Abstract
Si entendemos la intimidad como la zona espiritual íntima y reservada, y que la enfermedad afecta a la totalidad de la persona, podemos colegir que el cuidado es integral y eficaz si incluye esos aspectos íntimos de la persona. Diferentes estudios demuestran el cuidado espiritual depende de la formación y del desarrollo espiritualidad del profesional de enfermería. Partiendo esta concepción, se plantea la necesidad de incluir, en la formación universitaria de enfermería, competencias que le ayude en ese cuidado: formación en humanidades, la metodología enfermera orientada al cuidado de los problemas relacionados con la espiritualidad, y el desarrollo de la propia espiritualidad.