en un estudio comparativo del español y el italiano, identifican diez distintas funciones para el diminutivo español (diminutivo puro, cariño, insignificancia, intensificación, eufemismo, humor, ironía, sentido peyorativo, con la palabra “poco” y con términos relacionados con la comida) y encuentran en su corpus que la expresión de cariño (endearment) es la función más frecuente – mucho más que en italiano (Bartens y Sandström, 2006, p. 346).

Travis (2004), que al igual que en su trabajo sobre confianza y calor humano ubica su análisis en la sociedad colombiana, sostiene que los buenos sentimientos asociados con el diminutivo parten de su uso básico relacionado con el habla dirigida a los niños, una idea ya expresada en, entre otros trabajos, Wierzbicka (1992). En su análisis, Travis ubica el uso del diminutivo en el contexto general de un guion cultural que promueve la expresión de buenos sentimientos hacia el interlocutor y la expresión de buenos sentimientos hacia los niños. La relación subyacente entre el diminutivo y los niños permanece aún en su análisis del diminutivo usado hacia adultos:

[C] Uso del diminutivo para mostrar buenos sentimientos hacia el interlocutor[6]

[la gente piensa así:]

cuando digo algo a alguien

es bueno si esta persona puede saber que [7] siento algo bueno hacia esta persona

por eso cuando digo cosas a esta persona puede ser bueno si digo algunas palabras en la forma en que la gente dice muchas palabras cuando dice cosas a los niños (Travis, 2004, p. 262)

El guion anterior se refiere, por ejemplo, al uso del diminutivo en vocativos dirigidos a adultos, tales como nombres propios, términos de parentesco o adjetivos (Juanita, mamita, negrito, etc.). Travis (2004, p. 264 y ss.) encuentra que el diminutivo utilizado en contextos de pedidos u ofertas también mantiene el significado original de algo pequeño que a la vez se relaciona con buenos sentimientos (y originalmente con los buenos sentimientos hacia los niños). En estos casos, el diminutivo actúa sobre la totalidad del acto de habla y no sobre el referente al que morfológicamente está ligado. Así, en español, al expresar pedidos u ofertas donde aparece un diminutivo (por ejemplo, al pedir un “vasito” de agua o al ofrecer un “trocito” de pastel), el hablante minimiza la imposición que se realiza al oyente (en un pedido) o al hablante mismo (que ofrece algo), ya que subyace la idea de que lo que es pequeño es fácil de hacer. Paralelamente, se enfatizan los buenos sentimientos hacia el oyente, lo que convierte al diminutivo en un recurso que contribuye a crear la cercanía interpersonal tan positivamente valorada.

[D] Guion cultural para pedidos

[la gente piensa así]

cuando quiero decir algo así a alguien:

“quiero que tú hagas algo bueno por mí”

es bueno si esta persona puede saber que pienso así:

“es algo pequeño”

es bueno si esta persona puede saber que cuando digo esto siento algo bueno por esta persona (Travis 2004, p. 265)

Bartens y Sandström (2006) coinciden con Travis en resaltar la función interpersonal del diminutivo y sostienen, siguiendo a Mendoza (2005), que el diminutivo ha sufrido un cambio de sentido y un reforzamiento pragmático y que, más que tamaño pequeño, este morfema codifica la interacción social y las relaciones. A diferencia de Travis, no hay vestigios del significado relacionado con los niños en sus explicaciones del diminutivo de cariño, pero la expresión de buenos sentimientos está igualmente presente:

[E] Diminutivo de cariño1 (un sentimiento de cariño cuando nos dirigimos a alguien)

cuando te digo eso, siento algo bueno

no quiero que te pase algo malo

pienso así: quiero que te pase algo bueno

a causa de eso, cuando te digo algo

es bueno que [8] puedas saber que siento algo bueno [9] (Bartens y Sandström, 2006, p. 349)

[F] Diminutivo de cariño2 (un sentimiento de cariño cuando nos referimos a alguien)

cuando digo eso de alguien, siento algo bueno

no quiero que algo malo pase a esta persona

pienso así: quiero que algo bueno pase a esta persona

a causa de eso, cuando digo algo a esta persona

es bueno que esta persona pueda saber que siento algo bueno (Bartens y Sandström, 2006, p. 350)

El diminutivo se presenta en estos trabajos como un mecanismo que interviene sobre la totalidad de los actos de habla en que aparece y los modula de tal forma que el acto se orienta positivamente al interlocutor. [10] En la próxima sección, presentamos algunos actos de habla del español donde la búsqueda de lazos personales se hace manifiesta.

