Abstract
En el presente artículo estudiaremos el contacto fecundo entre la ontología del cuerpo y la religión en el pensamiento del joven Michel Henry entre 1946 y 1949, tiempo durante el cual escribió su Philosophie et Phénoménologie du Corps. La elaboración sistemática de las intuiciones biranianas le sirvió a Henry para elaborar una original ontología del cuerpo como ciencia primera de la que la religión no sería sino una producción humana simbolizadora de los caracteres esenciales de la vida subjetual corporalizada. Así pues, la religión manifiesta de modo existencial la eidética corporalizada, en especial con el concepto de pecado, el cual no pertenece a la esencia de la vida del cuerpo sino a su caída, apuntando a la salvación como su propia superación. En el joven Henry, la religión, en especial la cristiana con la doctrina del pecado, es útil porque expresa en un lenguaje simbólico que la vida del cuerpo, vivido subjetivamente, es el poder principal tanto de la condenación como de la salvación.