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BY-NC-ND 4.0 license Open Access Published by De Gruyter August 19, 2020

Conocimiento cultural como base para la construcción de identidad nacional. Un análisis del discurso de la prensa sobre el default de 2014 en Argentina

Cultural knowledge as a basis for national identity construction. An analysis of the press discourse on the default of 2014 in Argentina

  • Simone Mwangi EMAIL logo

Abstract

Economic and political crisis situations are interpreted differently in different societies and cultures. What is perceived as a major threat in one society can be experienced as an everyday occurrence in other societies. This shows that crises are not issues that exist independently of people, but that they are to a large extent the result of social interpretations. An example of how a community interprets events as a surmountable challenge, rather than a crisis, is Argentina’s public discourse on the 2014 default. Instead of a discourse that concentrates on economic, political and social problems, the event provoked a political discourse on national identity. The present paper uses the methods of descriptive discourse analysis to study this solution-driven way of handling crisis events. The investigation focuses on the cultural knowledge and discourse traditions used in Argentina to interpret the country’s situation in the summer of 2014. The study analyzes how these cultural and linguistic resources contribute to coping with the situation of default while strengthening national identity.

Resumen

Los eventos que constituyen una crisis se pueden interpretar de manera diferente según el espacio lingüístico y cultural en el cual se desarrollan. Lo que se describe en un contexto como una amenaza abrumadora solo recibe pequeña atención en otro entorno. Esta observación muestra que las crisis no simplemente existen, sino que son construcciones altamente discursivas. Un ejemplo de cómo los eventos pueden interpretarse como un desafío superable, en lugar de una crisis, es el discurso público de Argentina sobre el incumplimiento de pago de 2014. En lugar de un discurso que se centra en problemas económicos, políticos y sociales, el evento desencadena un discurso de identidad nacional. El presente trabajo utiliza los métodos del análisis del discurso descriptivo para estudiar esta forma de manejar los eventos críticos orientada hacia la búsqueda de soluciones. La atención se centra en los recursos que forman parte del conocimiento o las tradiciones de discurso de la comunidad cultural y discursiva Argentina que se incorporan al discurso. Se examina cómo contribuyen a superar el desafío del incumplimiento y a fortalecer la identidad nacional.

1 Introducción

Cada comunidad discursiva utiliza su saber cultural en el momento de tratar eventos socialmente relevantes en el discurso público. Esto también se aplica a hablar y escribir sobre las crisis. El presente estudio toma como punto de partida un discurso en el que se negocia de manera especial una situación que tiene el potencial de ser una crisis: el discurso argentino sobre el default de 2014 (cf. Mwangi, 2019). Siguiendo a Gardt (2019, p. 17), discurso se entiende aquí como una red de textos que se centran en un tema específico y se originan en el espacio público (véase también la definición más abajo). En el caso del discurso argentino sobre el default hay una peculiaridad: incluso si el evento amenaza la estabilidad y la seguridad social y se interpreta como crisis desde la perspectiva de otras comunidades discursivas, en Argentina se describe como un desafío superable. El enfrentamiento con el default mismo desempeña un papel poco importante en comparación con una tematización intensiva de la identidad nacional. Por lo tanto, no se forma un discurso que se centra en problemas económicos, políticos y sociales, mostrando características típicas de los discursos de crisis que se conocen de otros entornos (cf. Kuck, 2016; Wengeler & Ziem, 2014) como por ejemplo el pronóstico de un futuro negativo o la descripción metafórica de la situación como una enfermedad que ha afectado a la nación. En lugar de eso se forma un discurso de identidad nacional. Este se caracteriza por el hecho de que la identidad se llena de atributos positivos y así el discurso produce la confirmación de una autoimagen positiva. Entonces, el default da motivo para enfocarse en los valores y las habilidades nacionales en lugar de concentrarse en las circunstancias críticas. Esta forma de enfrentar las circunstancias se puede describir como una construcción orientada a la solución que no da lugar a constatar una crisis. Se puede entender como consecuencia de la experiencia acumulada por los argentinos a lo largo de distintos períodos de crisis; experiencia que les permitió desarrollar estrategias de resiliencia que los ayudan a superar eventos de crisis amparándose en aspectos fuertes de su nacionalidad.

La base teórica del estudio la forma el análisis del discurso descriptivo, que, en general, analiza qué saberes lingüístico-culturales se producen mediante el discurso. En el presente análisis es de particular interés qué tradiciones discursivas argentinas se retoman y adaptan a la situación de 2014 para superarla y negociar la identidad nacional. El foco está principalmente en las estructuras argumentativas – los topoi – según la definición de Wengeler (2003).

2 El análisis del discurso y el concepto de las tradiciones discursivas

El marco teórico-metodológico de este trabajo consiste en una línea de investigación de la lingüística que aplica un análisis descriptivo del discurso. Se enfoca en los patrones lingüísticos y las tradiciones discursivas (cf. Lebsanft & Schrott, 2015b; Schrott, 2015a, 2019). Según Gardt (2019)discurso se entiende de la siguiente manera:

Un discurso es la reflexión crítica sobre un tema,

  • que se refleja en enunciados y textos de los más variados tipos

  • que es sustentada por grupos sociales menores o mayores,

  • que, por un lado, refleja el saber y las posturas de estos grupos con respecto al tema en cuestión

  • al igual que las determina activamente y, en consecuencia, surte efecto orientador en la futura conformación de la realidad social en cuanto a ese tema (Gardt, 2019, p. 17).

A partir de esta definición, queda claro que los discursos son redes de textos que existen dentro de estructuras sociales. Lo central es que al discurso se le asignan dos funciones: un discurso es un contenedor en el que se almacena y se vuelve visible el saber colectivo. Al mismo tiempo es el lugar donde el saber y la realidad social emergen, se actualizan y se modifican. Aquí, se vuelve reconocible la postura constructivista según la cual el hombre puede adquirir cognitivamente el mundo solo a través del lenguaje (cf. Gardt, 2019; Ibarretxe-Antuñano, 2016). Estas dos funciones del discurso son como las dos caras de una hoja, son diferentes pero inseparables. La lengua juega un papel esencial en la emergencia del saber social ya que es el medio de la construcción y sólo a través de ella se puede acceder al saber formado en el discurso.

El objetivo de un análisis del discurso es acceder a través del análisis de la superficie lingüística al saber social localizado en un nivel más profundo. Conocimiento o saber aquí se entiende como un concepto amplio, que también incluye categorías como postura, conciencia colectiva, prácticas normativas o mentalidades (cf. Felder, Müller & Vogel, 2012, p. 12; Konerding, 2008, p. 118). La elaboración del saber social siempre incluye el análisis de los medios lingüísticos por los cuales se llevan a cabo los procesos de construcción (cf. Felder et al., 2012, p. 12; Ziem, 2019). En resumen, lo central es identificar los patrones lingüístico-discursivos que apuntan al saber subyacente y los elementos de conocimiento transmitidos por ellos.

