Abstract
Jeremy Bentham reconoció que la arquitectura tenía una gran influencia en la conducta del gobierno. Recomendaba que la arquitectura de los edificios en los que los funcionarios llevaban a cabo sus tareas -fuesen cámaras de debate legislativo, despachos gubernamentales, tribunales o prisiones- debería asegurar que todos los actos estuvieran constantemente abiertos a la inspección pública, a menos que hubiera fuertes razones para el secreto. Al lograr la publicidad de los actos oficiales, Bentham esperaba fijar la responsabilidad por parte de los funcionarios, que estarían así sujetos a la amenaza de las sanciones impuestas por lo que Bentham denominó el tribunal de la opinión pública. Bentham creía que la diferencia entre un gobierno despótico y otro libre no radicaba en el monto de poder que cada uno podía ejercer, sino primariamente en la libertad de discusión y la publicidad. En su pensamiento constitucional maduro, Bentham sostuvo que sólo bajo una democracia representativa se aseguraría una publicidad completa, y así se promovería el bienestar de toda la comunidad