Abstract
El Concilio III de Toledo, celebrado en mayo del año 589 a instancias del rey Recaredo, constituye un acontecimiento excepcional para la historia de España y para la historia de la Iglesia. La liturgia ocupa un lugar de gran importancia en este Concilio, pues en ella se recoge y se expresa la fe. Al mismo tiempo, la liturgia sirve para alimentar la fe, como se ve en la introducción del rezo del Credo en la celebración de la Misa, prescrito por el Concilio. Otros aspectos relacionados con la liturgia se abordan en el Concilio y aquí se comentan.