Mientras que el análisis descriptivo del discurso se aplica principalmente en la lingüística alemana, el concepto de las tradiciones discursivas constituye el enfoque principal de la investigación del discurso en la lingüística románica (especialmente de lengua alemana). El fundador es Eugenio Coseriu con su modelo de la competencia lingüística publicado en 1988.[1] Las tradiciones discursivas se entienden como normas y tradiciones que dirigen el hablar y escribir en situaciones de comunicación, es decir, para realizar tareas comunicativas. Ya que siempre se aplican en situaciones concretas, las tradiciones discursivas son un saber práctico en el sentido de que guían las prácticas lingüísticas. Evolucionan a través del uso regular y también pueden tener un carácter convencional (cf. Lebsanft & Schrott, 2015b, pp. 15, 23–24). Según Schrott (2015a), el concepto de las tradiciones discursivas puede interpretarse como un fuzzy concept o umbrella term lo que se refiere al hecho de que abarca muchas formas, desde técnicas de saludos, la elección de lexemas o medios retóricos como metáforas; hasta la manera en que se modelan discursos completos (cf. Schrott, 2015a, pp. 115–117, 2019, p. 43). Si entendemos el concepto de las tradiciones discursivas de esta manera, también incluye el hablar y escribir sobre situaciones de crisis. La tarea comunicativa que tiene que enfrentar un colectivo en este contexto se puede describir como: interpretar y superar una situación difícil. La forma en que esto sucede depende de cómo se hayan resuelto tareas comunicativas similares en el pasado, a saber, cómo se hablaba y escribía sobre las crisis en un momento anterior. Este conocimiento sirve como un leitmotiv en la nueva confrontación con una situación comparable. Sin embargo, cabe señalar que el enfrentamiento lingüístico no se basa enteramente en la experiencia pasada, más bien, se mueve entre los dos polos de tradición y cambio (cf. Becker, 2004). Aunque las tradiciones discursivas aparecen como unidades lingüísticas, tienen una característica cultural (cf. Schrott, 2015a). Este vínculo estrecho entre la lengua y la cultura hace visible el rasgo fundamental de la investigación de las tradiciones discursivas y del análisis del discurso: ambos se caracterizan por una postura científica que entiende la lingüística como ciencia cultural (cf. Gardt, 2019, pp. 27–28). Por eso, los patrones lingüísticos se entienden al mismo tiempo como patrones culturales. De esto se deriva la necesidad de interpretarlos siempre dentro de su contexto y no de forma aislada (cf. Gardt, 2019, pp. 28).

3 Las crisis como construcciones lingüístico-culturales y como realidad social

3.1 La realidad económica o cómo Argentina entró en “default”

A finales de julio de 2014, las agencias internacionales de calificación clasificaron Argentina como “en incumplimiento selectivo” o “en incumplimiento técnico”, considerando así que el país era insolvente (Hernández Vigueras, 2015, p. 99; Mitchell & Scott, 2014, pp. 56–57). Este hecho inevitablemente remite la bancarrota estatal que vivió Argentina a fines de 2001, un momento crucial en la crisis económica. Sin embargo, la situación en julio de 2014 se diferencia mucho de la de 2001, ya que Argentina no era realmente insolvente. El ranking de las agencias internacionales de calificación tiene sus causas en un litigio entre el gobierno argentino y un grupo de fondos de cobertura[2] de Estados Unidos, los llamados fondos buitre.[3] El litigio involucraba deuda por bonos estatales argentinos cuyo reembolso no se había acordado desde la crisis de 2001. El juez a cargo, Thomas Griesa de Nueva York[4], había decidido a favor de los fondos de cobertura y obligó a Argentina a cumplir con las demandas de los prestamistas. Además, a Argentina se le prohibió pagar otras deudas a acreedores estadounidenses hasta llegar a un acuerdo con los fondos de cobertura (cf. Hernández Vigueras, 2015, pp. 142–143). Como Argentina no consiguió ese acuerdo, después del plazo establecido finalmente se clasificó como “técnicamente insolvente”.

La disputa de la deuda y sus consecuencias dominaron el discurso público en Argentina a mediados de 2014 y atrajeron también atención internacional. Especialmente en los medios de comunicación europeos y estadounidenses, se establecieron conexiones con el default de 2001. La decisión de las agencias de calificación no fue bien vista en toda la política internacional y todo el mundo financiero, tampoco hubo consenso sobre la responsabilidad de Argentina en la disputa de la deuda. Ambos aspectos generaron muchas controversias. A pesar de todo, se puede decir que el país se encontraba en un “momento de mayor debilidad” cuando cayó en default (Kulfas, 2014, p. 4). Estaba en una fase de bajo crecimiento económico que resultó principalmente en una devaluación constante del peso (cf. Kulfas, 2014, pp. 4–5). La incertidumbre prevaleciente sobre el desarrollo de la economía nacional se vio agravada por el default. No estaba claro qué consecuencias resultarían de la clasificación de insolvencia y en qué plazo se podría llegar a una solución en el conflicto con los fondos de cobertura (cf. Bucchieri, 2014, p. 64). Se puede resumir que la situación incluye características como el riesgo de una pérdida financiera alta o la restricción del acceso a bonos de dinero. Esto hubiese posibilitado que la situación fuese interpretada como una crisis. Sin embargo, no fue tratada como tal en el discurso público argentino.

3.2 La crisis como construcción

Las explicaciones de los acontecimientos que llevaron a que Argentina fuese declarada en default en julio de 2014 ya han demostrado que no existe un término universal de lo que es una crisis. Según el sentido común, la existencia de una crisis se explica con la realidad extralingüística. Sin embargo, desde el punto de vista de una lingüística que adopta un enfoque constructivista, esta conexión supuestamente natural debe cuestionarse. En vez de clasificaciones ineluctables, las crisis se entienden como resultados de procesos de interpretación. El medio de construcción es la lengua, de modo que se le puede atribuir una función de establecimiento de la realidad (cf. Gardt, 2019, p. 16). Por consiguiente, una crisis está presente cuando las circunstancias sociales, económicas, políticas o ecológicas se valoran como peligrosas o precarias y el colectivo afectado llama a estas circunstancias crisis. Dado que es posible descubrir a través del análisis de la lengua a qué situaciones se les atribuyó este estado en algún momento (cf. Ziem, 2019), las crisis son un tema relevante para la investigación lingüística. Además, la línea de investigación de la lingüística adoptada en este trabajo tiene los métodos para descubrir a través de qué técnicas lingüístico-discursivas se construyen las crisis y para mostrar que ellas se establecen en gran medida dentro de discursos.

