Abstract
La presencia de estatuas de conquistadores hispanos es habitual en muchas ciudades chilenas y latinoamericanas, y conforman una parte de nuestro acervo patrimonial. Sin embargo, eso no significa que haya consenso en cuanto a su presencia en el espacio público. Este artículo analiza la quema de la estatua de Francisco de Aguirre en La Serena como un caso de subversión a las narrativas históricas hegemónicas de una ciudad que consagra una herencia colonial neutralizando la diversidad histórica y actual de su comunidad. Para ello, se realiza el seguimiento a la cobertura que un medio de prensa de la ciudad realiza sobre este hecho, concluyendo que esta figura histórica configura un patrimonio negativo que evidencia el trasfondo político del proceso de patrimonialización, y que instala la necesidad de constituir patrimonios culturales más representativos, diversos y que gestionen el conflicto en vez de eludirlo. ER -