Abstract
Las cada vez más álgidas investigaciones en torno a la naturaleza de la conciencia contrastan con una pérdida de interés en la noción de vida o en la delimitación conceptual de un organismo vivo. También contrastan, bien para refutar o adherirse, con la asunción de un modelo racional acabado y matemático del mundo reflejado en el predominio de propiedades medibles por sobre cualidades más sensibles de las cosas. El tratamiento del placer y la conciencia en Aristóteles y Husserl parece restaurar y subvertir, respectivamente, modelos relegados y no tan relegados: en el primer caso, la noción de vida y actividad; en el segundo, el esquema de una razón teórica neutral.