La noción de que no existe un concepto universal para determinar qué es una crisis deriva de la observación de que las mismas circunstancias se interpretan y se evalúan de manera distinta por diferentes comunidades discursivas. Incluso sucede que acontecimientos que son interpretados como crisis por un colectivo no reciben este estatus por parte de otro. El discurso público sobre el default de 2014 en Argentina es un ejemplo de esto. Entonces, las crisis son modos de interpretación que pueden ser aceptadas o rechazadas. Si aplicamos esto a los comentarios anteriores, que definieron crisis como un fenómeno lingüístico-discursivo, se deduce que las crisis se construyen por el hablar y por el discurso. De la misma manera, pueden ser deconstruidos por los actores de un discurso, como muestra el ejemplo de la prensa Argentina. La idea de lo que (no) es una crisis se basa en el entorno cultural, ya que las experiencias con situaciones muy difíciles forman la base para el enfrentamiento con circunstancias similares en el futuro. Estas experiencias constituyen parte del saber colectivo que a su vez es un saber lingüístico-discursivo cuyos componentes se pueden llamar “tradiciones discursivas de la crisis”.

Las crisis son situaciones que cuestionan el status quo de una comunidad y muestran la fragilidad de su autoimagen (Mergel, 2012, p. 10). Generalmente provocan una ruptura de la identidad existente y la creación de una nueva imagen del individuo o del colectivo orientada hacia el futuro (cf. Kämper, 2012, p. 252). Transferido al nivel del discurso, significa que los discursos de crisis son al mismo tiempo discursos de identidad en los que los colectivos se autodescriben. Basándose en la observación de que las posibles situaciones de crisis se interpretan de manera muy diferente, una pregunta de investigación relevante es cómo se lleva a cabo la formación de identidad si la comunidad discursiva rechaza el modo de interpretación de crisis y reduce la situación en cuanto a su naturaleza amenazadora.

A través de un análisis del discurso periodístico, los resultados del presente trabajo mostrarán el gran papel de la negociación de la identidad nacional en el debate público sobre los eventos. Veremos también los patrones lingüístico-discursivos que se vuelven efectivos en la deconstrucción de la crisis, enfocándonos en topoi argumentativos. Debido a la naturaleza de los resultados quedará evidente que no solo la construcción de las crisis, sino también la construcción de la identidad tienen un carácter cultural.

4 El discurso público: corpus y entorno mediático

El análisis se basa en un corpus temático de 382 artículos de cuatro de los principales periódicos argentinos: La Nación, Página12, Clarín y Tiempo Argentino. Según Stefoni (2013), se trata de los periódicos “de mayor relevancia en términos de venta, peso sobre la agenda político-mediática nacional y de referencia en el imaginario político” (p. 391). Para compilar el corpus se seleccionaron todos los artículos que contienen términos considerados como palabras clave de la disputa de la deuda (p.ej. default, fondos buitre o holdouts) y también tratan el conflicto con los fondos buitre en términos de contenido. Se tuvieron en cuenta tanto las versiones impresas como los artículos publicados solo en Internet. El período del análisis incluye artículos del 28 de julio al 05 de agosto de 2014, que cubren los días situados alrededor del punto culminante del conflicto. Debido al gran alcance de los cuatro periódicos y a la gran importancia que la prensa escrita tiene en Argentina como fuente de información (cf. Open Society Foundations [OSF], 2012, p. 29), se puede suponer que los artículos publicados contribuyen significativamente a la importancia y la evaluación que el incumplimiento de pago recibe en la comunidad discursiva Argentina. Por lo tanto, el corpus representa un fragmento central del discurso del default y sirve como punto de acceso prometedor al saber colectivo sobre el default en ese momento.

El recorte del discurso prensa escrita forma el marco comunicativo-pragmático en el que surge un saber de la compleja situación (cf. Gardt, 2013, p. 47). A continuación se presentan los rasgos característicos del panorama mediático argentino, ya que este forma el espacio cultural y comunicativo para el discurso público e influye en la manera en la que se trata el tema. Una característica central de los medios en Argentina es su clara polarización. Esto ha evolucionado en las últimas décadas bajo los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner, que persiguieron una “mediatización de la política” (cf. Néstro Fernánez, 2013), convirtiendo a los medios de comunicación en plataformas políticas con un enfoque ideológico reconocible (cf. Stefoni, 2013). También se asocia con una polarización de la sociedad Argentina (cf. OSF, 2012, p. 45) y puede verse como un fenómeno que aparece cada vez más en varias sociedades (cf. Maier, Hansen & von Sikorski, 2019; Teruel Rodríguez, 2016). En Argentina, la polarización divide a los medios de comunicación y, en consecuencia, el discurso público, en dos campos. La postura frente al gobierno de turno – en el discurso de 2014 el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner – determina la afiliación a uno de los dos campos. Los medios de comunicación toman claramente postura a favor o en contra del gobierno y se oponen entre sí. Aunque se puede resumir que el panorama de la prensa está politizado y polarizado, este no es un hecho absoluto. Todavía se puede encontrar cierta variedad de corrientes político-ideológicas (cf. OSF, 2012, p. 21; Schulten, 2012, p. 143). No obstante, el entorno mediático indica que se está luchando por la soberanía sobre la interpretación de los eventos de interés público (cf. Felder, 2017). Los periódicos del corpus han sido elegidos buscando un equilibrio entre la gama de opiniones: mientras Página12 y Tiempo Argentino son medios a favor del gobierno, La Nación y Clarín mantienen una postura crítica frente a la política de Cristina Kirchner. Con esta selección equilibrada, el análisis puede mostrar hasta qué punto la polarización de los medios de comunicación influye en la forma en que se constituye la situación del default. Se hará visible si la disputa sobre la deuda es parte del debate público o si, como cuestión nacional, lo supera.

Al analizar e interpretar los resultados del análisis se debe tener en cuenta que el corpus refleja la “realidad Argentina” de la situación poco después de entrar en default. Los resultados están, por tanto, ligados al ámbito cultural argentino. Esto incluye que la experiencia de crisis del país impacta en la forma en que se valora una situación que en algunos aspectos es similar.

5 La deconstrucción de la crisis: el default que no indica una crisis

Los patrones que emergen durante el curso del análisis del discurso se pueden agrupar en unidades mayores, a las que denomino figuras de resiliencia, porque describen la resistencia de la nación frente a las crisis. Las figuras se pueden distinguir en las dos técnicas lingüísticas: deconstrucción de la crisis y construcción de la identidad nacional. Un hallazgo importante es que los patrones que refuerzan y confirman la identidad nacional son claramente predominantes. La deconstrucción de la crisis consiste en el hecho de que los actores del discurso concluyen que el default y sus circunstancias no indican una crisis. Un resultado notable es que los diferentes elementos de la deconstrucción no forman una unidad homogénea o interactúan entre sí, sino que intentan apaciguar la situación de diferentes maneras: Algunos patrones contribuyen a reducir la peligrosidad y severidad de las circunstancias. Otros, si bien transmiten que la situación se interpreta como negativa y amenazadora, transfieren la responsabilidad en relación con el asunto de Argentina como nación a otros actores, p. ej. el gobierno de Kirchner. Con ello critican públicamente al gobierno de turno y pretenden promover un cambio en la situación política. No obstante, ambos patrones representan estrategias para certificar que Argentina no está en crisis.

