Abstract

En primer lugar, analizaremos la política como desacuerdo tal y como la expone Rancière. En su esencia, toda la propuesta pretende ser una crítica de la democracia procedimental que, teniendo como punto de fuga el ideal del consenso, acaba perdiendo de vista las desigualdades materiales, que son las que están a la base de la política. En segundo lugar, haremos un intento por entender el desacuerdo como un momento fundamental dentro de la arquitectura habermasiana de la democracia. Sólo el momento de la desobediencia civil parece poder introducir un input de legitimidad en el sistema. Concluiremos, por tanto, que la propuesta de Habermas es más completa que la de Rancière.