Abstract
De acuerdo con la ontología monadológica de Leibniz, decir que todo ser vivo es imperecedero implica que no existe en sentido estricto la muerte, o, mejor dicho, que ésta es sólo aparente. Leibniz no sólo va a sostener que las mónadas no pueden perecer por medios naturales, sino también que aquello que llamamos muerte no implica la separación del cuerpo y el alma. En el presente trabajo de investigación pretendo realizar un comentario crítico al §89, I de sus Essais de Théodicée, uno de los pasajes emblemáticos en los que el hannoveriano desarrolla la distinción entre dos formas de subsistencia.