Algunos de los actores del discurso tratan de mitigar las circunstancias negando que el incumplimiento de pago exista como hecho. En su lugar, presentan el default como una construcción de un “enemigo”, principalmente de los Estados Unidos. La negación de que un default exista es crucial, ya que hace que el posible punto de crisis se evapore. Otro patrón, que es el tema de los siguientes párrafos, es paliar la situación de Argentina al establecer una gran distancia respecto al default de 2001. Una observación importante en este contexto es que, en el corpus, crisis es una palabra de estigma y, al mismo tiempo, una palabra tabú que se usa relativamente poco (181 entradas en 92 artículos). Si se utiliza es en buena parte para referirse a las crisis en general o a crisis anteriores como a la de los años 80, a la de 2001 o a la crisis del euro de 2008, tal como puede observarse en los siguientes ejemplos (En los recortes del corpus, los cuatro periódicos se abrevian de la siguiente manera: P12 para Página12, TA para Tiempo Argentino, LN para La Nación y CL para Clarín. Las cursivas en los párrafos citados son mías.):

(1)
1: P12 (03-08-2014)
Las crisis bancarias se deben a que las fases alcistas son seguidas por crisis de sobreproducción, con violentas caídas de los precios. (“No es un default”, 2014).[5]
2: CL (05-08-2014)
La crisis del 2001 produjo grandes perjuicios a los derechos fundamentales […] (“Los fondos buitre y la dimensión humana del conflicto”, 2014).
3: TA (05-08-2014)
Vanoli recordó que “estos seguros contra default son productos tóxicos, que en 2008 llevaron a la peor crisis desde 1930 […]” (“CNV pedirá información a la SEC de EE UU por el posible fraude buitre”, 2014).

Además, es significativo que el término default tenga un significado especial dentro de este marco cultural, debido a la experiencia de crisis de Argentina. En el país, default no es solo un término técnico del mundo financiero, sino que tiene un significado que va mucho más allá. Es una palabra clave para la crisis de 2001 y, como tal, se conserva firmemente en la memoria colectiva, como ilustra el siguiente recorte:

(2)
4: LN (29-06-2014)
El politólogo Marcelo Leiras se niega a definir como “crisis” lo que sucede en la actualidad, si bien la sola mención de la palabra “default” evoca imágenes de 2001. (“El eterno retorno argentino. ¿Por qué hay una crisis por década?”, 2014).

Hay una conexión metonímica entre los dos conceptos default y crisis, más bien la crisis del 2001, como podemos ver aquí. El recorte muestra que el término default invoca automáticamente el contexto histórico de 2001 sin la necesidad de añadir más palabras clave. Sin embargo, en el discurso del default, la conexión metonímica se elimina y la conexión causal entre default y crisis se resuelve explícitamente:

5: TA (02-08-2014)
La situación a la que el juez de Nueva York Thomas Griesa llevó a la Argentina no es un default, ni las consecuencias por la falta de acuerdo con los fondos buitre se asemejarán a lo que ocurrió en el país en 2001. (“Scioli pidió “acompañar al Estado y poner el hombro por el país” ante los holdouts”, 2014).
6: TA (04-08-2014)
“No vemos un escenario en el que Argentina detiene sus pagos por años y años. Esto es diferente del año 2001 porque Argentina tiene el dinero para pagar. Está a años luz de la crisis en la que estaba inmersa en ese momento”. (“Buitres: gobierno pide datos a EE UU por presunta estafa con los seguros”).

La experiencia de crisis del pasado sirve como punto de referencia para decidir si el incumplimiento de pago de 2014 es una crisis o no. En general, las referencias al pasado son un motivo habitual de los discursos de crisis (cf. Kreuz & Wengeler, 2014, p. 66). Aquí se puede ver además en qué medida el concepto de crisis está vinculado a la situación de 2001. Según los autores de los textos, solo un default o circunstancias como las de 2001 indican una crisis, por lo tanto, la situación actual no puede clasificarse como tal. Un resultado importante con respecto a la estrategia de disolver la metonimia entre los conceptos de default y crisis es que existe consenso en los cuatro periódicos. Se puede afirmar entonces que el discurso completo establece el saber de que los contextos de 2001 y 2014 no se pueden comparar y que esta conclusión está por encima de la lucha semántica por la correcta interpretación de los acontecimientos.

Los ejemplos analizados asumen una función argumentativa en el discurso, incluso si no son necesariamente reconocibles como argumentos en la superficie del texto. En el enfrentamiento discursivo de eventos críticos o de crisis, las estructuras argumentativas tienen una función importante, ya que expresan cierta actitud hacia los eventos e imponen una interpretación específica de la situación. El análisis persigue el objetivo de revelar los argumentos parcialmente ocultos. En este contexto, el término topos es central. Se origina en la retórica de Aristóteles y fue adoptado para el análisis del discurso y especialmente para el análisis del saber social entre otros por el germanista Martin Wengeler (2003, 2015). Wengeler entiende a los topoi como las reglas causales implícitas que son la base de un argumento y contribuyen a convencer al recipiente. Una característica importante de los topoi y su fuerza argumentativa es que están alineados con la máxima de plausibilidad, no con verdad o lógica (cf. Wengeler, 2003, p. 178). Por esta razón, muchos de los topoi solo funcionan en un marco definido porque la plausibilidad siempre está vinculada a contextos (cf. Wengeler, 2013, p. 153). Debido a la apertura del término topos, que es relevante en el presente trabajo, son diferentes características lingüísticas las que pueden derivar una regla de inferencia o un esquema de interpretación.[6] Para los ejemplos (4) a (6), se puede formular el siguiente topos:

Debido a que la situación económica y social actual en Argentina difiere significativamente de 2001, el (supuesto) default no indica una crisis.

Como ya se mencionó, algunos patrones representan otra forma de deconstruir la crisis. En vez de reducir las circunstancias en su severidad, la responsabilidad ante la situación cambia. Esto significa que sigue existiendo una situación crítica, pero no directamente conectada con la nación Argentina. Un ejemplo es un patrón que solo se puede encontrar en La Nación y Clarín, los periódicos críticos con el gobierno. Se establece un escenario de crisis y se vincula al gobierno de Cristina Kirchner. Como resultado, el gobierno aparece como la causa de la crisis y la nación como víctima de las malas acciones de los representantes elegidos. En esta constelación, los periódicos asumen el papel del defensor del pueblo que, en nombre de la nación, descubre irregularidades y exige cuentas a los responsables. En términos del diseño lingüístico, es notable que el inventario léxico de estos patrones discursivos se puede asignar al marco conceptual de crisis económica. Por lo tanto, marca una gran diferencia respecto al inventario léxico de otros patrones en el discurso. Un ejemplo es que en este caso crisis no es una palabra tabú, sino que sirve para criticar al gobierno, pues la determinación de una crisis siempre va acompañada de una acusación al gobierno de Kirchner.

