Abstract

El propósito del artículo es analizar la polémica sobre el vacío que se dio en el siglo XVII, focalizando en dos autores: Spinoza y Leibniz. El vacíofue “descubierto” en los laboratorios de la temprana modernidad, en el marco de la ruptura epistemológica que introdujeron las ciencias naturales. No obstante la atención que merecían las ciencias para nuestros filósofos, la incorporación del concepto de vacío rn los tratdos de folosofía política y moral dio lugar a rispideces y ambiguedades. Se analiza aquí esta tensión, tomando al concepto como una metáfora de la relación entre los cuerpos, sus límites y potencialidades de organzación.