Abstract
Socializamos aquí una experiencia llevada a cabo por un grupo de docentes, de nivel medio, que ha conformado un Equipo ESI. Nos referimos al Proyecto de Promotoras Estudiantiles de Género, que vibra en una escuela que se encuentra atravesada por un complejo entramado de relaciones sociales. El mismo, busca aportar a la construcción de un proyecto educativo que habite los intersticios de la escuela formal desde una pedagogía otra. El contexto en el que se encuentra inscripta la escuela, configura las identidades estudiantiles, sobre las que recaen múltiples opresiones de género, clase, nacionalidad. Las juventudes subalternizadas que habitan esta escuela invitan a romper con la categoría monolítica de juventud, y ello implica un desafío para que nuestras prácticas docentes no reproduzcan, en términos de Guha un colonialismo discursivo.