7: LN (01-08-2014)
A través de sus editoriales, los diarios O Globo – editado en Río de Janeiro – y Folha de San Pablo abundaron en duras descalificaciones contra la jefa de Estado. Aseguran que la Argentina llegó a la situación actual debido a la “arrogancia”, “incapacidad” e “ineptitud” que se registró en las gestiones del Gobierno. El blanco de las críticas extremas siempre fue la propia Cristina Kirchner. “Esta crisis de deuda Argentina es el desenlace de mucha arrogancia e incapacidad en el tratamiento con los acreedores por parte de los Kirchner, Néstor y Cristina. Así como de una política económica desastrosa, por populista y heterodoxa”, reza un párrafo del editorial publicado hoy en O Globo, que lleva un título más que elocuente: “La ruinosa trayectoria de la Argentina kirchnerista”. (“En Brasil opinan que Cristina es la responsable del default y no ahorran las críticas”, 2014).
8: LN (01-08-2014)
Los argentinos se despertaron el jueves y encontraron que su país era otra vez un paria financiero luego de que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, una populista conocida por entrar en peleas políticas, miró desde arriba a los fondos de cobertura de Wall Street y empujó a su país a su segunda cesación de pagos en 13 años. (“Kirchner no cedió y ahora Argentina enfrenta los costos de otro ‘default’”, 2014).

El recorte (7) cita la reacción de un periódico brasileño ante el incumplimiento de pago. La causa de la “crisis de deuda Argentina” se atribuye claramente a la mala actuación del gobierno de los Kirchner. Su actitud hacia los prestamistas, en la que la arrogancia y la incompetencia se han hecho visibles, es la causa de la complicada situación en el presente. Si bien la crítica del ejemplo (7) se aplica a los dos presidentes Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner, en (8) se enfoca sólo en Cristina Fernández de Kirchner, que se describe como persona polémica y arrogante. Ambos ejemplos dejan claro que el default no se interpreta como un error involuntario, sino como un acto intencional. También queda claro que los periódicos críticos con el gobierno distinguen entre gobierno y nación. De ello se deduce que la crisis actual no es una crisis Argentina sino una crisis de los Kirchner. Formulado como topos, el argumento que subyace a recortes como estos es:

El gobierno y, sobre todo, la presidenta Cristina Kirchner causaron el default. Por lo tanto, la crisis no es una crisis de la nación, sino una crisis de los Kirchner.

A pesar de la mala imagen de la situación, se establece un escenario futuro positivo en este esquema argumentativo. La crisis aparece como una buena oportunidad para el país y su superación está llena de gran potencial, ya que no solo ofrecerá una salida a la crisis provocada por los Kirchner, sino que también resolverá otros problemas económicos y políticos. La nación experimentará una profunda renovación, que se describe metafóricamente:

9: LN (02-08-2014)
La Casa Rosada está en llamas. Cristina ha encendido el fuego de la justicia universal, en el que se consumen Griesa, el mediador y los buitres, y el fallo, y las negociaciones, y el banquero Brito, y los que desde dentro del Gobierno defienden la ortodoxia. No importa el desempleo, la inflación, la recesión, el déficit fiscal. Que trepe el paralelo y se derrumben los mercados. Es el viejo país. El nuevo, el que está alumbrando la señora, se levantará sobre esas cenizas. (“Aguanta el default contra toda la traición”, 2014).

En esta exposición escénica, la Casa Rosada, el centro de la nación, aparece como un símbolo para el estado del país. El edificio del gobierno está en llamas, la causa del incendio es la propia presidenta, Cristina Kirchner. En el curso de la descripción, la metáfora del fuego se reinterpreta: el fuego destructivo se transforma en un fuego estimulante. Después de que la nación sea destruida por el fuego, resucitará de las cenizas como el fénix. Metafóricamente, se presenta aquí la resiliencia como la capacidad de superar las crisis y la posibilidad de un nuevo comienzo después del ocaso. Es interesante ver qué papel tiene aquí la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Por un lado, aparece como la incendiaria y así se le asigna una valoración negativa, lo que encaja bien con la actitud crítica del diario La Nación contra el gobierno. Sin embargo, al reinterpretar el fuego como un fuego purificador, Cristina Fernández de Kirchner aparece por otro lado como facilitadora de cambio y de renovación. No está claro si esta segunda interpretación es pretendida por el periódico o si es una consecuencia lógica de la valoración en última instancia positiva del incendio. Como topos se puede formular:

Debido a que la nación es resiliente, puede convertir el fuego destructivo en un fuego renovador. Debido a esto, resucitará de las cenizas, como el fénix.

Los patrones descritos han mostrado cuán diferentemente se deconstruye la crisis en el corpus. Una consecuencia de esto es que los patrones en sí mismos no forman una entidad homogénea, sino que despliegan su efecto independientemente uno del otro. Así que hay una polifonía de voces que se remonta al panorama de la prensa Argentina. La interpretación de las circunstancias depende de la postura de un medio frente al gobierno. Por lo tanto, el incumplimiento del pago desencadena una lucha semántica (Felder, 2017), en la que los periódicos que apoyan al gobierno rechazan el término default y, a menudo, al mismo tiempo, el hecho de que exista un incumplimiento de pago. Mientras tanto, los periódicos críticos con el gobierno ven en el default la prueba de que el gobierno de Kirchner falló y por lo tanto está en crisis.

6 La construcción discursiva: Argentina como unidad nacional

La negociación de la identidad nacional en el corpus desempeña un papel mucho mayor que la deconstrucción de la crisis. De este modo, se puede decir que el incumplimiento de pago desencadena una tematización exhaustiva de la identidad Argentina. A diferencia de lo que normalmente se puede observar en los discursos de crisis, el enfoque aquí no está en la reformulación y renovación de la autoimagen nacional, sino que está claramente en su valoración y afirmación. En contraste con los patrones discursivos que se describieron en el capítulo 5, en el cual muchas veces se presenta una Argentina personificada, los patrones considerados a continuación se centran en la nación como el colectivo que une a todos los ciudadanos argentinos en una unidad cultural. Los ejemplos del corpus dan una idea de cómo se negocia la identidad nacional en el contexto del litigio con los fondos de cobertura. Hay que decir que el tema de la identidad no se aborda explícitamente, sino que se negocia a través de discursos que están asociados a la cuestión del autoimagen nacional. Estos discursos están estrechamente relacionados con el espacio discursivo y cultural de Argentina y forman una parte integral de la sociedad, como por ejemplo el discurso de la memoria (cf. )Mwangi & Schrott, 2019. En el corpus se destacan aspectos individuales de estos discursos y se transfieren al contexto de la disputa judicial. Aquí entonces estamos ante un tipo de configuración de identidad que utiliza tradiciones discursivas argentinas que forman parte de la memoria cultural. Los patrones contribuyen a superar la situación crítica al dibujar una imagen muy positiva de la nación Argentina basada en las acciones y el comportamiento del colectivo. La fuerte identidad nacional, llena de atributos positivos y conciencia colectiva, hace que la disputa sobre la deuda se transforme en un desafío nacional superable.