6 Actos de habla de cercanía: el ritual de despedida

En relación con el estilo comunicativo que venimos describiendo, una serie de autores ha notado el hecho de que ciertos actos de habla, que a menudo han sido relacionados con la cortesía positiva, tienen una frecuencia mayor en español que en otras lenguas y unas características particulares. Algunos de los actos de habla en cuestión son el halago, incluido el piropo, la oferta/invitación y el saludo, particularmente el de despedida, acto en el que nos detendremos en esta sección. Todos tienen en común el hecho de que, de distintas maneras, pueden verse como mecanismos que contribuyen a crear cercanía interpersonal y la bien ponderada relación de confianza.

Algunos de estos actos se han considerado potencialmente amenazantes en estudios de pragmática que se enmarcan en la teoría de Brown y Levinson (1987). Por ejemplo, la invitación se ha visto como amenazante para la imagen del hablante por su compromiso a realizar la acción que ofrece y para la del oyente, tanto si la acepta como si la rechaza (Barros García, 2011). Sin embargo, Hernández Flores (2002) sugiere que, entre familiares y amigos de habla hispana, este acto realza la imagen de afiliación, refuerza lazos afectivos y puede contribuir a prolongar y animar la conversación.

Lo mismo sucede con el halago o cumplido, que, según Hickey (1991, p. 5), se produce en español “to an extent and in ways that would be intuitively regarded as exaggerated, hypocritical or simply embarrassing between (near) equals in Britain”. Barros García (2011) sostiene que el cumplido en español debe considerarse como un acto de habla cortés más que amenazador (amenazador a la imagen negativa del oyente), aunque como en cualquier acto de habla, tiene que darse una serie de condiciones para su interpretación positiva o negativa. Puede argumentarse que el piropo, una variedad especial de cumplido que se produce en la calle entre extraños, normalmente enunciado por un hombre hacia una mujer, es un concepto cultural clave del español y un ejemplo del uso de la palabra entre hispanohablantes en situaciones donde otros grupos culturales guardarían silencio. Si bien la ejecución y la interpretación del piropo han ido cambiando en los últimos años, en línea con los cambios producidos en la relación entre hombres y mujeres [11] (Achugar, 2002), esta práctica comunicativa existe todavía en los países de habla hispana y es, en nuestra opinión, una tarea pendiente de análisis desde la NSM, que dejaremos para otra ocasión.

Un acto de habla que ha llamado la atención en estudios de pragmática intercultural con foco en el español es el saludo de despedida. Este acto de habla, al igual que los arriba mencionados, ha sido clasificado como potencialmente amenazante, nuevamente bajo la óptica de Brown y Levinson (1987), ya que el iniciar una despedida puede interpretarse como muestra de desinterés por la conversación o por la compañía del interlocutor. Para mitigar este posible efecto adverso, las despedidas contienen diversos turnos de precierre y cierre, con contenidos bastante ritualizados (Barros García, 2011; Albert y Kessler, 1978):

  1. hacer un resumen afectivo positivo de lo hablado en la conversación

  2. anunciar la necesidad de terminar la conversación y las razones de esto

  3. dar la oportunidad al destinatario de aceptar la despedida

  4. dejar abierto el canal para un nuevo encuentro, lo cual puede incluir hacer planes concretos, realizar una promesa de volver a verse o simplemente utilizar fórmulas de saludo como “hasta luego”, “hasta pronto” o “nos vemos”, que dejan en claro que la separación no será definitiva

  5. expresar buenos deseos al interlocutor para el futuro, por ejemplo, “cuídate”, “que tengas buen viaje”, “que llegues bien a casa”

  6. dejar saludos para otras personas no presentes en la conversación, por ejemplo, “saluda a los niños de mi parte”, “besos a tu madre”.

Si bien los seres humanos en general tienen la tendencia a terminar los encuentros sociales en una nota positiva (Albert y Kessler, 1978, p. 543), diversos autores han notado que, en encuentros sociales entre amigos o familiares hispanohablantes, las secuencias de despedida pueden extenderse temporalmente en un grado que otros grupos lingüísticos pueden considerar excesivo. Esta extensión de la despedida puede ser vista como una muestra más de la pasión del hispanohablante por conversar y de su aversión por interrumpir el contacto social.

