Abstract
La vida cotidiana y la cultura contemporáneas experimentan un alto grado de estetización que parece hacer superfluo el arte. El presente artículo responde a esta problemática y plantea la pregunta por la función del arte en la sociedad moderna, e ilustra el debate con las tesis de W. Welsch, R. Bubner, J. Ritter, O. Marquard y K. Konig. El artículo se inclina por las tesis de Marquard, quien aboga por un arte estético contra un arte escatológico. Sólo un arte estético como "organon" de la experiencia puede compensar la pérdida de percepción, de juicio autónomo y el fomento de la ficción que genera el poder de los medios en la cultura actual. Un arte escatológico como "organon" de la idea, por el contrario, se hace cómplice de dicha perversión cultural.