6.1 El discurso de la patria

Algunas de las tradiciones discursivas que se retoman pueden asignarse claramente al discurso del gobierno de Kirchner y caracterizan al kirchnerismo como una corriente política populista.[7] Un ejemplo de esto es que el concepto de la patria juega un papel importante, un rasgo típico de los discursos populistas (cf. Patrouilleau, 2010, p. 45).[8] Como característica central se puede mencionar que la nación, en nuestro caso Argentina, se describe como un lugar de vinculación emocional en vez de una unidad político-económica abstracta. Los textos también revelan referencias claras al discurso peronista, que tiene una estrecha conexión con los discursos ya mencionados, el discurso populista y el discurso de la patria. Del análisis se desprende además la fuerte presencia del motivo de la nación amenazada. El empeoramiento del conflicto por la deuda se considera una amenaza para la patria y la soberanía Argentina. Los actores estadounidenses aparecen como los agentes causantes, que son descritos una vez más como representantes de intereses hegemónicos (cf. apartado 5). El peligro, en respuesta, crea una fuerte cohesión colectiva. De esta manera, la técnica de destacar la amenaza contribuye a superar la situación difícil.

Un patrón del discurso de la patria, que se utiliza en el corpus para fortalecer la identidad nacional, puede clasificarse claramente como una tradición discursiva Argentina: la actualización y reformulación del eslogan Braden o Perón. Fue el lema de la campaña electoral de Juan Domingo Perón, que se hizo popular en 1946 antes de su primera presidencia. Por lo tanto, está vinculado a un momento determinado de la historia Argentina. Se desarrolló a partir de un conflicto con Spruille Braden, el entonces embajador de los Estados Unidos en Argentina, que había tratado de impedir la presidencia de Perón (cf. Kozel, 2015, p. 37). Con la fórmula Braden o Perón el candidato presidencial Perón hizo del conflicto el tema central de su campaña electoral. El eslogan tiene una estructura fija, que pone a las dos personas en oposición entre sí: mientras Braden representa la alternativa negativa, la supresión por parte de Estados Unidos y las “fuerzas antinacionales y antipopulares” (Vasallo, 2006, p. 83), Perón representa los intereses de la nación. De esta manera se reduce la complejidad de la situación a una pregunta de decisión. Según la fórmula Braden o Perón, cualquiera que elija la nación debe apoyar automáticamente el peronismo (cf. Balbi, 2005). A la inversa, aquellos que no apoyan las políticas de Perón se etiquetan como partidarios de Braden. El eslogan ganó gran prominencia y, por lo tanto, se convirtió en un fraseologismo cultural porque sólo en el contexto cultural de Argentina y en conexión con el contexto histórico, la colocación representa una contraposición entre soberanía y dependencia hegemónica. En el discurso del default, recibe una reformulación. La estructura formal y argumentativa se mantiene, pero los actores históricos se intercambian por los actores del litigio. En vez de Juan Perón y Spruille Braden, se enfrentan entre sí la presidenta Argentina Cristina Fernández de Kirchner y el juez de Nueva York Thomas Griesa, mientras la oposición y la connotación de ambos lados se conservan.

10: LN (29-07-2014)
En tanto, el Grupo San Martín, que responde al titular de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, empapeló la ciudad de Buenos Aires con afiches que rezan: “Ayer, Braden o Perón. Hoy, Griesa o Cristina”. (“Convocan para mañana a un Cabildo Abierto en respaldo al Gobierno en la disputa con los holdouts”, 2014).

Como muestra este recorte, la reformulación está estrechamente basada en la fórmula original. El número de sílabas de ambas versiones es el mismo y los nombres de las personas tienen casi valor de aliteración. No solo lingüísticamente, sino también en términos del contenido, la reformulación apunta a una conexión cercana con el original, porque al adaptar el eslogan a la situación de 2014, el significado del fraseologismo – la nación se enfrenta a una potencia hegemónica – se mantiene. Los actores de la disputa se ubican así en analogía con las figuras históricas. Griesa aparece como un símbolo de las reclamaciones de supremacía que se otorgan a los Estados Unidos. En contraste, Cristina Kirchner, al igual que Juan Perón, defiende los valores y la soberanía de la nación y parece una heredera legítima de él. Un resultado interesante es que en el eslogan el juez Griesa adopta la posición de la contraparte de Argentina en vez de los fondos de cobertura. Esto se puede atribuir al hecho de que se exige del juez ser neutral, lo que, según los actores del discurso, no cumple y, por lo tanto, se convierte en el objeto de la acusación. Asociado asimismo con la reutilización de un lema del tiempo de Perón se debe mencionar que en el corpus a menudo se usa un lenguaje que se puede asignar al marco de guerra o lucha. Este estilo combativo se remonta a la retórica del peronismo (cf. Delli-Zotti, 2009, p. 51) y se continuó en el kirchnerismo. En el discurso del default, asume la función de describir los procesos abstractos entre Argentina y los fondos de cobertura como un encuentro físico.

El significado de la versión actualizada o reformulada del eslogan Braden o Perón no se explica en los textos periódicos, lo que muestra cuán fuertemente se basa la fórmula en el pasado cultural. El significado se explica por el saber discursivo asociado con el eslogan, porque la situación de decisiones que implica se mantiene a pesar del nuevo contexto: o la decisión se toma a favor de la nación y sus intereses, o se permite a los Estados Unidos que dañen profundamente a la soberanía Argentina. Esta tensión se refleja en el recorte siguiente:

(3)
11: P12 (30-07-2014)
El diputado Mario Oporto […] afirmó que “tanto Braden como Griesa son representantes de intereses extranacionales y por lo tanto imperiales, que no quieren que la periferia tenga intereses autónomos. Atrás siempre está el capitalismo internacional más salvaje”. (“Con la mira en Griesa y los holdouts”, 2014).

En esta sección, el delegado Mario Oporto da una explicación de hasta qué punto existe una similitud entre Griesa y Braden. Según Oporto consiste en que ambas personas representan intereses imperialistas. Una consecuencia de esto es, según él, que no otorgan autonomía a la “periferia”. El término “periferia” ya en sí mismo hace referencia al colonialismo. El origen de las acciones de Griesa y Braden el diputado lo ve en el “capitalismo internacional más salvaje”. Aquí, las críticas se transfieren de los actores concretos a través de los sistemas nacionales al sistema financiero internacional en total. Para la reformulación del eslogan Braden o Perón se puede plantear como topos:

Debido a que la soberanía de la patria Argentina está amenazada en la disputa sobre la deuda como en los días de Braden y Perón, el juez Griesa y la presidenta Cristina Kirchner están en la misma contraposición.

Debido a que Argentina persigue el bienestar de la patria como su objetivo más alto, superará con éxito el avance imperialista de los Estados Unidos.

6.2 El discurso de la memoria

El saber social que se establece en el discurso del default incluye la construcción de una historia nacional. Para ello, se abordan hechos de la historia de Argentina y se relacionan con la situación actual. Esto crea un vínculo coherente entre el pasado y el presente. Entre los contextos que se toman, prevalecen momentos exitosos. Los recuerdos positivos se enfocan y se subrayan como una parte importante de la autoimagen nacional. De este modo se forma una memoria colectiva (cf. Halbwachs, (2004) respectivamente cultural. La memoria colectiva está vinculada al lenguaje como memoria comunicativa (Assmann, 2013), porque es en los discursos dónde los aspectos se seleccionan, se negocian y se les asigna una relevancia para la autoimagen nacional.

