Abstract
En el marco de los debates sobre cómo alojar los testimonios de lesa humanidad del terrorismo de Estado argentino, que tensan modelos habituales de análisis y demandan escucha y respuestas respetuosas, se indaga lo que puede la vergüenza, afecto/emoción de particular presencia en las denuncias de la violencia sexual concentracionaria. Por un lado, esta vergüenza ha impedido o demorado la posibilidad de denunciar este crimen y/o de resignificar su sentido; por otro lado, su exposición en las instancias públicas de narración de violaciones o abusos articula una agencia de las víctimas que desestabiliza normas de género en los límites de lo decible/audible. Preguntarse lo que puede la vergüenza como ruta a transitar procura reconocer modos de agencia de las sobrevivientes testigos que aportan significativamente a la construcción política de las memorias y a los archivos feministas de las violencias de género. Considerando las resistencias a estos testimonios y analizando el rol de la vergüenza en ellos desde claves interpretativas del “giro afectivo” se sigue la imbricación entre dinámicos mecanismos de legitimación de la opresión de género y la lógica contingente de atribución de afectos. Se abren así posibilidades de reconfigurar lo que merece ser recordado y constituirse en un legado.