Fitch (1991) denomina “salsipuede” [sic] al ritual de despedida característico de los colombianos (y, según la autora, presumiblemente también de otros latinoamericanos), que se lleva a cabo como una batalla verbal entre el invitado, que anuncia su retiro, y el anfitrión, que intenta convencer al invitado de quedarse un rato más, cosa que el invitado está dispuesto a aceptar. Esta batalla, que no es ni hostil ni tensa, ratifica que, en esta sociedad, el retirarse de un evento social no solo tiene consecuencias individuales para el que se retira, sino también para el resto del grupo, a causa de “la importancia crucial de la conectividad humana, por encima de los deseos individuales” (Fitch, 1991, p. 211). Por eso, es impensable permitir que un invitado se marche sin insistirle lo contrario y, del mismo modo, es un acto de gran afrenta el marcharse sin saludar.

Un grupo de diez informantes argentinas residentes en Dinamarca [12] confirman en sus opiniones sobre la comunicación entre argentinos lo observado por Fitch en Colombia y apuntan la dificultad en despedirse, la necesidad de anunciar tempranamente la partida para dar tiempo a ambas partes a mentalizarse acerca del fin inminente del encuentro, el impulso natural de hacer planes de recuentro para paliar la despedida, la necesidad de despedirse de todos y en especial de la gente mayor o de mayor jerarquía por una cuestión de respeto, la costumbre de dejar saludos para personas ausentes y el uso no solo de recursos verbales, sino también del lenguaje corporal para realizar el acto de la despedida. Como estas características del estilo comunicativo son normalmente tácitas e inconscientes para el hablante, estas informantes pueden explicar mejor sus experiencias en comparación con los hablantes daneses, de quienes están rodeadas:

  1. Para mí las despedidas son laaaargassss (algunas veces he tardado media hora en despedirme) pero claro que influye de quién se trate, cómo ha sido la química, lo vivido … Hasta algunas veces he experimentado comenzar una amistad en una despedida: intercambio de números de teléfono, e-mail, hacer citas, etc. Muchas veces, para mí, una despedida es hacer arreglos para vernos otra vez, es linda esa sensación de volver a verte. Todo está relacionado con la cultura, la necesidad de pertenecer a un grupo, a ser aceptado. (Informante argentina, 55 años).

  2. Cuando nos queremos despedir y si existe la entrañabilidad uno prioriza el estar juntos, uno lo disfruta de una manera muy diferente. Los daneses cuando llega la hora desconectan. Me ha pasado con mis colegas: “adiós, me tengo que ir” y se fueron y me he quedado con la copa de vino en la mano. Nosotros no, tenemos lo de cumplimentar, a veces lo hacemos por quedar bien, cómo no voy a despedirme de la madre, de la tía, del abuelo. En otras culturas no es así. Tiene que ver con lo cultural, lo del contexto, los modelos educativos que traemos. Si yo no saludo al padre o a la madre de la persona en una fiesta, no me voy, me cuesta irme. Pregunto por los hermanos, me preocupo de haber cumplido. Damos muchas vueltas, pero depende del contexto. Con amigas puedo estar horas despidiéndome porque me gusta estar con ellas, me resultan entrañables y doy prioridad a toda la cuestión afectiva y la cuestión presencial. (Informante argentina, 54 años).

  3. Muchos empiezan a decir “me voy a ir” como una hora antes … “bueno … habrá que levantar campamento”, etc., creo que es lo de mentalizarse para la despedida y eso de que si cuando te vas no alcanzaste a saludar a todos: “despedime de X, que no la pude encontrar para despedirme”. Pero eso tiene que ver con el vínculo … si son solo conocidos no dejás saludos. Eso con latinos; con daneses nunca escuché que dejaran saludos … (Informante argentina, 43 años).

  4. Me cuesta no despedirme del que tiene el poder. Me ha pasado ver [en una fiesta de trabajo en Dinamarca] sentado solo al jefe de departamento y me daba apuro. Yo me tenía que ir, pero me senté con él a hablar. El resto de los invitados no le prestaba atención. Es lo del respeto y de la jerarquía. Mil vueltas para decir adiós entre argentinos. (Informante argentina, 40 años).