En la esfera pública de Argentina, el tema de la memoria tiene gran importancia y está vinculado a una fase específica de la historia nacional (cf. Eser & Witthaus, 2016; Jelin, 2002). Los componentes centrales son, sobre todo, el análisis público de la dictadura militar de 1976–1983, especialmente la acusación y resolución de los crímenes cometidos durante ese tiempo. La importancia de la cultura de memoria en Argentina se puede ver en su alta presencia en el público, la política y la sociedad. El recurso a la historia es también una característica del discurso del kirchnerismo, resaltando los momentos exitosos del pasado para juntarlos todos ellos a una “saga nacional”: “La reconstrucción imaginaria de una saga nacional, democrática y latinoamericana, en la que se dan cita momentos fuertes de una cultura nacional, un deber democrático heredado de la posdictadura […] a partir de una lectura generacional de los acontecimientos históricos, destaca el carácter creativo del gesto refundacional kirchnerista” (Dagatti 2015, p. 173, cursiva en el original). En el corpus se establece un discurso de memoria particular. El punto central de referencia no es la dictadura militar, en contraste con lo que normalmente caracteriza a la memoria Argentina, sino la crisis de 2001. Esto es sorprendente porque la crisis de 2001 se percibe como un momento negativo de la historia. El discurso la convierte en un momento positivo, usando la crisis misma solo como punto de partida para postular una superación exitosa. Entonces, el elemento de la memoria no es la crisis en sí, sino la época posterior, que se considera una fase de recuperación y se describe con el concepto de la Década Ganada. La Década Ganada está fuertemente ligada al kirchnerismo y constituye en la sociedad Argentina una oposición a la crisis del 2001 (cf. Damill, Gervasoni & Peruzzotti, 2015). Al abordar las experiencias del comienzo del siglo XXI a la luz de su superación que está interpretada positivamente, se forma una memoria del default que incluye reafirmar las capacidades y puntos fuertes de Argentina. Esto lo ilustran los siguientes recortes, que son ejemplos de cómo en el corpus se le da prioridad a la capacidad de superar crisis profundas.

12: P12 (31-07-2014)
“Nuestra Argentina colapsó al iniciarse el nuevo milenio. Atravesamos la peor crisis de nuestra historia como consecuencia de las políticas que se aplicaron en la década del 90 y que reconocen antecedentes en la sangrienta dictadura militar del 76. A partir de 2003, trabajosamente, logramos salir del infierno. Entre muchos otros logros, ordenamos la deuda externa, uno de los grandes condicionantes históricos. El 92.4% de los acreedores aceptó las nuevas condiciones como una manera viable de satisfacer los intereses de todas las partes y, en particular, permitió retomar el camino del desarrollo social y cultural de nuestro país. […]” (“El trabajo o la especulación”, 2014).

En esta carta de apoyo de científicos de una universidad de Buenos Aires, la crisis de 2001 es el punto de partida para enfatizar los éxitos posteriores. La crisis se ve como una consecuencia de la política de la segunda mitad del siglo XX y recibe una interpretación muy negativa con el término “infierno”. La descripción metafórica evoca el motivo bíblico del infierno y transfiere los elementos de significado asociados con éste a la crisis. Esta metáfora también se puede demostrar repetidamente en el discurso de Cristina Kirchner (cf. Maizels, 2015, p. 221). En el lado opuesto del “infierno” aparece el gran logro de Argentina de superar la crisis “trabajosamente”. El aspecto central de la exitosa historia de salir de la crisis es la reestructuración de las deudas externas, como lo deja claro la descripción en términos de “uno de los grandes condicionantes históricos”. Los dos ejemplos siguientes manifiestan la importancia del acuerdo con los acreedores en la recuperación de la crisis.

13: TA (30-07-2014)
La mandataria aprovechó su exposición en el pleno de la 46a cumbre del Mercosur para hacer una cronología del conflicto con los fondos buitres que no aceptaron las dos renegociaciones de la deuda Argentina y que, además, decidieron litigar contra el país en la jurisdicción estadounidense. En el racconto, se remontó a la declaración del default de 2001 (“Déjenme recordar que no era nuestro gobierno”) y siguió luego con la apertura de los canjes de deuda en 2005 y 2010, lo que permitió llevar el total de aceptación al 92,4% de los tenedores de bonos. (“‘El juez no se ha ajustado a Derecho’”, 2014).
14: P12 (03-08-2014)
La reestructuración de la deuda soberana de la República Argentina realizada en los años 2005 y 2010 constituye un acto soberano (iure imperii), y la pretensión de la Justicia de los Estados Unidos de obligar al Estado a frustrar dicha reestructuración es violatoria de su inmunidad como Estado Soberano. (“Un fallo que atenta contra la inmunidad soberana”, 2014).

El ejemplo (13) se centra en el alto porcentaje de acreedores con los que se llegó a un acuerdo en los años después de la crisis. Esta mención precisa se repite en el corpus y pone al gran grupo de acreedores “buenos” que se comprometieron a reestructurar sus deudas en contraste con el pequeño grupo de acreedores “malos” que no asumieron las condiciones y al cual pertenecen los fondos de cobertura. El énfasis repetido hace que este aspecto de la fase posterior al punto culminante en 2001 se inscriba en la memoria colectiva. En el discurso, la reestructuración de la deuda incluso se convierte en un símbolo de la superación de la crisis, como se vuelve claro en ejemplo (14). En cambio, otros aspectos como las pérdidas de los acreedores no forman parte de la memoria. La memoria del default establecida en el corpus se basa, por lo tanto, en un topos de éxito:

Debido a que Argentina superó con éxito la grave crisis de 2001, el incumplimiento de pago mucho menos grave de 2014 es un desafío superable.

