Abstract
La Modernidad es hija, se dice, de esa voluntad cartesiana de refundación radical de la filosofía y la ciencia como tales, que pasa por la prueba decisiva de la duda metódica. El pensamiento existencialista que va de Pascal a Kierkegaard, y de éste a Barth, pasando por Unamuno, cuestiona la radicalidad de esa refundación, que deja intacta a la fe religiosa profesada por Descartes. En la fundación del mundo Moderno, cabría “traducir”: ¿qué es lo que en el fondo pesa más, Atenas, o Jerusalén? Se trata de una crítica muy aguda, que nos obliga a elaborar toda una relectura del presente, y del pasado inmediato de nuestra civilización occidental. Esta breve comunicación intenta, simple y sencillamente, trazar los ejes “cartesianos” de ese importante problema.