  5. Pero también creo que es típico que el anfitrión o anfitriona te acompañe hasta la vereda y que ayude con los bártulos porque casi siempre hay un par de bolsas, juguetes de los chicos, o un nene o nena que se quedó dormido, algo que te prestan, las sobras que se reparten. Y así nos íbamos y hasta último momento y saludando con la mano ya en la vereda. Y todo esto creo que también es parte de la despedida, que es un “circo” que nos encanta y que de una u otra forma remata el encuentro y le da casi tanta adrenalina como al saludo de encuentro. (Informante argentina, 48 años).

Estas informantes apuntan, sin embargo, a que puede haber diferencias generacionales y de género que afectan las características de las despedidas entre hispanohablantes, con una tendencia a despedidas más breves por parte de hombres y de jóvenes de ambos sexos:

  1. Las cosas están cambiando entre la gente joven. Yo digo “chau, bueno, chau, chau, te quiero”. Los jóvenes dicen “chau” y punto. (Informante argentina, 40 años).

  2. Yo me acuerdo que mi papá siempre terminaba esperando en el auto y a veces volvía a buscarnos, casi siempre a mi mamá y a mí o tocaba bocina dando el ultimátum. (Informante argentina, 48 años).

Si bien los posibles cambios generacionales en curso y las diferencias de género ameritan una investigación más detallada, podemos arriesgar un guion cultural sobre cómo realizar las despedidas en un ámbito de familiaridad que incluye la idea de que es importante despedirse verbalmente, expresar el deseo de poder quedarse más tiempo para seguir conversando y lamentarse por no poder hacerlo:

[G] Para despedirnos en un contexto de encuentro social

en muchos momentos es así:

alguien está con otro alguien,

ese alguien no puede estar más con ese otro alguien,

en esos momentos es bueno si ese alguien dice algo así:

“es bueno estar contigo, quiero estar contigo más tiempo, quiero decirte muchas palabras,

no puedo estar más en este lugar, siento algo malo por eso.”

si ese alguien dice algo así, el otro alguien siente algo bueno por eso

Con este esbozo de guion cultural de despedida, abrimos la puerta hacia la última sección temática de este artículo, donde proponemos una serie de guiones culturales basados en las características comunicativas expuestas hasta ahora.

7 Algunos guiones culturales del español sobre cercanía interpersonal

Teniendo en cuenta lo enunciado en las secciones anteriores y reconociendo la necesidad de estudios mucho más profundos del tema desde la NSM, proponemos una serie de guiones culturales que capturan actitudes culturalmente aprobadas en el mundo hispanohablante en relación con la función de la comunicación verbal de entablar, mantener o estrechar lazos interpersonales. Estos guiones, tal como los presentamos aquí, deben considerarse primeros esbozos tentativos que esperamos poder corroborar en el futuro con nuevos estudios.

En primer lugar, creemos que el guion cultural más abarcador de lo que hemos estado describiendo es el que promueve la expresión de buenos sentimientos hacia el otro en la comunicación. Este guion va acompañado de otro, que promueve a la vez la expresión de sentimientos de manera no verbal [13]:

[H1] Para mostrar buenos sentimientos hacia alguien verbalmente (cf. Travis, 2006)

en muchos momentos cuando alguien siente algo bueno hacia otro alguien,

es bueno si este alguien piensa así:

“yo quiero que este alguien sepa cómo me siento hacia él/ella ahora

al mismo tiempo yo quiero que este alguien sienta algo bueno ahora

por esto, es bueno si digo algunas buenas palabras sobre este alguien a este alguien”

[H2] Para mostrar buenos sentimientos hacia alguien, con el contacto físico

en muchos momentos cuando alguien siente algo bueno hacia otro alguien,

es bueno si este alguien piensa así:

“yo quiero que este alguien sepa cómo me siento hacia él/ella ahora

al mismo tiempo yo quiero que este alguien sienta algo bueno ahora

por esto, es bueno si una parte de mi cuerpo toca una parte del cuerpo de este otro alguien en un momento”

La expresión de buenos sentimientos parte de una idea de que, en general, es bueno mostrar los sentimientos al hablar [I], y a la vez es bueno prestar atención a los sentimientos del otro [I’]:

[I] Para mostrar los sentimientos al hablar

en muchos momentos cuando alguien dice algo a otro alguien,

es bueno si este alguien piensa así:

“yo quiero que este otro alguien sepa cómo me siento cuando digo esto ahora”

[I’] Para prestar atención a los sentimientos del otro, incluidos los indicios de sentimientos en la voz y la cara

en muchos momentos cuando alguien dice algo a otro alguien,

es bueno si este otro alguien piensa así:

“yo quiero saber cómo este alguien se siente cuando este alguien dice esto”

por esto, yo quiero oír cómo este alguien dice esto, yo quiero ver la cara [m] de este alguien cuando este alguien dice esto

Una académica hispanohablante lo describe del siguiente modo:

Creo que los hispanohablantes también esperamos una forma de respuesta empática, esa es la razón por la que expresamos todos nuestros sentimientos; necesitamos que los otros sientan lo mismo que estamos sintiendo. Si no percibes esa empatía, te sientes verdaderamente mal. [14]

En español no habría entonces restricciones en cuanto a la expresión de sentimientos y pensamientos, que pueden manifestarse de manera espontánea [15]:

[J]Para expresar los propios sentimientos “espontáneamente”

en muchos momentos cuando alguien está con otro alguien, es bueno si es así:

cuando este alguien siente algo,

este alguien quiere que el otro alguien sepa esto ahora

[K] Para expresar los propios pensamientos “espontáneamente”

en muchos momentos cuando alguien está con otro alguien, es bueno si es así:

cuando este alguien piensa algo sobre algo,

este alguien quiere decir algo sobre eso a este otro alguien ahora

El afán por participar en la conversación implica, no solo expresar los pensamientos y sentimientos propios, sino también reaccionar ante lo dicho por el otro, respondiendo a lo que el otro ha dicho [L], incluso haciéndolo de manera inmediata [L’], adelantándose al interlocutor [M], o expresando desacuerdo [N] [16]:

[L] Para querer responder a lo que otra persona dice

en muchos momentos cuando alguien dice algo a otro alguien sobre algo,

es bueno si este otro alguien piensa así al mismo tiempo:

“yo quiero decir algo sobre esto”

[L’] Para querer responder a lo que otra persona dice inmediatamente

en muchos momentos cuando alguien dice algo a otro alguien sobre algo,

es bueno si este otro alguien piensa así:

“yo quiero decir algo más sobre esto a este alguien,

yo quiero decir esto ahora”

[M] Para completar las frases de otra persona

en muchos momentos cuando alguien dice algo a otro alguien sobre algo,

es bueno si este otro alguien piensa así:

“yo sé lo que este alguien quiere decir ahora

yo quiero decir esto ahora, antes de que este alguien diga esto”

[N] Para expresar desacuerdo libremente

en muchos momentos cuando alguien dice a otro alguien sobre algo: “Yo pienso así sobre esto”

si ese alguien no piensa lo mismo, ese alguien puede decir:

“yo no pienso lo mismo que tú”

8 Conclusión

A lo largo del artículo, y a grandes pinceladas, hemos descrito el estilo comunicativo de cercanía interpersonal que, según muchos autores de distintas vertientes teóricas, caracteriza al hispanohablante. Hemos incluido observaciones realizadas desde distintas teorías pragmáticas y hemos presentado lo que hasta el momento se ha realizado desde la NSM, incluida nuestra pequeña contribución. No hemos entrado en detalle en relación con diferencias etarias, regionales ni de género, pero tales estudios desde la NSM sin duda contribuirían a refinar el análisis. Lo mismo puede decirse en relación con una atención más específica a distintos contextos comunicativos. Queda mucho por hacer, ya que las distintas manifestaciones lingüísticas y no lingüísticas que pueden considerarse sintomáticas del estilo comunicativo de cercanía son muchas y variadas, y están poco descritas.

Las aplicaciones de la pragmática intercultural a la enseñanza del español como lengua extranjera son un camino que también queda por explorar. En la literatura sobre didáctica de lengua se echa siempre en falta la inclusión sistemática de la pragmática y muchos autores han apuntado la necesidad de desarrollar este campo y darle lugar y tiempo en el aula (Ambjørn, 2015; Fernández, 2019; Lundström, 2013). Esperamos que este artículo pueda contribuir en algo a ese desarrollo, al menos como inspiración para continuar con el análisis, de manera de poder incluir en futuros materiales de enseñanza aspectos de la conversación informal entre hispanohablantes, por ejemplo, a través de explicaciones de palabras claves culturales y de guiones culturales relacionados con el estilo comunicativo de cercanía del español.

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Published Online: 2020-02-21
Published in Print: 2020-03-26

© 2019 Fernández and Goddard, published by De Gruyter

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Downloaded on 30.5.2024 from https://www.degruyter.com/document/doi/10.1515/soprag-2019-0022/html
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