Como se mencionó anteriormente, la dictadura militar es un componente central de la memoria en Argentina. Una característica de esto es el lema Nunca más, con el cual se imputan los delitos cometidos durante la dictadura y que incluye la advertencia de una posible repetición. Se basa en el informe final de la Comisión de Verdad (Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas, CONADEP), que tenía el objetivo de aclarar los crímenes, especialmente el secuestro y asesinato de personas críticas con el gobierno. El eslogan Nunca más ganó mucha importancia y se convirtió en un símbolo del procesamiento de la dictadura (cf. Crenzel, 2010, p. 22).[9] Si bien el contexto es bastante diferente, el lema se retoma en el discurso del default. Para este propósito, se saca de su marco conceptual original y se vincula con la crisis de 2001. La actualización dentro del nuevo marco – una memoria de crisis – se basa en el hecho de que el significado relacionado con el lema sigue siendo válido en el nuevo contexto. Es una técnica similar a la estrategia de reactualizar el eslogan Braden o Perón, solo que aquí no hay una reformulación, sino que el lema conserva su forma original. Esto puede explicarse por la alta presencia de la superación jurídica y social de la dictadura en la comunidad discursiva Argentina. No es necesaria ninguna adaptación, porque el lema despliega su significado ya sin ella. Esto se puede ver también en el hecho de que, en los casos en que se retoma, no se explica su significado. Aquí se muestra que los productores del discurso asumen que la colocación nunca más ya activa ciertos conceptos sin más contexto. En el nuevo contexto, tanto el significado como el ímpetu del lema Nunca más se transfieren a la crisis. Se establecen paralelismos entre los dos eventos, por un lado, en términos de gravedad, por otro, con respecto a la constelación de victimario-víctima. Tanto en la crisis de 2001 como en el default de 2014, Argentina es estilizada como una víctima inocente y puesta al mismo nivel que las personas secuestradas y asesinadas durante la dictadura militar. Esto incluye que se esconde la responsabilidad de Argentina en cuanto al pago de sus deudas. El papel del victimario lo tienen los fondos de cobertura y el juez Griesa, cuyos supuestos delitos se presentan a un mismo nivel con los de los protagonistas de la dictadura. Esta analogía entre la dictadura y la crisis de 2001 o el default de 2014 permanece implícita en el discurso. Por lo tanto, solo se revela cuando el lector conoce los patrones de pensamiento colectivos asociados con la transición. Así pues, es una interpretación que depende de la inferencia del lector. La ventaja para los autores de los textos es que no se les puede culpar por la responsabilidad en cuanto a la recontextualización, sobre todo por la analogía de la constelación victimario-víctima.

En el corpus, el dicho se retoma en muchos casos sin referencia al pasado. Entonces, la transferencia al nuevo contexto solo funciona si la mención de la colocación activa el frame (cf. Ziem, 2014) de la dictadura militar en el lector. La recontextualización se limita así al espacio discursivo de Argentina y a la conexión con un conocimiento discursivo-histórico correspondiente.

15: TA (05-08-2014)
La mandataria terminó su mensaje con un nuevo llamado a la unidad […]: “Estamos convocando a los argentinos a defender estas cosas que no son para hoy, sino para que nunca más volvamos a lo que fuimos: un país dependiente, desesperanzado, al que decían que era inviable y al que endeudaron para que no pueda surgir”, aseguró. (“Cristina: ‘Argentina es viable pese a los misiles financieros’”, 2014).
16: CL (02-08-2014)
Durante una recorrida por la Villa 21 de Barracas, el gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli, pidió un “‘Nunca más’ en la actuación de los fondos especulativos del capitalismo salvaje”. (“En la villa 21, Scioli pidió un ‘Nunca más’ para los fondos buitre”, 2014).

En el ejemplo (15), el uso de la colocación abre las dos dimensiones de tiempo del pasado y del futuro. Cristina Kirchner hace un llamado a los argentinos para que defiendan sus derechos con el fin de nunca revivir el estado de dependencia y desesperación experimentado por Argentina durante la crisis. El recorte (16) incluye una referencia directa a la fórmula nunca más como lema de la memoria Argentina. El hecho de que este sea un fraseologismo que contiene un simbolismo fijo queda claro en la superficie lingüística en el artículo indefinido y las letras mayúsculas. Incluso si el fraseologismo de esta manera se presenta como una expresión fija, no hay más desglose del significado o de la transferencia de significado de la dictadura militar al nuevo contexto. Se hace referencia a la disputa sobre la deuda, pero no se explica en qué medida surgen analogías con la dictadura. Esto requiere la interpretación del lector. Aquí nuevamente se muestra que la recontextualización funciona asumiendo un conocimiento amplio del discurso, lo que hace posible la transmisión de significado incluso si no está formulada explícitamente.

El topos que subyace a ejemplos como estos, es:

Debido a que en la disputa por la deuda hay delincuentes y víctimas, igual que en la dictadura militar, los fondos de cobertura deben ser tratados como victimarios y se debe proporcionar justicia.

Como muestran los ejemplos, el discurso del default establece una memoria colectiva particular que se refiere a objetos centrales del pasado reciente y que está estrechamente relacionada con el espacio discursivo y los temas predominantes de la memoria en la Argentina actual. Se centra en la superación exitosa de la crisis de 2001, sobre todo en la reestructuración de la deuda, así como en la recontextualización de la fórmula nunca más, que está firmemente vinculada a la época de la transición después de la dictadura militar. Ya sin una transferencia explícita del significado al nuevo contexto, la fórmula despliega su efecto y se convierte de una acusación de los crímenes de la dictadura en un nunca más de la crisis. Las dos formas en que las referencias al pasado se emplean en el discurso se basan en patrones de orientación cultural firmemente establecidos. Implican determinados conceptos y ya tienen una función de formación de identidad en su contexto original. Ambos momentos de la memoria se interpretan como momentos de éxito y, por lo tanto, legitiman una autoimagen positiva en el presente.

7 Conclusiones y perspectivas

Utilizando el ejemplo del discurso argentino sobre el default de pago de 2014, el estudio muestra que las crisis son el resultado de procesos de interpretación influenciados culturalmente. Una situación como el default resultaría en un discurso de crisis en los medios europeos (cf. Scholz, 2016; Wengeler & Ziem, 2013), mientras que en el discurso argentino se trata de otro modo. En el discurso periodístico argentino sobre el incumplimiento de pago, los actores quieren asegurarse de la identidad nacional y buscan la confirmación de la imagen de una nación fuerte. El elemento principal es afirmar una autoimagen positiva y asegurarse de ella. Los resultados del análisis del discurso muestran que para superar el default se activa una serie de tradiciones discursivas argentinas. Estas están estrechamente relacionadas con el saber cultural de la comunidad discursiva Argentina y, por lo tanto, solo desarrollan su efecto dentro de este espacio. Sobre todo, la reformulación del eslogan Braden o Perón y la recontextualización del Nunca más, que se reinterpreta en el corpus como un Nunca más a la crisis de 2001, presentan ejemplos de la activación de la memoria cultural. Además, se pueden constatar referencias al discurso peronista y kirchnerista, desde los cuales se recogen elementos y se adaptan al nuevo contexto para hacer frente al default.

La manera de tratar el default de 2014 en el discurso público argentino pone de manifiesto que las crisis son construcciones y que diferentes comunidades culturales enfrentan situaciones de crisis de diferentes maneras. Tal y como se construyen las crisis, también se pueden deconstruir. Al mismo tiempo, las identidades nacionales se hacen reconocibles en gran medida como construcciones. El caso de Argentina muestra una inteligente combinación de ambos fenómenos: la deconstrucción de la crisis abre el camino para una (re)construcción de la identidad nacional que evoca fortaleza y confianza en sí mismo.


Corresponding author: Simone Mwangi, Universität Kassel Fachbereich 02 Geistes und Kulturwissenschaften, Kurt-Wolters-Straße 5, Kassel, 34125, Germany, E-mail:

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Published Online: 2020-08-19
Published in Print: 2020-06-25

© 2020 Simone Mwangi, published by De Gruyter, Berlin/Boston

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Downloaded on 7.6.2024 from https://www.degruyter.com/document/doi/10.1515/soprag-2020-0008/html
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